Canción: No time to die. - Billie Eilish.
«We were a pair
But I saw you there
Too much to bear
You were my life, but life is far away from fair»• • •
Vanya.
Histeria.
Toda mi vida he sido una mujer organizada, con cada cosa en su lugar, para intentar restarle 1/4 de caos a mi oficio. Todas las armas numeradas, los billetes contados, la gente supervisada y los objetos importantes guardados bien.
Por eso, lo único que puedo sentir en este momento es histeria.
Fue inútil intentar dormir, porque en mi cerebro sólo se reproducía en bucle la escena de la última vez que abrí la caja fuerte, hace dos años.
Acababa de volver de Ucrania después de un viaje de negocios de una semana con mis hermanos y Tony. Tenía algunas Grivnas ucranianas que guardar y mientras Tony me ayudaba a buscar un vestido que ponerme para esa noche (que me invitó a cenar), yo guardé el dinero en la caja fuerte. Ahí estaban las llaves. Y el recuerdo sigue fresco en mi memoria.
Repito, reitero, yo no soy la clase de persona que pierde las cosas.
Son casi las cuatro treinta, llevo dos horas caminando de un lado a otro en la habitación y sé que no voy a poder dormir, así que agarro mi sudadera de Guess del sofá de la habitación y me pongo mis sandalias planas. Luego salgo al pasillo.
Por el pasillo corre la brisa helada de la madrugada. Incluso debajo de mis pantalones de algodón y la sudadera siento que los huesos se me congelan. Camino lentamente hacia el ascensor mientras que con los brazos me doy calor a mí misma.
Las llaves... Las llaves...
El alma me vuelve al cuerpo durante unos segundos cuando siento mi teléfono vibrar en el bolsillo de la sudadera y lo saco para comprobar que se trata de Legasov.
- Dime que las encontraron, por favor. - Omito el saludo. Ahora mismo no tengo cabeza para ser cordial.
- ¿Qué haces despierta? Pensé que estarías durmiendo.
- ¿Y para qué carajos me llamas a las cuatro veintiséis de la mañana? Dime, ¿Las llaves están o no?
- No, Vanya... Esas llaves no están en la casa.
Las puertas del ascensor se abren y me permito quejarme en voz alta al comprobar que se encuentra vacío.
- No me digas eso, Legasov. Esas llaves tienen que aparecer.
- ¿Y qué quieres que haga? Ya busqué en toda la casa, en todos los cajones: las llaves no aparecen.
Me paso la mano por el pelo, empezando a perder la paciencia.
- Carajo, necesito un vodka... - Digo, más para mí misma que para él.
- Pero no te llamaba por eso. - Continúa. - Es... Es sobre Tony.
No sé qué esperarme de mi marido. Pero cuando se abren las puertas del ascensor, me quedo cinco segundos estática por la sola mención de su nombre.
ESTÁS LEYENDO
Intocables (Bratvá Zonyalenski)
Aléatoire"Si hay algo seguro en esta vida, si la historia nos ha enseñado algo, es que se puede matar a cualquiera". En un mundo donde la muerte asecha y el poder embriaga, los Zonyalenski son una pieza importante. Generaciones y generaciones de criminales...