Perdiendo

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Jamás voy a entender, el por qué las personas temen perder a alguien a quien aprecian, aman, les es importante o atesoran, justo en el mismo instante en el que las están perdiendo. Justo en el momento en el que ya no hay mucho por hacer.
Puedo asegurar que esto ocurre porque notan el espacio que ocupa esa persona, que poco a poco va desocupandolo, dejando el lugar vacío, en el mismo instante en el que se voltean y ya no está allí.
Y es que tardan mucho en darse la vuelta, dejándolos escabullirse sin realizar algún esfuerzo por remediar lo perdido, como si les diera igual, aunque luego juren lamentarlo profundamente.
Pasa que no están realmente atentos, a lo que juraron amar y cuidar, acostumbrados a que esté sin importar qué, para luego salir heridos tras su ausencia.
Y luego llega la culpa: "me fui siendo egoísta, pensando sólo en mí, pero quedándome en donde mí presencia solo importaba cuando se ausentaba, me estaba perdiendo a mí, no me prestaste atención y es por eso que no lo notaste, motivo por el cual tampoco entendiste por qué yo ya no estaba en mí lugar".

Escribo. Aprendo. Entiendo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora