Severus permaneció encerrado en su laboratorio por lo que quedaba del día y Hermione encontró muchas cosas que hacer en la casa, mientras pensaba sobre los cambios de circunstancias en su vida.
Si la ley era revocada, ¿esperaba él que ella se fuera? Si el divorcio se convertía en una opción viable, ¿pediría uno él? ¿O ella tal vez?
Ella había pasado los primeros meses de su matrimonio con Severus, deseando desesperadamente poder estar con Ron. Y era algo mutuo. Cada vez que se veían, ella podía sentir su amor por ella galopando en su propio pecho, incluso a través de las oleadas de odio y celos que irradiaba desde Lavender y que amenazaba con consumirlos a los tres.
Pero eso había sido mucho tiempo atrás.
La castaña había renunciado a la esperanza de poder estar juntos otra vez y seguir con su vida. Ahora, ¿podría, de verdad, volver a empezar?
Mientras tanto, escaleras abajo, un segundo caldero hacía hervir sus contenidos y Severus dio por finalizado el día. No tenía sentido seguir tratando de preparar alguna poción, cuando todo en lo que podía pensar era en ella y en su inminente regreso a su previa vida de soledad. ¿Estaría ya empacando? ¿A dónde iría?
Había pasado un buen tiempo desde la última vez que la había escuchado hablar de planes para el futuro que no lo involucraran a él, pero sería muy poco usual que su mujer no tuviera un plan de respaldo.
Aunque, ¿para qué querría ahora un plan de reserva? Si ahora tendría a los Weasleys.
¿Y cuál era su propio plan de respaldo? ¿Tenía uno, acaso? Observó su perfecto laboratorio. El lugar de trabajo de sus sueños. El lugar que ella organizaba. El laboratorio que ella limpiaba y se ocupaba de abastecer.
La veía en todos lados. La olía, la sentía, como si la esencia de esa mujer estuviera en los cimientos y paredes mismos de la casa.
Eso era lo que tenía. Otro fantasma con el que vivir y ya no sabía si reír o llorar.
Permanecieron separados hasta la hora de la cena. Ella lo observaba mientras él cocinaba, como siempre, hasta que finalmente se vieron las caras en la mesa.
El incómodo silencio se extendía entre los dos mientras que el único sonido que se oía en la habitación era el de los cubiertos que entrechocaban uno contra el otro y el sonido de la comida siendo arrastrada sobre los platos.
Después de cenar, cada cual, se refugió en extremos apartados de la sala para leer, o al menos, simular que leían, mientras seguían rumiando sobre el final de sus vida juntos.
Habían prometido separarse tan pronto como fuera legalmente posible.
Severus recordó la cruel manera en la que la había hecho sentir incómoda en la casa, a fuerza de desvanecer cualquier pertenencia que Hermione dejara fuera de su pequeña habitación. Incluso ahora, después de tanto tiempo, ella no se atrevía a dejar ni siquiera una pluma fuera de lugar. Ni hablar de dejar alguno de sus libros de la universidad.
Él había prometido no interferir con su educación, pero tampoco iba a colaborar. Todavía le faltaba un año completo de educación y sabía que ella todavía no comenzaba a pagar la deuda que había acumulado.
Tan pronto como su vida quedara desconectada de la de él, los duendes cortarían su crédito y comenzarían a intimarla para que pague. Weasley no podría ayudarla. El pelirrojo apenas podía mantener a la esposa que ya tenía vestida decentemente. Pero Severus suponía que a Hermione eso no le iba a importar, después de todo, era una auténtica Gryffindor, con es de 'pobres de dinero, ricos en amor', y toda esa mierda.
El dinero no la iba a mantener a su lado.
Hermione nunca había considerado al dinero como un problema potencial, pero ahora, sentada frente a la increíble colección de libros invaluables, muchos de los cuales, ella misma había ayudado a rastrear, admiraba los anaqueles, posiblemente por última vez. Y no podía evitar sentirse un poco amargada por su situación.
La chica estaba hasta las cejas de deudas, aún cuando las patentes de las pociones que ella le había ayudado a Severus a crear, lo estaban convirtiendo en un tipo tan rico como Malfoy.
Mas allá de tener que lidiar con los duendes de Gringotts, la castaña perdería el acceso a los libros y el laboratorio de Severus.
¡Dios! ¿Podría terminar así la universidad? ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que él la reemplazara con alguien que lo asista?
Posiblemente con una asistente, una mujer.
El solo pensar en la posibilidad de otra mujer viviendo en su casa y ayudándolo en el laboratorio, le provocó náuseas. Y otra imagen no deseada, apareció en su mente. La imagen de su esposo, inclinándose por detrás de la nueva asistente, teniendo sexo con ella, como tantas veces lo había hecho con ella. El ignorado libro que yacía sobre su regazo, cayó al suelo mientras ella se aguantaba las ganas de correr al baño y vomitar.
Él alzó la mirada de su propia lectura y oscilaba entre los ojos de ella y el libro que había quedado a sus pies. Se maldijo en su interior por haberle enseñado oclumancia. ¿Acaso ya estaba fantaseando con Weasley? ¿Alguna vez había dejado de pensar en él? Era un secreto a voces que Hermione había estado enamorada de ese imbécil pelirrojo desde antes de ser forzada a casarse con él.
Severus la había culpado por el hecho de que el Ministerio los había unido y no había hecho nada para aliviar su dolor y sus temores cuando fueron llamados para casarse. Era su culpa que los cuestionarios que habían respondido tuviera tantas cosas en común, había concluido él. Hermione tenía que saber que esas respuestas no se acercaban ni por años luz a Weasley. ¡Por Merlín! Incuso había escogido pociones como su asignatura mágica predilecta justo antes de incluir los resultados de sus E.X.T.A.S.I.S., los cuales ella sabía muy bien, estaban justo por detrás de los de él.
En su noche de bodas, Severus le dijo que no se pusiera muy cómoda en su casa porque la iba a abandonar tan pronto como esa estúpida ley quedara revocada.
Luego se había desnudado frente a su virginal esposa y le había pedido, sin emoción alguna, que hiciera lo mismo, para que pudieran 'terminar con el asunto'.
Ella había llorado.
Él se había estremecido. No debía, no podía tomarla por la fuerza. Pero tampoco iba a jugar el papel de amante dulce y tierno.
Fue seductor, pero no romántico, y había puesto sus propias reacciones al corriente con las de ella a medida que obraba sobre el tenso y aterrorizado cuerpo de ella, hasta convertirlo en una masa de deseo y aceptación. Hasta convertirlo en una mujer que le acariciaba el pecho y los brazos, que le succionaba la lengua al besarse. Que enredaba sus piernas alrededor de la cadera de él para darle mayor acceso y sentir mas adentro las embestidas que penetraban profundamente.
Él no había tenido mucha experiencia antes de ella, y, considerando que él no era el hombre que ella deseaba en realidad, era todo un éxito el haber logrado llevarla hasta el orgasmo. ¡Y Dios! ¿La expresión de su rostro al venirse! Weasley podía tener su corazón y podía recibir las cálidas miradas de amor, pero nunca, jamás, había visto esa expresión. Esa solo le pertenecía a Severus y solo a él.
O al menos, así solía ser…
Ahora, ella se iría y se llevaría esa carita con ella. Se entregaría a Weasley y él vería esa mirada. Y la vería alcanzar sus sueños y ser parte de ellos.
Ese bastardo pelirrojo.
Severus se puso de pie y levantó el libro que había caído al suelo, mientras su esposa seguía inmóvil y con una mirada de piedra, haciendo juego. Él dejó caer el libro en el regazo de ella y e quedó de pie frente a ella por un buen rato.
"Compórtese, Sra. Snape." Dijo él con desdén.
"Gracias." Fue todo lo que ella contestó, en apenas un susurro.
Severus se quedó mirándola por un momento más, hasta que se retiró hacia su habitación. La de él. Ya ni podía pensar en ese lugar como la habitación de los dos.
Dejándola sola, con la única compañía de sus bien guardados pensamientos y él mismo, encerrándose detrás de la pesada puerta de roble, buscando la misma seguridad, se quitó la ropa y se preparó para ir a la cama.
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𝔐𝔦́𝔞 || 𝔖𝔢𝔳𝔪𝔦𝔬𝔫𝔢
Fiksi PenggemarEl Ministerio proclama la Ley de Matrimonios y une a la gente como mejor les parece. Algunas personas no pueden creer con quien fueron unidos y Hermione es una de ellas. #Sevmione SS/HG. 【Los personajes reconocibles son propiedad de J.K Rowling. Tr...