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Desde esa mañana en el desayuno, muchas cosas habían cambiado. Horacio, aquel que se mantenía aún con el dolor y la nostalgia del volver a vivir el pasado, ahora estaba viendo por él, por su familia que eran sus dos pequeños, por su estabilidad y felicidad.

Al contrario de Jack, que cada día estaba peor consigo mismo, culpandose de haberle hecho eso a su amado, del como había traicionado su confianza, sintiéndose una mierda total, de la cual el único que le podría salvar era Horacio, pero jamás lo diría, ya que eran sus demonios y él debía de solucionarlo

Aunque, ahora vayamos con nuestro chico de cresta roja, una hermosa para muchos y asquerosa para otros. Que tontos.

Horacio se encontraba en una tranquila caminata con sus hijos, ¿Por qué? Oh, fácil, él quería despejarse del ambiente en el que estaba empezando a vivir, una en donde su esposo le daba mimos y cariño, en donde no iba a trabajar y se quedaba en casa para pasar tiempo con él. No le gustaba para nada lo que pasaba, le hacía sentir sucio y sumamente asqueroso

Sin embargo, esa tarde pudo salir de su hogar y que mejor que con la ayuda (inconscientemente) de sus hijos, ambos adolescentes pidieron de favor que "mamá" fuera con ellos a comprar ropa y un regalo para una próxima fiesta de uno de sus maestros, y como no, el de cresta acepto sin dudarlo, dejando a su esposo en casa, que próximamente tendría que volver al trabajo, demasiado molesto. Eso ya sería resuelto por su amante, tampoco le preocupaba tanto.

Sin más, madre e hijos estaban por el la playa de la isla, caminando tranquilamente.

Pero no eran los únicos.

— Mamá... ¿Te puedo hacer una pregunta?— Cuestiono su pequeña, haciendo que los tres se detuvieran y fueran a sentarse en una banca, dando paso a la maravillosa vista del mar—

— Adelante pequeña, ¿Que sucede?— Algo andaba mal, o raro, ya que quien hacía preguntas así de la nada jamás era su pequeña, era su pequeño, y eso, aunque sea muy diminuto de presentir, era un gran paso—

— B-Bueno... ¿Por qué papá, cuando esta ebrio, te dice Volkov?— Y como no cuestionar eso, la pequeña podía ver en estado de embriaguez a su padre una que otra vez, y sabía que cuando se refería a su mamá Horacio, no le llamaba por su nombre, sino por otro—

El de cresta solo se limito a suspirar, no era momento de decir la verdad, todavía no, faltaban unos años para eso y no quería adelantar sus planes. Aunque, por otra parte, anhelaba eso, salir de esa cárcel que se impuso el, salir y ser libre, vivir en paz y, aunque ni encontrar en amor otra vez, tan siquiera del hacer lo que más le gusta. Tantas cosas que le hubiera encantado ser, y prefirió ser el esposo engañado.

— Bueno... Descuida pequeña, es un compañero del trabajo de papá, y ambos están peleados por algo de la comisaría, así que es por eso que aveces tu papá me dice así— No mentía en su totalidad, ya que era verdad que ambos superiores estaban enojados, el ruso con Jack por no divorciarse, no darle amor o cariño o sexo, y Jack con el ruso por que todavía no ers momento del divorcio, y sobre lo otro, era por que no tenía tiempo con el nuevo trabajo— Eso si pequeña, cada vez que vuelvas a ver a papá ebrio, métete a tu cuarto y no salgas, ¿Ok?

— Ok papi... — Aunque la pequeña no ers tan tonta, estamos hablando de una chica de 15 años de edad, sabía muchas cosas pero también seguía siendo una ignorante ante los problemas. Igual a su padre—

Sin embargo, uno de los dos hermanos no era tan tonto como el otro, así que, estamos hablando de Aarón, él, por su parte, no era tan tonto, sabía cosas, tantas que le parecía desagradable aquel que llamaba padre y que le daba un ejemplo a seguir

Dejando de lado a nuestro chico de cresta y sus pequeños, vayamos con el superintendente

¿Que hacía nuestro amado, querido y el ejemplo a seguir en el cuerpo nacional de la policía? Oh, más que fácil.

Camas Separadas [Jackacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora