Litost [Todobaku / Endebaku]

Verschlimmbessern

Verschlimmbessern (Alemán) —  Empeorar algo intentando mejorarlo.

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Katsuki despertó por culpa de una rara e insistente comezón en su nariz, al abrir los ojos inmediatamente volvió a cerrarlos debido a los estornudos que lo atacaron; el polvo del ático era demasiado, a pesar de sus intentos en ese par de meses siempre encontraba más y más zonas que limpiar.

Se irguió de mala gana en su cama, sintiendo aún punzadas de dolor en su pierna, en el abdomen y su brazo producto de la caída, al menos el día anterior al revisar su rostro en el espejo la mayoría de los moretones habían disminuido hasta casi desaparecer.

Eso no significaba que estaba del todo curado, pero al menos ahora podía caminar por un buen rato antes de tener que sentarse. Aunque tampoco es como que tuviera mucho espacio para hacerlo.

El ático estaba repleto de objetos que sus padres habían decidido guardar por años, a esos objetos Katsuki los había llamado Mierdas Innecesarias. Pero no todo era malo, unos días antes había encontrado un viejo escritorio de madera perteneciente su padre, que ahora estaba en una esquina, limpio y con diversas libretas y objetos personales.

Pero aún así, con toda la limpieza, él creía que había dos cosas infinitas en el mundo; el polvo y las arañas. Y a él no le gustaba ninguna.

Resignado a no poder dormir más se puso de pie, con cuidado hizo unos cuantos estiramientos y empezó su rutina. Estaba investigando una caja llena de su ropa de bebé -y arañas- cuando escuchó la puerta de ático abrirse.

—¡Feliz cumpleaños, Katsuki!

Su padre entró a la habitación, alegre y con un pequeño pastel cubierto de betún, detrás su madre observaba a su esposo con una ligera sonrisa y desayuno para los tres. El joven omega abrió los ojos de par en par y revisó su calendario para comprobar que fuera cierto. ¡Cumplía doce años y lo olvidó por completo!

Hizo su mejor intento de fingir una sonrisa, sopló las velas y recibió los abrazos y regalos de sus padres, incluso de Mitsuki, que al igual que él no era muy dado a demostraciones físicas de afecto.

Compartieron el pequeño postre sentados sobre la pequeña cama de Katsuki, aún el espacio carecía de muchas cosas, como una mesa para comer y otras necesidades básicas pero al menos el rubio se alegraba de tener un baño completo funcional

A pesar de ser una mañana tranquila, todos los miembros de la familia podían notar la tristeza en el ambiente, pues esa no era la forma en que habrían festejado los cumpleaños de Katsuki; siempre con grandes fiestas y dedicándole todo el día. Pero eso ya no era posible. Era miércoles, y hacía poco habían vuelto a abrir la tienda de su padre, así que los adultos tenían mucho trabajo, dejando al omega solo quizá el resto del día.

Pensó en pedirles a sus padres tomarse el día, después de todo, la gente entendería que no estuvieran disponibles en el cumpleaños de su difunto hijo, pero... ¿cuál era el punto? Después de instalar el tragaluz, no había demasiado que hacer, más que limpiar y limpiar. Solo serían ellos tres mirándose y lamentándose por la jugarreta que les había hecho el destino.

Aún así, Mitsuki y Masaru pasaron un poco más de tiempo con él, incluso jugando un par de rondas de juegos de mesa y molestándose entre ellos, hasta que Mitsuki notó que era demasiado tarde y debían irse. Partieron después de un par de abrazos y besos más, y luego la puerta volvió a cerrarse, dejando de nuevo todo en silencio.

Katsuki suspiró, tenía una extraña mezcla de sentimientos; por una parte se sentía amado, tanto que sus padres habían hecho algo que pocos se atreverían para salvarlo, pero a la vez tenía una furia interna difícil de describir, quería irse de ahí, y no solo del ático, sino de la casa, del pueblo. Irse y nunca más volver.