Deslumbrante. Es la única palabra que se me ocurre para describir New Orleans. Es fascinante y no puedo evitar quedar embelesada al recorrer sus calles llenas de colores y música.
No me había enamorado de un lugar, hasta que conocí New Orleans.
— No pensé verte aquí— una voz a mi espalda me obliga a detenerme, no tengo que mirarlo para saber quien es.
— Marcel— sigo caminando, lo siento seguirme— ¿No tienes nada mejor que hacer?
Intento guiarme con ayuda del mapa, hace más de un año que no he vengo.
— ¿Que haces aquí, Adelaide?
Lo pienso por un momento.
— Vine de turista, ¿acaso no puedo?
Un segundo fue lo que le tomo para alejarme de la vista pública y acorralarme en un callejón oscuro, su mano se engancha en mi cuello.
— ¿Que haces aquí?
Agarró su rostro con mis mano succionándole la suficiente magia para que me suelte, lo hace pero lo enfurece aún más. Me alejo varios pasos.
No soy competencia para él en lo absoluto
— Está bien, para. Vine a ver a Freya, tengo que hablar con ella.
Se endereza.
— ¿Que necesitas de ella?
Lo miro irritada
— ¿Qué eres ahora, el paje de los Mikaelson?
Se intenta acercar a mi, retrocedo otro paso.
— Kingmaker apareció.
Esas simples palabras lo ponen en alerta, se acerca a mi con rapidez y sin pensarlo dos veces me sujeta del brazo llevándome a rastras. Me suelta en la fortaleza de los Mikaelson, amo este lugar. La arquitectura es impresionante.
— Quédate aquí y no hagas nada— me ordena.
Se va dejándome sola en este lugar, está abandonado. El polvo y las mantas que cubren los muebles me lo confirma, sin embargo los cuadros y las decoraciones siguen aquí.
Miro el escudo de la familia, desde pequeña llamo mi atención. La M, el dragón comiéndose al humano. Es muy irónico ahora que lo pienso.
— Me dijeron que me estabas buscando.
Trazo con mi dedo el dragón, el polvo mancha mi dedo.
— Necesito tu ayuda— me doy la vuelta. La belleza de Freya me ha impresionado desde que la conocí, todos los Mikaelson tienen una belleza única que es alucinante— Han regresado y quieren a un híbrido.
Me mira como si estuviera loca.
— No hay más híbridos. Klaus y Hayley eran los únicos y están muertos— hay dolor en sus palabras.
Me acerco a ella.
— Quieren que reviva a Klaus.
Bufa y se cruza de brazos
— No lo vas a hacer. Es imposible.
— Me van a matar, Freya. No tengo opción— me excuso, empiezo a caminar tratando de calmar mis nervios— Debo revivirlo.
Me mira amenazante
— Por más que quiera a mi hermano con vida, no lo vas a revivir para que sea torturado por ellos o usado para sus experimentos.— escupe con furia, respira intentando calmarse— No tienes el poder para hacerlo de todos modos.
La miro enojada.
— ¿Y que esperas que haga? ¿Dejó que me maten por su capricho?
— Adelaide, no se que esperas de mi— levanta sus hombros.
— Que me ayudes, teníamos una promesa ¿recuerdas?
— No recuerdo la mitad de esa promesa, Adelaide.
¿También le pasa?
— Creí que de tantos golpes en la cabeza mi memoria fallaba, pero tú tampoco la recuerdas— susurro más para mi que para ella en un intento de entender que ocurre
Me mira confundida
— ¿De que estás hablando?
Me acerco a ella lo suficiente como para tocarla, la sujeto de la mano.
— Freya, por favor, ayúdame. Protegeré a tu familia...
— Si te protejo a ti— completa la oración.
Hace tres años conocí a Freya, venía para advertirle sobre Lucien pero llegue muchos años tarde. Ella me ayudó y me protegió por un tiempo, me ayudó a estabilizarme. Gracias a ella logré llegar a la escuela Salvatore, conoce parte de mi pasado pero el hecho de ser una hibrida me lo ahorré por seguridad y en estos momentos agradezco haberlo hecho.
— ¿En que piensas?— me pregunta un poco más convencida.
— Voy a revivir a Klaus, pero no lo voy a entregar. Freya yo no tengo el poder para acabar con ellos, pero tu hermano... El es el mejor para eso— intento convencerla y convencerme a mi misma de que puedo hacerlo— Se que no quieres entrar a la guerra y lo entiendo, pero yo no puedo salir de ella. Ambas ganamos, tú hermano regresa y yo por fin podré vivir mi vida tranquila.
Asiente no muy convencida.
— Necesitarás el hechizo para revivirlo. ¿Como pretendes hacerlo?
Ella conoce las respuestas, y lo que se necesita. Pero se limita a no ayudarme directamente, no está muy convencida y quiere que lo resuelva sola.
— Con el grimorio de tu madre y algo de ayuda de Davina Claire.
Parpadea sorprendida
— ¿Como sabes tanto?
Quito la sabana de uno de los muebles, el polvo provoca que estornude. Me siento en él, y miro a Freya.
— Deberías mandar a limpiar este lugar— le sugiero— Respondiendo a tu pregunta, Lucien me obligaba a estudiarlos y en la escuela Salvatore hay una biblioteca que habla de ustedes. Conecte los hilos, y me revelaron varios secretos.
— ¿Como cuáles?
— Los grimorios están en tu posesión, y son de utilidad para mi. Davina rompió la línea de sangre, necesito esa clase de poder y ayuda para el hechizo— le explico mientras saco unas notas de mi bolso— Por mas fuerte que finja ser, solo soy una joven bruja sin experiencia en esta clase de hechizos. Necesito toda la ayuda que pueda. Incluso la tuya, grandote.
Hablo a mis espaldas, de las sombras sale Marcel.
— ¿Por qué crees que te ayudaría?
Lo miro ofendida
— Porque somos amigos— le sonrío, me hace mala cara— Voy a revivir a tu papá, ¿no estás feliz? Por cierto, ¿donde está Rebecca?
— De viaje.
— ¿Ya se aburrió de ti?
Freya bufa.
— Voy a buscar el grimorio. Vigílala mientras vuelvo— intento protestar, pero me quedo callada.
Ignoro a Marcel y me centro en las notas con viejos hechizos y artefactos que podrían ayudarnos.
Esto no va a estar fácil.
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El nuevo legado* {PAUSADA}*
FanfictionEl legado del siempre y para siempre. - Inspirado en Legacies y The Originals.-