Extra 6: Julietha con h.

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Feliz Años Nuevo.

1 de Enero 2011.

Narrador Omnisciente.

La pequeña niña rubia le entregó su chaqueta a su madre y se fue corriendo hacia los trampolines con los demás compañeros de clase que había encontrado en aquella feria.

Había perdido de vista a su hermano y sus padres no querían decirle donde estaba con la excusa de que lo entrase sola como un juego de escondidas.

Subió a la atracción que tenía una piscina de pelotas, un carrusel pequeño y toboganes en forma de serpientes y no encontraba a Logan.

Rebuzno enojada al no ver a su hermano por ningún lado, de brazos cruzados y con el ceño fruncido bajo de mala gana un tobogán y con pasos tan similares como los de un ogro amargado se quedó viendo el agua que corría debajo del puente.

—¡Logan!—chilló emocionada cuando a unos metros de distancia lo vio, pero no estaba solo.

—¿Julietha?—dijo el adolescente pensando que algo había sucedido.

La niña rubía corrió por el puente hasta los brazos de su hermano de 14 años, el cabello revoloteaba por la brisa de aquella tarde, el sol no había decidido brillar con la misma intensidad y dejó que las nubes se desplazaran por el cielo haciendo que parezca más tarde de lo que en realidad era.

—Pensé que te había perdido, gigantón.—murmuró la pequeña rubia abrazando a su hermano de la cintura.

—¿Tu hermana?—preguntó la chica que estaba en frente de él, tenía el cabello largo y del mismo color que la princesa Rapunzel, la película que había visto en casa antes de venir a la feria.

—Sí, ella es Julietha, mi hermana menor.—respondió Logan con una sonrisa orgullosa.

—Es encantadora.

Cualquiera que viera a la pequeña Julietha no pensaría el infierno en el que vivía o las veces que había orinado la cama por una pesadilla repetitiva, ella siempre sonreía, veía la vida con colores, de eso se encargaba Logan, de cuidarla, de reemplazar el papel de héroe que su padre había dejado a un lado para ser el villano en aquella historia.

—Si, soy su hermana, ¿y tú quien eres?—dijo la niña levantando su cabeza.

La amiga de su hermano río por los celos infantiles de la pequeña, le explicó que acaban de encontrarse y que debía agradecerle un favor a Logan, Julietha no entendía nada, ¿Cómo se paga un favor? ¿Le compraría una de esas paletas de hielo que a Logan le gustaba?

—¿Por qué no vas a jugar?—dijo Logan.

—¿Es una forma de decirme que me vaya?—acusó Julietha frunciendo el ceño, cerrando sus ojos hasta formar ligeras ranuras y no dejar que los demás vieran el brillo del océano en su mirada.

—Ve a jugar, cuando volvamos a casa, te arrepentirás de no haberlo hecho.—insistió su hermano.

—Luego hablaremos tú y yo. Esto aún no ha terminado.

Dio media vuelta y volvió por el mismo camino, su padre estaba sosteniendo a su mamá de la cintura, la expresión de su madre no era feliz, ya se había agotado de fingir y aunque Julietha no dejaba que la tristeza la venciera, tenía miedo de que algún día la derrotara y se convierta en el fantasma que era su madre.

Un niño la empujó con el hombro y ella había soltado una grosería en voz alta por el pinchazo que sintió. Lo fulminó con la mirada pero el niño con una sonrisa maliciosa en sus labios no se disculpó y mientras caminaba de espaldas le sacó el dedo medio sin emitir palabra.

Trilogía Infinito (EXTRAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora