En el año 2079 termina la tercera guerra mundial, los humanos han logrado vencer a los androides y la humanidad puede continuar, han aprendido la lección que las máquinas han dejado atrás, no son dioses.
Sin embargo, y a pesar de las restricciones e...
Kevin se había escapado de casa por la noche, tenía carga suficiente, no iba a quedarse por ahí tirado. No sabía a donde iba, solo sabía que necesitaba un paseo nocturno para tranquilizarse.
No le gustaba sentir cosas, las buenas estaban bien, pero había más malas que buenas, es estrés, la frustración, la tristeza, la incomodidad, el enfado... lo hacían sentir como si tuviera una manada de animales corriendo por su cabeza, le iba a explotar el centro de procesamiento de su cabeza, era demasiado para él.
E incluso las buenas a veces dolían, y cada vez le costaba más sentirse feliz, las malas emociones lo estaban ahogando.
¿Tan difícil les era a los humanos manejar todo aquello? ¿O era solo él por ser un androide? Sunwoo no estaba tan mal, su hermano menor lo estaba manejando mejor ¿Qué demonios pasaba entonces con él? ¿Era por que Sunwoo tenía a Eric que sabía su secreto?
Caminar sin rumbo lo había llevado a la casa de su mejor amigo, se sentó apoyando la espalda contra el muro de piedra de la entrada, mirando a la solitaria luna llena.
– Los humanos también te han culpado de cosas que no has hecho Luna ¿Cómo aprendiste a vivir con ello? –
Kevin se sentía mejor, parecía una soberana tontería, pero decir en voz alta lo que le dolía lo aliviaba bastante.
– ¿Kevin? –
Escuchó la voz de su mejor amigo rompiendo el agradable silencio de la noche, haciendo que el androide se sobresaltara asustado ¿Qué hacía Jacob despierto tan tarde? El motor del pecho le iba a diez mil revoluciones por minuto.
– ¿Jacob? –
– ¿Que haces tan tarde en la puerta de mi casa? –
– ¿Me creerías si te digo que me he escapado para dar un paseo y quitarme cosas de la cabeza y sin querer he terminado aquí? –
– La verdad es que sí, no suena tan loco –
Jacob se sentó con la espalda apoyada sobre el muro, mirando a Kevin, tratando de adivinar que era lo que tanto molestaba al chico.
– ¿Y tu? ¿Que haces despierto tan tarde? – Dijo también curioso el androide.
– Es el aniversario de muerte de mi madre, nunca puedo dormir. Mi padre perdió la memoria de ese día por un accidente, y Eric era muy pequeño, soy el único que lo recuerda todo, y todo el año lo llevo bien, pero hoy es ese día que todo vuelve para ponerme triste, para pensar que mi padre perdió al amor de su vida y mi hermanito ni siquiera recuerda como era ella, y que yo tuve que ser esa figura materna que le faltaba, aprendí a cantar por que mi madre me cantaba nanas a mi, y yo quería que Eric las escuchase también –
Kevin notó que sus manos le temblaban, y quería quejarse por que su madre Solar le pusiera glándulas lacrimales biónicas por que estaba a punto de dejar salir ese agua extra que salía de su refrigerador.
– Lo siento Cobie, no quería hacerte recordar algo tan sensible, no lo sabía –
– No te preocupes, es solo un día al año, todo el mundo tiene derecho a sentirse mal de vez en cuando, y no tiene porqué ser algo malo, hay que dejar que los sentimientos sean, reprimirlo solo hará que todo sea peor, además, aún que sea triste, me gusta mucho recordar a mi madre –
¿Era acaso esa su respuesta? Jacob tenía razón, el trataba de aparentar que todo estaba bien, y eso solo le hacía peor.
– La verdad... Yo tampoco he estado bien, y he descubierto que soy un gran actor, nadie parece notarlo, tienes razón, debería dejar de reprimirlo si me hace sentir mal –
– ¿Quieres hablarme de ello? Soy la última persona en el mundo que te juzgará –
Jacob era un ángel, pero Kevin no podía decirle así como así toda la verdad, no sabía hasta que punto la bondad de su mejor amigo llegaría, dudaba que pudiera aceptar que pertenecía a la misma "especie" que mató a su madre, los mismos engranajes, la misma piel sintética...
– Me siento culpable por algo que no hice yo... alguien que se relaciona conmigo mató a mucha gente importante para mí, y tengo miedo de que todo el mundo se entere y comience a odiarme –
– Un androide ¿Estoy en lo cierto? – Kevin se giró con el pánico inundando su cabeza – Por tu cara supongo que es cierto, deberías saber que Eric es las peores personas del mundo para guardar un secreto, sobre todo de mí, lo se todo, no es tu culpa Kev, no eres como ellos, te conozco, tu eres bueno... –
Kevin no pudo contener más las lágrimas, abrazó a su mejor amigo, escondiendo su cara en el cuello ajeno, había retenido tanto aquellas lágrimas que ahora no podía parar el torrente que salia de sus ojos, sus manos temblorosas se posaron sobre la espalda del humano, casi con la desesperación de no querer que se alejara de él por aquello, tenía tanto miedo de perder a ese amigo tan importante para él que no pensó realmente cuanto tiempo pasó llorando sobre el hombro de Jacob, siendo acariciado por sus suaves manos de piel humana, no como la suya, que era de mentira.
– ¿No... no me odias? –
– ¿Por qué lo haría Kev? Fuiste el primero en hablarme, me presentaste a tus amigos y me invitaste a tu casa, me has ayudado a sentirme cómodo, a ponerme al día de todas las asignaturas, aunque eso te haya retrasado a tí, ¿Solo porque un antepasado tuyo hiciera un genocidio tu vas a ser igual? ¿No has estudiado historia humana? Nosotros también tenemos antepasados crueles, además, confío en que tus madres son competentes y en que tu eres diferente, no necesito más, te conocí creyendo que eras humano, y aún que no lo seas, sigues siendo el mismo Kevin, nada es diferente –
Jacob le sonrió mientras aun con la mano en su espalda le daba caricias para que dejara de sentirse mal.
– ¿Sabes Kev? Convencerte de que no eres una máquina de matar me ha hecho olvidarme por un rato de que estaba triste –
– Debería sentirme como un monstruo una vez al año entonces –
– Muy dulce por tu parte, ahora vuelve a casa, no quiero que tus madres se preocupen si no te ven –
– ¿Y que vuelvas a llorar en la soledad de tu habitación a la luz de la luna como un protagonista de película triste, sabiendo que puedo hacer algo para que no te sientas miserable? –
Jacob asintió entre risas, y Kevin se sintió bien al haberlo hecho reir ese día tan horrible para su mejor amigo.
– Ese era mi plan –
– No mientas esté yo aquí –
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