Capítulo 1

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Giorno pronosticó el estallido de ira de su padre cuando le comentó que se ausentaría durante 2 semanas para irse de viaje a Grecia con su otro padre.

-¿Así que me abandonarás?- inquirió molesto. No habían pasado ni 5 minutos desde que le había dado la noticia pero ya iba por la tercer copa de vino.

-No te estoy abandonando, son solo unas vacaciones además son dos semanas. Hace casi seis meses que no veo a papá- se defendió.

La respuesta de Dio fue hacer fondo blanco y volver a servirse un poco de ese líquido bordo. Estaba celoso.

-Estaré arriba haciendo las maletas- dijo exhausto.

-¿Qué pasa si no firmo estos documentos?- preguntó viendo la gran pila de papeles esparcidos por la mesada de la cocina. Tan solo se necesitaba de su firma para autorizar la salida de Giorno del país, no era la primera vez que lo hacía, como tampoco era la primera vez que Dio armaba una de estas escenas. Como abogado, sabía perfectamente las consecuencias legales que tendría si no firmaba esos papeles en el caso de que su ex esposo interviniera, pero no rompería su acuerdo, solo estaba molestando a su hijo.

-Papá te demandaría por no cumplir con la tenencia compartida- soltó casi como si fuese una advertencia. Su padre reprimió una risa, sabía que Jonathan jamás haría algo así.- Cuando termines de firmar todo envíaselo a papá por correo, si tienes alguna duda yo se la puedo preguntar-

-¿Acaso no puedo preguntarle yo?- preguntó ofendido ganándose un suspiro de cansancio su hijo.

-Sí que puedes, solo lo dije por si no querías hablar con él- rodó los ojos.-Ahora si me disculpas, tengo que empacar mucha ropa- dijo dando media vuelta para dirigirse a su habitación.

En la soledad de la cocina Dio comenzó a chequear los papeles que su ex esposo había enviado. Se habían divorciado hace 5 años, Giorno apenas había cumplido los 10 años cuando un día llegó a casa y sus papás le comentaron sobre su separación, el niño lloró mucho, no podía entender porque su papá debía irse de la casa. A los pocos días de su separación, y con el corazón partido a la mitad, Jonathan abandonó la casa que compartían en Milán para volver a la mansión de su infancia en Inglaterra. Dio no tenía muchos recuerdos de los siguientes meses pues se la pasó bebiendo para anestesiar el dolor de su corazón, se sentía abrumado, solo, perdido. Diez años de matrimonio, cuatro de noviazgo y dieciocho de convivencia tirados a la basura. No sabía cómo hacerse cargo de sí mismo ni mucho menos transitar la paternidad y la crianza de su hijo estando prácticamente solo y es que cuando acordaron las pautas del divorcio, ambos quedaron en que Giorno se quedaría en Italia con Dio ya que allí se encontraban sus amigos y querían evitar sacarlo de su zona de confort, además Jonathan se encontraba en el último año de su carrera de arqueólogo y la tesis final le demandaba mucho tiempo por lo que en los últimos meses de convivencia pasaba hasta 2 meses fuera de casa haciendo expediciones arqueológicas. No fue hasta que Jonathan amenazó con volver a Italia para llevarse al niño que Dio paró con sus malos hábitos, podía convivir con el pensamiento de haber sido un mal marido pero jamás con el de ser un mal padre como lo fue el suyo, no sería como Darío, por lo que a los pocos días de la llamada de Jonathan, el rubio volvió a su vida habitual trabajando con un excelente rendimiento en el buffet de abogados y a su trabajo de padre a tiempo completo pero con la diferencia de que ahora tenía un hueco en el corazón que no estaba siendo llenado con sustancias, si no que tenía que lidiar con sus emociones, y así fue como logró salir de ese episodio de depresión.

Cuando Dio terminó de divagar en los pensamientos del pasado, se dio cuenta que ya había terminado de firmar todo el papelerío legal. Se quedó pensativo por varios minutos decidiendo que hacer hasta que juntó todos los documentos en una carpeta y subió con ellos a la habitación de su hijo para entregárselos.

Memorias recuperadas // jonadioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora