El nuevo legado* {PAUSADA}*

Capitulo 8- Klaus Mikaelson

Nos citaron para presentarnos al nuevo director. Y siendo honesta, no escuche ni una palabra de lo que dijo. Al ver que los demás se levantaban de sus asientos, hice lo mismo.

No estoy completamente consciente de lo que ocurre a mi alrededor, me siento a la deriva. ¿Como puedo fingir que no pasaron meses y yo no estuve aquí? Estuve en un coma todo el verano, las cosas a mi alrededor se sienten diferentes.

— Ad, vamos a ir al lago. ¿Nos acompañas?— Landon se acerca de la mano de Josie.

Niego

— No, voy al pueblo. Necesito buscar unas cosas.

— ¿Quieres que te acompañemos?

— No hace falta que me persigan a todos lados— suelto sin pensar, se escucho mas rudo de lo que pretendía— Lo siento, no quería...

Josie me interrumpe

— No te preocupes, lo entiendo. No debe ser fácil para ti.

Hablo mientras retrocedo varios pasos.

— Necesito estar sola.

¿Que hago aqui?

⚜️

Mystic Falls. Pueblo donde varías celebridades, por así decirlo, en el mundo supernatural vivieron.

No encuentro la belleza en este pueblo, seguramente estoy en el lugar equivocado o me falta ese loco y apasionado amor que caracteriza a las personas que vivieron acá.

Los he estudiado desde que tengo uso de razón, sus habilidades y lo mucho que podrían servirles en caso de ser útiles. Lastimosamente, ninguno fue tan importante como para librarme a mi de mi tortura.

Ellos me querían a mi, y me tuvieron por años. Y cuando por fin logre encontrar mi libertad, me encuentro en sus garras otra vez.

La camioneta se mueve con fuerza provocando que mi cabeza golpee la puerta. Escucho una risa y gruño en respuesta.

— Cálmate, unicornio— se burla, al sentir el toque de su mano en mi cabeza, la muevo con brusquedad— Tranquila, ya llegamos a casa.

Cada esquina, cada pared y muro fue golpeada por alguna extremidad de mi cuerpo, y por la risa de mi secuestrador, lo hacía a propósito.

Caminamos por lo menos unos diez minutos cuando por fin llegamos al destino, el sonido relajante del agua confirma mi ubicación.

Mi infierno personal.

Me siento con brusquedad y amarra mis piernas y manos con las correas de cuero. El olor a sangre es notable, y el intento de ocultarlo con limpiador floral lo empeora.

— Deberías cambiar a la señora que limpia. Hace un mal trabajo— hablo, esperando que él esté ahí escuchándome. Esperando alguna reacción negativa me sorprendo al escuchar lo contrario, está riendo.

Lo escucho acercarse y colocar sus manos en mi cabeza, el nudo se suelta dejándome ver su cara. La cara angelical que recordaba se convierto en una expresión dura y firme, algo tenebrosa.

Me mira a los ojos, y su expresión se ablanda solo un poco.

— Hola, diabla.

Diabla. Tenía tiempo sin escuchar a alguien llamarme así, su mano toca mi mejilla y se mueve recorriendo el borde de mis labios.

No es quien esperaba que fuera, es peor.

— ¿Que hago aquí?— intento que mi voz no suene temblorosa.

Suspira

— Extrañe tu rostro. Tu boca, tu lengua, tus ojos, tus manos...— suelta una risa, trago en seco— Toda tú. Pero no vinimos a eso, te llame para recordarte nuestro trato.

Lo veo caminar hacia la mesa con instrumentos quirúrgicos en ella, el miedo se apodera de mi. Agarra un bisturí, empiezo a temblar.

A mi alrededor todo está perfectamente oculto bajo tela oscura pero por el suave sonido del agua y varios recuerdos me hacen recordar el lugar que por años fue nuestro escondite, su habitación. Él se ve distinto pero a la vez tan él, acepto lo que su padre lo obligó a ser y lo que ambos sabíamos que en el fondo de su alma existía.

La maldad, un ser sadico y despiadado.

Su rostro que antes era terso y perfecto le dio la bienvenida a una barba y bigote muy bien cuidados con varias cicatrices y marcas. Su cuerpo ya no es tan delgado, ahora tiene músculos muy bien definidos. Sus manos están repletas de cortes y mordeduras. Pero lo que más me sorprendió fueron sus ojos, una gran cicatriz atraviesa su ojo izquierdo ahora azul casi blanco, ese ojo solía ser oscuro resaltando el derecho que es verde.

¿Año y medio ha sido suficiente para cambiar tanto a una persona? Parece que si.

— No se me ha olvidado.

En un pestañeo, clava el bisturí en el dorso de mi mano. Grito pero lo ahoga con su mano.

— No hagas ruido, hay personas durmiendo— lleva su dedo a la boca y asiente— No se como pueden ser tan vagos y dormir hasta las doce, es irresponsable.

Intento tragarme el dolor, miro mi mano inmóvil por el dolor. La sangre sale con abundancia, lo miro asustada.

— Estoy haciendo lo que me pidieron, ¿por qué haces esto?

Camina a la mesa en busca de otro bisturí. Me mira como si hubiera dicho el chiste más estupido.

— Eso no es lo que parecía. Te hemos estado vigilando, te la pasas jugando a la casita con esos mocosos. Hasta te vimos hibernar, lo cual fue muy aburrido— hace una mueca, pasa el bisturí por sus labios— Pensamos en matarte pero tu perro no nos dejo acercarnos, deberías ponerle correa.

Rafael. Lo miro aterrada.

— ¿Donde está? ¿Que le hicieron?

Como respuesta, clava el bisturí en mi muñeca. Y se acerca con rapidez para cubrirme la boca, intento no gritar pero me es imposible. El dolor es insoportable. Cuando dejo de quejarme retira su mano.

— ¿Lo vacunaste? Creo que mordió a alguno de mis chicos, y no quiero estar cerca de él si tiene rabia— habla muy casual, regresa a la mesa— En fin, no hiciste nada en estos meses. Así que dime, diabla, ¿qué debería hacer contigo?

Niego con rapidez.

— He averiguado cosas.— trago en seco, me dirige su atención— Hay un grimorio, le perteneció a Esther Mikaelson. En el esta el hechizo que necesito, dame un poco más de tiempo para encontrarlo.

Una sonrisa cruel aparece, saca los dos bisturíes de mi mano. Me quejo, pero sujeta mi cara con mucha fuerza.

— Tienes dos meses, diabla. Busca el hechizo, y con el vas a poder ver a tu madre. ¿No es eso lo que querías?— acaricia mi cabello— Es muy simple, un híbrido a cambio de otro híbrido. Entrégame a Klaus Mikaelson y te prometo entregarte a tu madre.

Asiento convencida.

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Feliz año 🦋

- G