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Canción: My type. - Saint Motel.

«When there's loving in the air
Don't fight it, just keep breathing
I can't help myself but stare
Double check for double meanings
I'm a man who's got very specific taste
You're just my type»

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Lyon.

Es díficil concentrarse en el camino teniendo a mi lado a una diosa. Porque exactamente así luce ella, como una Diosa.

El vestido que eligió es de un color Violeta oscuro, como una noche despejada. Trae puesto un abrigo felpudo para cubrirse los hombros, lo que no me permite ver bien la parte de arriba de la prenda. Pero la parte de abajo...

La falda está compuesta por cuatro retazos de tela que se unen en la cintura y le caen hasta los talones. Dos le caen a los lados, otros dos al frente y atrás, dejando en completa exposición sus largas e increíbles piernas. Los tacones negros que trae fácilmente podrían servir de arma cortopunzante, dos armas letales hechas para resaltar su increíble cuerpo y para brindarle unos centímetros más de altura. Pero sé que incluso sin ellos se vería igual de increíble.

Y sé que está nerviosa. La manera en la que retuerce los dedos una y otra vez me lo deja claro. Quiero preguntarle, pero no sabría cómo articular palabra frente a ella. Sé que si abro la boca será para decirle la verdad. Y aunque ya no está con el señor Abruzzese (al menos no intencionalmente), me aterra pensar que este podría no ser el momento de confesarme.

¿Aunque qué estoy esperando, exactamente?, ¿Que corresponda?

Eso es avaricia me digo a mí mismo. Porque sé que mis oportunidades con ella se reducen a cero. Y teniendo eso en cuenta, prefiero esperar.

- No debí haber venido. Tengo un viaje mañana, tengo que despertarme temprano...

- Si quiere podemos volver temprano, señorita. Una palabra suya y volvemos a casa.

Me mira de reojo y sus labios forman una sonrisita. Luego la veo respirar profundo, quizá para relajarse un poco.

Sabiendo que al frente nuestro está el Daylight, seguro que sus nervios aumentan el triple.

Desconozco los contactos que pueda tener el señor Diatlov, pero cuando enseño la tarjeta negra en la entrada del estacionamiento del edificio, nos abren inmediatamente. El club Inferni es el club más exclusivo de la ciudad, con una lista de espera que siempre es larga. Por noche mínimamente admiten cincuenta locales, el resto es gente de la élite.

Y bueno, técnicamente los tres hermanos son de la élite. Porque aunque la gente no sepa la verdad detrás de sus negocios, conocen las fachadas.

Estaciono la camioneta y me bajo para abrirle la puerta a Vanya. Le extiendo la mano y la ayudo a bajarse. Luego, con un movimiento sutil, ella se quita el abrigo felpudo y yo tengo que respirar hondo.

La parte de arriba de su vestido es una tela transparente casi imperceptible. Adornos brillantes del mismo color de la falda cubren sus pechos y bajan enrrelazandose por el abdomen hasta que se juntan con la falda, dejando al descubierto su ombligo. El protagonista ni siquiera es el vestido, es su hermosa piel descubierta. Su preciosa y bien cuidada piel, que hace que cualquier cosa le siente bien.

Intocables (Bratvá Zonyalenski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora