Capitulo 12- Mansion Qiu

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Al día siguiente nos despertaron los gritos y golpes que daban en la puerta. Un rato después llego el hombre corpulento y nos sacó a empujones.

Shen jiu estaba irritado por eso y yo solo podía tranquilizarlo desde un lado.

Cuando salimos de la casa , podía ver el cielo aun oscuro. Sentí una alegría momentánea de poder sentir el aire fresco de la mañana y el cielo aun oscuro deslumbrado unas cuantas estrellas.

Ya afuera , nos hizo subir a un carro de bueyes. Durante el viaje pudimos sentirnos un poco mejor con el hecho de estar fuera de ese cuarto, aunque el destino no sea el más deseado.

El viaje duro casi una hora. El carruaje se detuvo frente a una enorme mansión. El frente había una gran puerta en donde su color oscilaba entre el negro- café; Sus paredes de un color rojo ladrillo y en ambos lados de la puerta había pilares de color rojizo.

El hombre nos llevó hacia un lado de la mansión, donde había una pequeña puerta. Al tocar, de esta salió un hombre.

Cuál es su negocio- el hombre mostro desprecio ante nuestra presencia.

-El joven maestro Qiu compro dos esclavos ayer y me pidió personalmente traerlos hoy.

El sirviente nos hecho un vistazo.

-Sí, los estábamos esperando. ¡Rápido!, entren. No tengo suficiente tiempo para ocuparme con basura como ustedes.

No teníamos otra opción, ya que el hombre nos empujó dentro y cerró la puerta detrás de él.

-¡Caminen rápido! Primero iremos a cambiarles esos...- nos vio de reojo con disgusto- harapos que traen. Cuando vean al maestro, deben estar presentables.

Shen jiu y yo le seguíamos desde atrás. Observábamos nuestros alrededores e intentábamos memorizar cada ruta.

Al parecer, al sirviente no le importaba que estuviéramos observando todo. Era porque no le importábamos o porque sabía que nos era imposible escapar; Esperaba que fuera lo primero.

Parecía que los cuartos donde se alojaban los sirvientes estaban cerca de la cocina, ya que era el aroma de congge se podía oler hasta ellos haciendo que nuestros estómagos gruñeran. Pero poco le importaba al sirviente si teníamos hambre o no.

Llegando al cuarto, nos dio una vestimenta con una túnica café. La ropa que traíamos, aunque no estaba en mal estado, estaban a un nivel diferente de las vestimentas que nos habían dado.

Nos cambiamos mientras los gritos del sirviente se oían afuera diciendo que nos apurábamos.

Al salir, solo nos resoplo con disgusto y nos dirigimos pasando por un gran jardín que casi hasta podría parecerse a un pequeño bosque artificial.

Nos detuvimos delante de una puerta corrediza.

El sirviente se medió inclino hacia la puerta mientras hablaba.

-Joven maestro, los dos esclavos que compro ya llegaron y ya se encuentran presentables.

-Bien, que pasen. – su voz sonaba apacible.

-Lo que ordene el joven maestro- el sirviente abrió la puerta y con la mirada nos indicó que entráramos.

Éramos rancios a entrar, pero no teníamos otra opción.

Vimos que era un estudio más o menos grande decorado con pinturas y algunas espadas; mientras que al frente de nosotros se mostraba un escritorio en donde se podía ver a Qiu Jianluo elegantemente vestido con una bata roja exterior y una interior de color azul rey.

Mi hermano villano escoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora