capitulo 8

821 78 0
                                    


Cuando llegó a casa tampoco estaba allí y preocupada intentó localizar su móvil, pero lo había apagado. Decidió ir a su casa en la Quinta Avenida, pero tampoco estaba. Al menos el portero no le había visto llegar y su asistenta le dijo que no había llegado.

Volvió a casa y se duchó muy nerviosa. Pasó toda la tarde impaciente y cuando le sonó el móvil casi saltó sobre el para ver que era Marisa. Suspiró descolgando. —¿Diga?

—¿Ya sabes algo? —preguntó susurrando, lo que indicaba que su marido estaba en

casa.

—No. Lo siento. He tenido que solucionar un problema y no he empezado.

Intentaré hacerlo cuanto antes.

—¿Estás bien?

—Sí, algo cansada. Han sido unos días algo estresantes.

—Sí, claro. Lo siento. Y yo diciéndote mis problemas después de todo lo que te ha ocurrido. No te preocupes.

—Lo miraré. Ya te aviso, ¿vale?

—Descansa. Estás embarazada y debes estar tranquila.


—Sí, gracias. Te llamo.

—Adiós, Sakura.

—Adiós.

Colgó el teléfono y lo tiró sobre la mesa del ordenador pasándose las manos por la cara. ¿Dónde demonios estaría?

Se pasó toda la noche sin dormir preocupadísima y cuando se quedó dormida ya era casi por la mañana. La despertaron unos golpes a la puerta y medio atontada se puso una bata para casi arrastrarse hasta la entrada. —¿Si?

—Señorita Haruno . Somos de la policía.

Mierda. Abrió la puerta y dos policías de paisano estaban al otro lado. El que tenía unos cuarenta años y era de color le preguntó preocupado —¿Está bien?

—Es que casi no he dormido. —Se apartó de la puerta para dejarles pasar, yendo hasta la cocina y abriendo la nevera. Cuando se volvió pudo comprobar como miraban a su alrededor. —¿Qué ocurre? —dijo sirviéndose un zumo de manzana porque tenía la boca seca.

No me  vas a dejar /Sasusaku/ AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora