3: El color del amor (y del sexo)

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Tus suaves caricias quemaban mi piel, eso no era extraño para ti ni para mí.

Ah~ una estúpida fiesta de bienvenida, la odiaba completamente, no era el hecho de que odiara a los demás invitados o que tenía que quedarme hasta tarde cuando al día siguiente tenía trabajo, en realidad no odiaba ninguna de ellas.

Lo que odiaba era que no podía tocarte.

Lo que odiaba es que no podía hacerte el amor.

Lo que odiaba era que no podía escuchar tus gemidos.

Lo que odiaba era todo lo que no podía hacer contigo.

Suspiré con exasperación una vez más.

Tu volviste a mirarme para comprobar.

¿Qué querías comprobar? 

¿Qué estaba loco por ti?¿Que quería correr hacia ti?¿Que quería tener sexo contigo lo más pronto posible?¿Que necesitaba tus labios como el adicto necesita su droga?

Sí, eso es lo que quería comprobar, mi maldito desespero, mi maldito estado de humor.

Necesitaba el sexo, pero el sexo que solo tú me podías dar.

La noche pasó tan lento.

La tenue luz del bar me hizo acercarme a ti, había bebido no sé cuántas copas ya, pero estaba abrumado sin ningún toque tuyo.

Quitaste mi mano y la moviste fuera de tu alcance.

Te deje allí, dónde solo me seguiste con la mirada y no hiciste nada.

Justo cuando salí del baño, atrapaste mi muñeca y me llevaste contra la pared, mordiste el lóbulo de mi oreja y susurraste: «cada día estás más travieso, Xiao Zhan».

Mi nombre sonó tan bien en ese tono tan grave, se escuchaba tu voz excitada, también lo pude comprobar por como tragaste lentamente y tú manzana de Adán se movió con brusquedad.

No sé cómo terminaste conmigo observándonos frente al espejo, tus movimientos se veían tan bien.

Cómo tus manos juguetonas se deslizaban por mi cuerpo.

La breve caricia que le diste a mis pezones.

Tu aliento rozando mi oído.

Tu cara de placer.

Tus manos ahora sujetando mi cintura para hacerlo chocar más fuerte contra ti.

Era erróneo, todo esto estaba mal, pero el que estaba más mal era yo, porque no podía abandonar el dulce placer que me hacía sentir estar junto a ti.

El rosa se había vuelto más que un color, mientras que el rojo me controlaba como una fiera.

Volviste a afirmar: «Te has vuelto más travieso», y luego agregaste: «pero eso es lo que más me gusta de ti».

Y mi cordura acabó allí. 

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En el calor de tus labios - YiZhan (BJYX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora