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Capítulo 40: Carta de invitación

Al final del mes, He Yang volvió a la vieja mansión.

Qiqi seguía corriendo por el patio jugando alocadamente, y cuando veía el coche de He Yang, seguía corriendo habitualmente y dando vueltas.

He Yang pasó por alto a Qiqi y se dirigió a la sala.

Su padre, sentado en su silla de ruedas, jugando solo, preguntó: "¿Dónde está Ruan?".

Sin esperar a que He Yang respondiera, el padre se acordó de repente y murmuró: "Ahora que lo pienso, se ha ido".

He Yang se acercó y se sentó enfrente, tomando una pieza de ajedrez negra con la mano izquierda y depositándola en el tablero.

Su padre se fijó en el anillo de la mano de He Yang y dijo con cierta curiosidad: "¿Cuándo te casaste?".

He Yang dijo con ligereza: "Todavía no".

"¿Entonces estás comprometidos?" La memoria de su padre seguía siendo un poco confusa, y tras recordar un rato, preguntó: "¿Es el profesor de piano que trajiste la última vez?".

Sin responder, He Yang se limitó a dejar caer otra pieza como reconocimiento tácito.

"Qué bien". El padre He sonrió: "Te vas a casar, y Ruan debe estar muy contenta también".

"Tráelo la próxima vez, lo miraré bien". El Padre He entrecerró los ojos y sonrió, habiendo olvidado por completo la muerte de Xu Chengyang.

He Yang respondió: "Sí".

He Yang jugaba al ajedrez con su padre en la sala de recuperación, y sólo se levantaba para salir por la noche.

El mayordomo seguía esperando fuera, "Joven He".

He Yang salió al pasillo y dijo de repente: "Cambia la habitación en la que me hospedo".

El ama de llaves se sorprendió ligeramente.

He Yang: "Esa habitación del primer piso ya no está disponible".

El ama de llaves se apresuró a reaccionar y asintió como respuesta: "Sí".

El ama de llaves pidió a la criada que reorganizara una habitación del quinto piso y trasladara algunos de los enseres de He Yang del primer piso al superior.

Al final, sólo quedaron las cosas de Xu Chengyan en esa habitación del segundo piso.

Una vez trasladadas las cosas, el ama de llaves volvió a cerrar la habitación del segundo piso, tal y como había ordenado He Yang.

A partir de ahora, esta habitación también estaba prohibida para la familia He.

Después de que el mayordomo enviara todas las cosas de He Yang al quinto piso y ordenara la habitación, cuando levantó la vista sin querer, vio a He Yang de pie junto a la ventana, y unas cuantas colillas habían caído al suelo.

Desde que el señor Xu se había marchado, He Shao se había vuelto igual que el maestro, siempre disfrutaba mirando el paisaje junto a la ventana, a veces incluso durante todo el día.

El mayordomo retiró los ojos y no se molestó.

Y en el patio, las hojas verde oscuro de los árboles se fueron marchitando hasta que todo el patio se tiñó de rojo dorado...

El otoño, estaba aquí.

El tiempo podría realmente ser capaz de curar todo.

He Yang ya no va casi nunca a la clínica psicológica, y de vez en cuando, cuando está borracho en un bar, ya no menciona a "Yanyan".