Kill me ✄ VMin

23. Disparo

Jimin sabía lo que sucedería después, posiblemente muera, pero si eso pasa sabe bien que Taehyung podrá matar a su hermano y su hijo se quedaría con él.

Alguna vez se preguntó cómo sería la vida de su hijo creciendo con ellos dos como padres. Su hijo los odiaría.

Taehyung un asesino y Jimin un ladrón.

Él nunca se sintió buena persona, porque a diferencia de Taehyung, Jimin podía asesinar a alguien y no arrepentirse, mientras que Taehyung rezaba en las noches por las personas que ha asesinado.

Nunca se arrepintió de matar a su padre, tampoco cuando estaba con Taehyung que le ayudó a asesinar. Porque fue criado para que no pueda sentir nada.

Pero Jimin sí sentía, él pensó que nunca podría hacerlo, pero sintió algo cuando conoció a Taehyung y cuando tuvo a su bebé en sus brazos. Se dio cuenta que es una persona muy emocional, su cuerpo se llenaba de emociones que muchas veces no sabía controlar.

Cerró sus ojos sintiendo cada disparo impactar sobre su cuerpo con cada paso que dio.

Jimin miró a su hijo acostado en el suelo.

Se hincó y observó su camisa teñirse de rojo, después levantó la mirada y miró a Taehyung sobre su hermano. Lo había agarrado de la cabeza y lo estrelló en el piso varias veces.

Nunca lo había visto así de enojado. Jimin esbozó una sonrisa al ver a su hijo moverse entre su sueño y se dejó caer al suelo.

Se quedó mirando a Taehyung. Por alguna razón no sentía dolor y tampoco tenía miedo de morir. Estaba feliz de haber visto a Taehyung y que su hijo estuviera sano.

Confiaba en que Taehyung lo cuidaría.

—¡Papi!

Taehyung soltó a Seokjin y se regresó hacia Jimin. Le dio vuelta y lo levantó un poco.

Jimin estaba pálido.

—Te voy a llevar al hospital —dijo Taehyung intentando cargarlo. Jimin sujetó su brazo.

—Mejor llévatelo —dijo hablando del pequeño somnoliento que estaba en el piso.

Taehyung negó con la cabeza, se levantó, cargó a Jungkook y se fue corriendo a su auto. Le puso el cinturón de seguridad. Jungkook aún seguía un poco dormido.

Se regresó por Jimin. Lo cargó con cuidado y otra vez regresó a su auto.

—¿Qué haces? —preguntó. Taehyung no lo dejó hablar y le cerró la puerta. Se subió rápidamente al auto.

—Taehyung —Jimin dijo con su voz tranquila— no vas a llegar, déjame morir.

No contestó y manejó hasta el hospital más cercano.

Jimin fue atendido de inmediato y Taehyung se quedó con Jungkook en la sala de espera. Jungkook aún no despertaba por completo, a veces decía palabras sin sentido y luego volvía a dormir.

Tuvo que mentir diciendo que alguien los quiso asaltar para no levantar sospechas de nada, porque sabía que en cualquier momento encontrarían los cuerpos y verían las cámaras donde aparecen ellos.

El médico dijo que Jimin estaría bien y eso lo había calmado. Por suerte, ninguna de las balas había tocado algún órgano, sólo que sí perdió bastante sangre, pero ahora estaba estable y había pasado casi un día cuando le dijeron que podía mirarlo.

Jimin estaba acostado mirando el techo.

Taehyung se acercó hasta él y le dio un besó en la mejilla.

Jimin lo miró con ceño y después enterneció su mirada al ver a su hijo extenderle los brazos.

—Papi necesita descansar —dijo Taehyung y después apretó su naricita haciéndolo reír—. ¿No era muy especial con las personas? Ha estado jugando conmigo —mencionó y Jimin rodó los ojos.

—Sólo tuviste suerte.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Taehyung y dejó que Jungkook abrazará a su papá.

—Me siento mejor —dijo Jimin acariciando el cabello de su hijo—, supongo que aunque tengas la oportunidad de deshacerte de mí, nunca lo harás.

—Jamás —dijo atreviéndose a besar a Jimin. Jungkook empujó con su manita el rostro de Taehyung, ambos rieron, pero a Jungkook no le dio gracia.

—¡Mio! —advirtió.

—Todo tuyo —dijo Taehyung con una enorme sonrisa, pero después su rostro se volvió serio—. ¿Crees que puedas correr?

—¿Correr?

—Van a encontrar los cuerpos. La ama de llaves no tarda en llegar a su casa —explicó Taehyung—. Hoseok la mencionó cuando me explicó el asesinato.

—Es verdad, ¿qué horas son?

—Son las 7:10

Jimin tragó saliva.

—Tenemos que irnos ya.