La Mafia | Vᴇʀsɪᴏ́ɴ Yɪᴢʜᴀɴ

Capítulo 1.

Sábado por la noche.

¿Qué es típico un sábado por la noche en Shanghái?

¡Exacto! ¡Fiesta!

Música a todo volumen, discotecas y pubs a rebosar de personas, baile, alcohol, luces de colores que ciegan a cualquiera...

La juventud solo piensa en disfrutar, pasarlo bien con amigos y conocer otros nuevos con los cuales salir la próxima semana. A veces, incluso se daban los números de teléfono, esperando volver a quedar, y al día siguiente ni se acordaban de quiénes eran ni de cuál era su aspecto.

De entre todos los locales de fiesta nocturna de la ciudad, el Blue Palace era el mejor con diferencia. Todos deseaban ir allí, era como el paraíso de juerga más grande de toda la Tierra. Sin embargo, alguna pega debía tener y, ésta, era la exclusividad de sus clientes.

Solo si pagabas una gran suma de dinero tenías permitida la entrada. Si simplemente ibas con 6.000 yuanes en el bolsillo, ni acercarte a la puerta podías.

¿Os preguntaréis que tiene de especial para ser tan exclusivo, verdad?

Pues, realmente, mucho.

Está ubicado en la zona más adinerada y prestigiosa de Shanghái, siendo común avistar a personajes importantes como idols, empresarios, eminencias de la televisión, actores,... miembros de la mafia...

En cuanto a ese tema, nos centraremos en él más tarde.

Siguiendo con las características del local, cabe destacar la presencia de varias piscinas, pistas de baile, DJs super conocidos, horas de barra libre y una variedad insólita de cócteles y mezclas de alcohol.

Además, en ocasiones se podían ver guerras entre los barmans los cuales lanzaban las botellas y luego las atrapaban en el aire con soltura. Mezclaban las cocteleras siguiendo el ritmo de la música y servían con gracia las copas. Todo un verdadero espectáculo.

El mundo entero hablaba sobre ese Jardín del Edén, donde si ibas dispuesto a conquistar a alguien, lo conseguías sin despeinarte. En definitiva, era el lugar perfecto para que cualquiera saciara su instinto primario sexual o, al menos, que liberase un poco la carga.

Por un motivo u otro, Zhan se encontraba allí, con un chico desconocido detrás de él sosteniendo su cintura mientras danzaba al compás de la música electrónica.

Su objetivo estaba claro, llevarse a su acompañante a la cama y permitirle meterse entre sus piernas. Prácticamente ya lo tenía en el bote, solo debía decírselo para poder apartarse a un lugar más tranquilo.

Los diez chupitos de vodka negro y las cuatro piñas coladas que bebió esa noche, le dieron la suficiente ebriedad para no pensar en que se acostaría con la persona que no deseaba. La decepción y la ira recorrían sus venas, no obstante, un buen polvo quizás podría hacer que se olvidase de ellas.

– Me estás provocando mucho. ¿Eres consciente de eso? – dijo el de atrás en su oído para opacar el sonido de las ondas musicales.

El deseo en su voz le garantizó al azabache que ya lo tenía. Simplemente un poco más y podría sentir el placer de una estupenda cogida. Según las personas que follaron antes con ese chico, no lo hacía nada mal.

– Claro que soy consciente, daddy – respondió girándose y rodeando su cuello con los brazos. – ¿No he dejado en claro que me muero por que me penetres sin piedad?

Las manos del contrario descendieron hasta agarrar su lindo y parado trasero. Lo estaba deseando mucho, tanto que sería capaz de hacérselo ahí mismo.