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Minnie suspiro casada mirándose al espejo. El maquillaje que le habían hecho era hermoso, muy lindo y tierno. Le gustaba.

Aunque no podía decir lo mismo de la ropa que habían elegido para que modelara en la portada de aquella revista. Había aceptado un trabajo que no era con su madre y realmente parecía que el estilista que había planeado su vestuarios para la seción de fotos era ciego o tenía un gusto horrible. Y no lo decía simplemente por decirlo, ella sabía de aquellas cosas, creció en ese habiente, sabía lo que pasaba.

— Unnie ¿Ya estás?— preguntó su hermanita entrando ya arreglada también pasa sus fotos, ella si lucía bien, muy al contrario de la mayor.— ¿Que te pusieron?— cuestionó sin esconde su cara de desagradó.

— Esto es horrible, ¿Cierto?— suspiró.

— Sé que dicen que todo te queda bien pero creo que exageraron está vez.— comentó ella.

— ¿Crees?— suspiró. Su hermanita se encogió de hombros e hizo una mueca mirándola bien.

— Quitatelo.— exigió la niña.

— ¿Qué harás?

— Magia.— explicó corriendo a su mochila dónde tenía su pequeño kit de costura y sus tijeras. Sí, la menor de las Shin era como su madre omega, con talento para las telas y ciertamente para el arte en sí.

Le hizo caso, colocandose una bata y gruñendole a cada persona que se acercaba a buscarla para ir a su sesión de fotos para que no interrumpieran a su hermana.

Minutos después el largo vestido feo con más súper gigantes que le habían puesto había sido recortado con distintos retoques de brillos que su hermana le había pegado con su pegamento. Se veía bien.

Ambas se sonrieron y ella se apresuró en vestirse.

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Estaban tomando las fotografías cuando el estilista apareció y pego un grito al cielo viendo lo que habían hecho con su costoso y horrible vestido.

Se metió en las tomás agarrándola del brazo.

— ¿Qué hiciste maldito monstruo?— Minnie levantó una ceja, aquel agarre le estaba doliendo mucho y sabía que no podía hacer nada. Vio a sus madres ingresando junto al encargado de aquella sesión de fotos.

— ¡Señor me está lastimando!— dijo fuerte y claro. El fotógrafo se había detenido, su hermana menor parecía a punto de atacarlo aunque sabían que no debían hacer eso nada porque el hombre podía hacerlas quedar mal con la prensa. Su madre alfa se acercó tomando al señor del hombro con fuerza.

— ¿A quien cree que está tocando?— gruñó Ryujin furiosa. El señor la soltó y Minnie se miro el brazo con aquellas marcas. Si hermana para entonces ya había sacado fotografías de como la había agarrado ese señor y se acercó rápidamente a fotografiar su brazo.

— ¿Estás bien, onnie?— preguntó Nayeon.

— Sí, Nana.— dijo dándole una pequeña sonrisa. Yuna se acercó a ellas tomando su brazo con cuidado y luego su cara para verificar que enserio no le hayan hecho daño, mientras su otra madre estaba discutiendo hecha una furia con los encargados de la sesión de fotos.

— Vayan a quitarae esas porquerías, nos vamos.— sentenció su madre omega quien obviamente había descubierto que su hermana tuvo que hacer mejoras en su vestido.

— Sí, ma.— asintieron al mismo tiempo y se apresuraron en hacerle caso.

— Pe-pero señora Shin ya firmaron un contrato y-y...— escucharon decir al pobre encargado que parecía a punto de llorar.

Teacher! Can I Kiss your baby? Please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora