Extra 8: San Valentin - parte II

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- Julietha -
San Valentín

Me la estaba pasando como nunca antes en mi vida y solo había tomado cuatro cócteles y dos shots de vodka. Según yo, casi nada, no sabía que le había pasado a mi nivel de aguante que ya comenzaba a pasarme factura el alcohol que había ingerido.

Busqué con la mirada al chico de ojos cafés, no lo encontré por ninguna rincón del reservado o del área donde estábamos, Dominik no me dejó seguir indagando y me jaló con ella, bailamos juntas y cuando comenzó a mover sus caderas de forma sensual y coqueta entendí porqué.

Le estaba haciendo competencia a Ashley, quien bailaba delante de Jhonatan extravagantemente, me olvidé de la francesa al invitar a mi amiga al bar, sonreí con malicia al ver que los ojos del chico de rulos no podían evitar comerse a Dominik por momentos de la manera que a ella le gustaba, con deseo y luego volvía a reaccionar, dándose de frente con el presente y acercando a Ashley a su cuerpo.

Los ojos se habían hecho para ver y me dije a mí misma que mientras Dominik no termine lastimada, a Ashley—que no me caía tan bien—no le vieran la cara de estúpida y Jhonatan no se pusiera peor emocionalmente, cada quien tiene la libertad de ver lo que quiera.

Me alejé poco a poco de mi amiga, Fer siendo mi reemplazo, ambas bailaban sonrientes y alterando su cabello con las manos, yo reía como tonta sin tener motivos, alguien apareció a mi lado, un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero fue más como aquellos se sufría la protagonista de una de las películas de terror que disfrutaba ver, noté que se debió a un tipo muy atractivo pero no el tipo que yo quería.

—Hola, hermosa. ¿Te perdiste?—dijo el chico que lucía mayor que Aarón aunque ambos tenían cierta similitud, sobre todo en el cuerpo.

Reí por la voz que puso y negué, su mirada se desvió a mis pechos y tuve ganas de hincarle los ojos con mis dedos por descarado.

—No. Estoy más que ubicada.—murmuré alejándome lo más que podía y lidiaba con la pesadez que mi cuerpo tuvo al segundo después.

Misma pesadez que desapareció al ver a una tipeja coquetear con lo que era mío.

Parpadeé, sosteniendo mi frente al sentirme mareada y que no era yo misma, yo no me apoderaba de nadie, quise pensar que los celos me poseyeron o algo alteró mis pensamientos.

Sin creerlo, los malestares que mi cuerpo comenzaba a experimentar desaparecieron al seguir viendo a una castaña prominente y muy melosa al lado de mi novio, por la postura de él sabía que si llegaba o no, la mandaría a la mierda de todas formas porque ya estaba colmando su paciencia.

«¿Y por qué si nos aguantaba a nosotras?» preguntó una vocecita curiosa que le puse la etiqueta de subconsciente.

A veces me preguntaba lo mismo, cómo llegaba a soportarme y siendo por poco todo lo que él odia. Quizás el karma si existe después de todo.

—¿Qué tanto buscas con él que no encuentras?—me oí diciendo y me sentí rara al ponerme en esa circunstancia de maldita novia tóxica creando tremendo drama, pero mi actuar ya no estaba conectado con mi sensatez ni madurez.

—Así que esta es la susodicha.—murmuró ella mirándome desde la punta del pie hasta el último pelo de la cabeza.

No estaba en mis cabales, de eso, una parte consciente de mí estaba segura y creo que eso a la tipa delante de mi, no le convenía.

Trilogía Infinito (EXTRAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora