⧽ 𝗘𝗟 𝗖𝗢𝗟𝗨𝗠𝗣𝗜𝗢
─ ¿Que haces aquí? ─ cuestionó la pequeña de brazos cruzados.
─ No te interesa. ─ respondió el pequeño Sano columpiandose.
─ Ese es mí lugar. ─ señaló con su pequeño dedo el lugar que ahora ocupada el niño.
─ No tiene tu nombre.
─ Pero yo siempre estoy ahí.
─ ¿Y eso que? ─ se encogió de hombros despreocupado.
A la pequeña ya le comenzaban a picar sus ojos, aquel columpio era como su pequeño refugio. ─ ¿Puedes prestarmelo?
Manjiro negó con su cabeza y siguió jugando. ─ Juega con otro juego.
Saiko negó con su cabeza. ─ Sano, tu ya estuviste mucho tiempo aquí.
El rubio solo la ignoró, disfrutaba de fastidiarla. Él sabía que a esa hora ella siempre venía y se columpiaba durante horas.
Todos los días sin falta, ella iba a aquel parque de juegos y elegía aquel juego.
Manjiro siguió ignorando las súplicas de la fémina, quien sentía que cada vez que el niño la ignoraba sus ojos picaba más.
─ B-bien, puedes hacer lo que quieras. ─ la niña se dió la vuelta, al parecer ese día volvería a su casa temprano.Pero no quería, no quería oír a sus padres gritarse. No quería volver a su casa a esa hora.
Así que se sentó en el arenero, con su cuerpo temblando levemente. Subirse al columpio aquel hacia que se distraiga, cerraba sus ojos e imaginaba que estaba encima de las nubes y que el vaivén de los movimientos provocados por el columpió era el viento pegando contra su rostro, podía sentir el roce de las nubes en las puntas de sus dedos.
Pero ahora solo estaba sentada sobre la arena mientras intentaba hacer una montaña. Su mente se dirigía a sus padres, cuestionandose porque pelearán en esa ocasión.
Manjiro detuvo el columpió y se quedó observándola un tiempo, algo confundido al verla temblar. Bajó de la hamaca y se acercó lentamente a ella.
Saiko sintió su presencia detrás, se dio la vuelta y lo miró. ─ ¿Ya terminaste?
Manjiro arrugó su boca, aún intrigado. Solo asintió y la miró fijamente. Saiko se levantó rápidamente dirigiéndose al columpio, se sentó en el y comenzó a moverlo con sus piernitas.
Manjiro se acercó lentamente a ella. ─ ¿Por qué estás nerviosa? ─ cuestionó. ─ Mi hermano dice que cuando una chica está nerviosa al rededor de un chico es porque le gusta. ¿Yo te gusto?
─ ¿Por qué piensas que estoy nerviosa? ─ preguntó con sus ojos cerrados y una sonrisa en su cara.
─ Bueno... estabas temblando.
─ No estaba nerviosa. ─ le respondió. ─ Gracias.
Sano ladeó su cabeza confundido. ─ ¿Por qué?
─ Por darme el lugar.
Manjiro solo asintió, lentamente caminó detrás de la contraria y con sus brazos la ayudó a impulsarse. La niña soltó un grito de sorpresa abriendo sus ojos. ─ ¿Que haces?
─ Te ayudo a alcanzar más el cielo. ─ le respondió.
─ ¿Que...? ─ murmuró la pequeña asombrada.
─ Mira el cielo, las nubes. ¿No sientes cada vez que te impulsado que estás cerca de tocarlas? ─ volvió a empujarla ahora un poco más fuerte.
Saiko esbozó una pequeña sonrisa. ─ Sí. ─ afirmó estirando su brazo al cielo. Pudo jurar sentir la brisa y el toque suave de una nube. ─ Me encantaría ser una nube.
Manjiro chasqueo la lengua. ─ ¿Para que? Sería muy aburrido.
─ Sería pacífico, no tendrías preocupaciones. Solo irías hacia donde el viento decidía, verías todo desde allí arriba.
─ No me gustaría que decidieran mi camino. ─ argumentó Manjiro.
Saiko soltó una risita, volvió a dejar su brazo en su posición anterior y giró su cabeza para mirar por un momento al niño que continuaba ayudándola a columpiarse. Le sonrió cerrando sus ojos. ─ Cuando me muera, quiero ser una nube.
─ Falta mucho, mí abuelo es muy grande y aún sigue vivo. Tendrás que esperar mucho tiempo.
─ Pero valdrá la pena, ¿No lo crees?
─ Tal vez.
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₍☁️₎ 𝗻𝘂𝘃𝗼𝗹𝗲 ⌇ manjiro sano
Fiksi Penggemarㅤㅤㅤㅤㅤ🧶⌇ ˚ ༘ˀˀ ꒰‧ 𝗱𝗼𝗰𝗲 𝗺𝗲𝘀𝗲𝘀 !i ㅤㅤㅤㅤ─ 𝘀𝗮𝗶𝗸𝗼 solamente te bastó un año ㅤㅤㅤㅤㅤpara poder romper mí corazón. ㅤㅤㅤㅤㅤaquel corazón que siempre te ㅤㅤㅤㅤㅤperteneció a ti, mí agridulce ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝘀𝗮𝗶𝗸𝗼. ㅤㅤㅤㅤ ▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂ ㅤㅤㅤㅤㅤ!i los...