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Tanto años juntos, tantas cosas vividas, tan lindos recuerdos, tan dulces memorias. Aquello siempre había sido algo hermoso para la pareja, su relación era tan sano que aveces se podía envidiar

Horacio mantenía su brillo y personalidad, su corazón era tan grande que aveces podía desparramar cariño. Todo un ser de luz, uno de los más grandes

Jack se mantenía en las mismas, serio y con cara de mala hostia, pero al único que permitía ver su débil ser, era a aquel chico de cresta con ojos heterocromia, su pareja. Pero todavía mejor, su esposo

Ese día era especial, se acercaba su aniversario, y con ello una época bastante esperada por ellos.

Horacio, ese chico tenía preparado algo sumamente hermoso para aquel que era su hombre. El organizar las cosas siempre habían sido para el lo mejor de esta vida, ya que su creatividad siempre se hacía más grande conforme le den material, y ese no iba a ser una excepción

Ambos se encontraban en cama, abrazados, juntos, calmados, pero sobre todo, enamorados. Habían despertado hace nada, unos quince minutos para ser exactos, aunque esos quince minutos solo habían sido para la rutina mañanera: tiernos besos y palabras amorosas

Siempre eran así, y todavía más cuando se acercaban esas fechas tan importantes, al menos para el de cresta

Horacio se acercó a él, besando sus labios con ternura y dulzor, siendo correspondido al instante con un leve agarre de caderas por parte del contrario

— Honey... — Susurro Jack en medio del beso, volviendo a pegarse a ese contacto tan íntimo y hermoso— Debemos... levantarnos...

— Mmh... —Se limito a asentir, dándole por ultimo un leve mordisco sin fuerza al labio inferior del contrario, con una tierna sonrisa y un leve sonrojo en sus pómulos— De acuerdo superintendente...

Después, dio un suave beso en sus mejillas al mayor, levantándose de aquella cama con su ropa de dormir, un pijama de un color sólido como el blanco. Se veía tierno para los ojos ajenos

Por otra parte, Jack al igual que Horacio llevaba un pijama de un color solido, aunque ese color era el negro

Colores opuestos, pero al juntarlos pueden haber una gran combinación. Claro, eso diría si es que todos no supiéramos que pasaría después de unos años

La pareja una vez que estuvo de pie, ambos fueron a la cocina de aquella casa tomados de la mano, empezando a organizar lo que era su rutina de ese día. Ha pesar de que muchos pensaban que Horacio era alguien de caos y Jack alguien de orden, las cosas eran torpemente diferentes, ya que el de cresta no era alguien tan desastroso, mantenía su rutina del día y se apegaba a ella, teniendo pequeños descansos en donde hacía lo que quería, al igual con Jack, siempre tenía unos espacios en donde hacer el gilipollas, liberándose de un gran estrés que le daba día con día

Al ya estar en la cocina, se dedicaron a hacer algo sencillo de desayunar, ya que el mayor tenía que ir a trabajar y el menor debía de hacer algunas compras. Toda debía de salir perfecto, ya sea por cuenta propia o en equipo

— ¿Ya tienes todo listo cielo? — Cuestiono Horacio, abrazando por la espalda a su amado con una leve sonrisa

— Me falta.. Me falta un chico de mirada heterocromia con una sonrisa perfecta— Se volteó, quedando ahora delante de su chico, colocando sus manos en las mejillas ajenas— ¿Crees que lo puedo tener antes de ir al trabajo?

— Mmh... Conozco a alguien, empieza por "y" y termina con "o" —Se acerco más al contrario, subiendo sus manos hasta pasarlos en sus hombros— Y creo que necesita un beso..

Ambos se miraron con complicidad, acercando sus rostros hasta que se besaron con dulzor y ternura, aferrándose el uno a otro con tanta desesperación, con tanto cariño, pero con un gran amor en sus corazones

Así pasaron las horas, entre cariños, besos, dulces miradas, pequeñas bromas en donde reinaban las risas y el cariño mutuo. Todo era hermoso

Y es que nadie pensaba que ellos dos quedarían juntos. Después del rechazo del comisario y de la distancia que se creó, el superintendente, sujetándose el corazón le ayudó un poco al chico de cresta a superar aquel golpe en su corazón. Nunca pensaron que se enamoraría

Horacio era todo un sol. Su sonrisa tan brillante, sus ojos que le transmitían una paz era inigualable, la forma en como actuaba, como ayudaba, su corazón de oro y todo, todo su ser, fue la pieza clave para que Jack cayera rendido ante sus pies. Su corazón volvió a caer ante la sola existencia del chico mariposa

Pero Jack no era el único que había abierto su corazón, para nada. Horacio también cayó rendido ante la actitud del contrario, su comportamiento tan tosco, la forma en como era excepcional con él, su sonrisa, su risa exclusiva, el como a la mínima le protegía. Era perfecto y su corazón que ya estaba sano, libre, y sobre todo, derramando amor, se dio la oportunidad de amar a aquel hombre que juraba en sus noches de pasión que era suyo, totalmente suyo

¿Donde había quedado ese Jack tan bueno? ¿Por qué el pecado reino en su ser? ¿La lujuria pudo más que su "eterno" amor?

¿Donde quedó su matrimonio?

Ahora solo estaba sentado en su sofá en la sala, cruzado de brazos mientras que miraba atentamente el reloj que estaba colgado en la pared arriba de la chimenea.

Sus hijos por suerte se encontraban dormidos, después de ese desastroso día pero que terminó en buenos términos, sus pequeños decidieron ir a dormir después de ver una película con él, y ahora estaba expectante a la llegada de su tan querido esposo

Más hablando del rey de Roma, pudo escuchar como aquel hombre entraba a su casa a paso silencioso, aunque deteniendo su vago intento de discreción al ver la figura calmada del de cresta, escuchándose un leve suspiro en aquel lugar por parte del de traje

Horacio volteo su cabeza para mirar a su contrstio, notando como su porte era diferente al de otras noches de engaño: su camisa estaba bastante desordenada, no tenía su corbata, su cabello ahora solo era un desastre. ¿Ocurrio algo con su "novio"?

Por otra parte, Jack se acercó a paso lento hacia su esposo, dejando tirado su saco en el suelo.

— Hola... — Susurro una vez que estbo sentado a su lado, dejando que su cuerpo se relaje al hacer contacto con el sofa—.

— Jack— Contesto en saludo, a su vez que le miraba atentamente esperando una especie de respuesta.— ¿Me explicas?

Silencio

No hubo más que silencio, ¿cómo podría saber lo que pasaba si ni siquiera le decía algo?

Otro suspiro a esa noche. Horacio se acercó más hasta colocar una de sus manos en el hombro del contrario, notando como su cuerpo estaba totalmente tensado, incluso como se había exaltado por su acto

— Supongo que... no cumplí con nuestra promesa

Un escalofrío le corrió por completo al escuchar esa simple frase. No cumplió.

— ¿Ha que te refieres... con que no cumpliste nuestra promesa?— Alejo rápidamente su mano y se levanto de aquel sofá, abrazándose a si mismo mientras que empezó s prender las lámparas que le daban iluminación a esa parte de su casa

— Ahora... — Imito su acción, acercándose a el para abrazarle de la espalda de una manera suave y tierna, queriendo que no se alarme con su toque— Los niños lo saben...

Que hijo de puta.

Camas Separadas [Jackacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora