Kill me ✄ VMin

16. Aburrido

No pudieron continuar igual que antes, Jimin a veces lloraba en las noches desconsoladamente y después le pedía a Taehyung que acabara con ese dolor teniendo sexo duro.

Le daba mucho miedo perder a Jimin así que lo que hizo fue cuidar de él, pero fue por poco tiempo ya que después de dos semanas Jimin ya estaba de vuelta en pie, sólo que ahora no parecía tener los pies en la Tierra.

Jimin estaba recargado en el borde aquel edificio en el que su novio se asomaba para dispararles a los de los Kang.

—Estoy aburrido —dijo Jimin—, ¿y si tenemos sexo aquí arriba?

—No puedo hacer eso, Jimin, estoy trabajando y ya sabes cómo se pone Seokjin si algo no sale como él lo espera.

Jimin volvió a suspirar mirando por el balcón y después miró a su novio. Los hombres habían salido de un bar era el momento perfecto para dispararles, pero Taehyung siguió parado sin hacer movimiento alguno.

—¿Qué haces? —preguntó Jimin— ¡Mátalos! ¡Están justo ahí!

—Necesito que estén más lejos para no ser visto —explicó—, no soy un asesino abierto, Jimin.

—Eres un aburrido —dijo soltando un bostezo—, ¿qué harías si me meto con ellos?

Taehyung disparó con precisión en la cabeza de cada uno de los hombres que estaban allí caminando. Bajó su arma y miró serio a su pareja. Jimin asintió con la cabeza mordiéndose el labio.

Su mirada era oscura, aquel comentario lo había puesto de malas por lo que Jimin pudo deducir. “Él mataría por mí”.

Se acercó a su rostro y lo besó apasionadamente. Ambos besándose en aquel techo siendo víctimas de su propio deseo, Taehyung lo llevó hasta la pared y lo embistió en ella.

Le tapó la boca mientras lo embestía, Jimin babeó su mano y cuando terminó se quedó adentro por unos segundos. Taehyung lo abrazó por detrás y besó su cuello varias veces.

—¿Fue aburrido? —preguntó con la respiración agitada. Jimin se separó de él y lo miró a los ojos con sus labios hinchados.

—Siempre lo ha sido —apretó su nariz y se subió el pantalón—. Andando, tenemos que salir de aquí.

Jimin se metió primero por las escaleras y Taehyung se quedó parado mirando hacia dónde se había metido Jimin. Su corazón le dolió.

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—¿Dónde conseguiste a esta preciosura? —preguntó Yoongi quien abrazaba fuertemente a Jimin de la cintura, el cual estaba sentado en sus piernas riendo y drogándose.

—En ningún lado —gruñó Taehyung.

—Claro que sí —habló Jimin con un tono divertido—. Anda Tae, dile como me encontraste en la basura y después decidiste llevarme a tu casa para tenerme encerrado mientras complacía tus deseos.

—No fue así —dijo Taehyung molesto.

—Es verdad, íbamos a tener un niño, pero él lo mató —se encogió de hombros—. Da igual, lo iba a matar tarde o temprano.

Taehyung ya no le respondió, Jimin parecía tan diferente los últimos meses. Salía de la casa diciendo que se iba a suicidar y regresaba drogado con varios chupetes. Taehyung estaba molesto, tal parecía que su novio ya no era más su novio, sino un simple chico con el que tenía sexo.

—No venimos a eso, venimos para que nos digas qué sucedió con los hombres que envió Seokjin —le apuntó con el arma y se paró sin dejar de apuntarle—. ¿Por qué la droga no llegó?

Yoongi lo miró pensativo y después mostró una sonrisa.

—Sí fui yo, no podemos haber dos en este negocio —Taehyung sintió un arma detrás, alguien le estaba apuntando.

Jimin bostezó y abrazó a Taehyung.

—De pronto esto se convirtió en una emboscada —dijo Jimin y sacó también él un arma, pero a diferencia de Taehyung y del otro sujeto, él les disparó sin necesidad de amenazar y en cuanto sonó el disparo Taehyung tiró del gatillo y mató a Yoongi.

Taehyung se volteó hacia la puerta y comenzó a disparar a todos los que se atravesaran y Jimin igual. La mafia de los Min había muerto o al menos eso se esperaba.

[...]

—Parece que no la estás pasando bien —observó Seokjin a su hermanastro—, tuvimos mucha suerte de poder matarlos, lo malo es que lo que perdimos no lo recuperamos. Sólo nos falta deshacernos de los Kang y podremos tener todas las plazas.

Miró con una sonrisa a su sicario haciendo que le diera un escalofrío.

—Los Kang tienen bastante gente, han incluso asesinado a familias enteras, nosotros no hacemos eso —dijo Taehyung—. Podemos ser felices con lo poco que tenemos.

—Sí, pero esto es lo que mi padre quería. Los Kim liderando esta ciudad, es casi una realidad y todo es gracias a mí.

—Claro, estar sentado debe ser de mucha ayuda.

—Sin mí, tú no lo hubieras logrado —alardeó y se levantó a observar la fotografía de su padre, que estaba colgada en la pared, con mucho respeto—. El día en que estemos arriba podrás irte.

Taehyung lo miró con un rayo de esperanza.

—¿De verdad? —preguntó con mucha ilusión.

—¡Claro! Sabes que soy un hombre de palabra, pero si me fallas, te voy a hacer pagar.

¿Hacerlo pagar? Pues al parecer no perdería nada intentándolo.

De igual forma los Kang lo estaban investigando, varias veces ha tenido que matar a varios de ellos porque muchos de ellos intentan matarlo porque saben que es el sicario de los Kim. Después de que Seokjin intentó hacer un trato con los Kang las cosas se pusieron peor. Los Kang no eran socios de nadie y Seokjin les agarró odio y viceversa.

Llegó a su casa encontrando todo hecho un desastre. Jimin estaba tirado en el sofá envuelto en una cortina y a un lado de él una botella de vodka vacía.

Iba a ignorarlo como siempre, pero su llanto le llegó a sus oídos y se puso de cuclillas a un lado de él.

—Lo siento —dijo llorando.

Taehyung supuso que era uno de los efectos del alcohol.

—Está bien, ya estoy aquí.

—No es aburrido —dijo y Taehyung lo miró sorprendido—, necesito ayuda, quiero ayuda.

—Jimin…

—No debí, yo nunca debí culparte. Me odio tanto, sólo quiero morirme, quiero desaparecer.

Taehyung se sentó y acunó el rostro de Jimin.

—Está bien.

—Merezco que me odies.

—No te odio, bebé, jamás lo haría.

—Tae, incluso ahora, después de todo, eres tan dulce conmigo.

—No pasó nada, estarás mejor, te lo prometo —Jimin comenzó a llorar.

—Me acosté con otros hombres.

Taehyung mentiría si dijera que no le molestaba, pero lo amaba demasiado, más que todo lo malo que hizo o pudo haberle hecho.

—Está bien —dijo con una sonrisa, a pesar de sentirse mal por eso—, no te voy a dejar. Te amo.

Jimin hizo un puchero y sorbió su nariz.

—Yo también te amo.