ཞ3Ɩ4ƈıóŋ ɖ3 ʂų℘Ɩ3ŋɬ3

Capítulo 127: ¿Podemos besarnos?

"Lo siento." He Yang se disculpó de nuevo, frotando la palma de la mano en la cabeza del joven, calmándolo lentamente.

Las emociones del pequeño erizo se calmaron un poco y se apoyó tranquilamente en el pecho de He Yang, ya no tan a la defensiva como antes.

He Yang miró más de cerca y vio que el pequeño erizo lloraba tanto que incluso tenía los ojos hinchados.

"Yo soy el que te trató mal". He Yang levantó ligeramente la mano, y las yemas de sus dedos presionaron también la esquina de los ojos del joven, tocándolos con cuidado.

Todo fue culpa suya durante esos cinco años.

Cuando lo descubrió, ya era demasiado tarde.

He Yang continuó sosteniéndolo durante un rato, antes de soltarle la mano.

Xu Chengyan también se acostó en la cama y se metió bajo las sábanas, sin hacer ruido.

Probablemente porque acababa de llorar y liberar su energía, Xu Chengyan estaba de repente un poco somnoliento y adormecido.

He Yang también se levantó y apagó la televisión.

Las grandes luces de la habitación también estaban apagadas, dejando sólo una pequeña lámpara amarilla y cálida en la mesita de noche.

He Yang se acercó a la cabecera de la cama y acarició el cuerpo del joven a través de la colcha: "Duerme un rato".

Xu Chengyan respondió aturdido y cerró los ojos.

La sala estaba en silencio, sólo quedaba el débil sonido de dos personas respirando.

Pero incluso con los ojos cerrados, Xu Chengyan todavía podía sentir la vista de la cabecera.

La presencia de He Yang era demasiado fuerte, no había forma de ignorarla, y era imposible dormir.

Xu Chengyan bajó ligeramente la cabeza, ocultando la mayor parte de su rostro bajo la colcha: "No me mires".

"Está bien". He Yang apartó los ojos y se levantó.

Inmediatamente después, He Yang se quitó la chaqueta y levantó un poco la colcha.

Xu Chengyan también escuchó el sonido de un movimiento alrededor de la cama y se dio cuenta de que era He Yang quien se había subido a la cama.

He Yang se acostó, se acercó y tomó al pequeño erizo en brazos.

"He Yang". Xu Chengyan empujó el hombro del hombre y no pudo evitar decir: "¿Por qué sigues aquí?"

"Para hacerte compañía". He Yang se apoyó en la cintura del joven y se acercó de nuevo, besándole el rostro.

Xu Chengyan cerró los ojos. Su cara sintió las cosquillas del beso y sus pestañas temblaron ligeramente.

Pequeños besos seguían cayendo en su cara y luego en las comisuras de su boca.

La distancia entre ellos era tan estrecha que el aliento caliente del hombre cayó sobre su cara. Xu Chengyan bajó ligeramente la cabeza, un poco incómodo por un momento, e inclinó habitualmente su cuerpo, tratando de hacerse un ovillo.

Pero He Yang seguía sujetando al pequeño erizo con fuerza, sin darle la oportunidad de esconderse.

He Yang continuó besando el rostro del joven, y sin darse cuenta, tocó una de las manos del joven y juntó los dedos con fuerza.

Por un momento, la respiración en la sala se aceleró un poco.

La cara de Xu Chengyan se sonrojó un poco y su pecho subió y bajó ligeramente.