3. El comienzo

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La música sonaba fuerte en sus oídos, algunas de las luces lo cegaban y maldijo el momento en el que le pareció buena idea salir de fiesta su primer día en Ámsterdam cuando estuvo esperando por más de quince minutos una simple cerveza; pero pensó que ir al club lo ayudaría a despejarse de todo lo ocurrido en las últimas horas.

Louis se encontraba en su último año de universidad, estudiaba marketing, y aunque sabía que sería el heredero del viñedo familiar, una de las condiciones para ello era estudiar, por lo que claramente lo hizo, y le iba muy bien a decir verdad, no tenía las calificaciones más altas, pero no estaban para nada mal.

Hace un mes atrás le dieron la oportunidad de viajar por cinco meses a Ámsterdam para realizar un curso de diseño y así recibirse con honores, a lo que Louis aceptó sin dudarlo; era una gran oportunidad y no pensaba desperdiciarla. El problema estuvo en el momento en el que se le ocurrió contarle a su novio sobre su "gran noticia".

Louis llevaba una relación con Connor hace dos años; se podría decir que hacían "la pareja perfecta", los dos venían de familias adineradas que se llevaban muy bien entre ellas, eran populares en la universidad donde solían organizar las mejores fiestas y todos, incluido Connor, decían que habían nacido para estar juntos. A simple vista se complementaban bastante bien, el rubio y el castaño; el alto y el bajo; el "rebelde" que claramente era Louis, y el "correcto"; ambos guapos, británicos y con dinero.

En el momento en el que Louis aceptó la propuesta del viaje, corrió feliz a contarle al rubio, quien no reaccionó de la manera en la que al menor le hubiera gustado; discutieron e incluso durmieron separados esa noche. Al día siguiente Connor se disculpó con su novio y todo volvió a la normalidad.

Había pasado todo un mes y Louis se encontraba en su habitación preparando su equipaje cuando el más alto llegó y lo abrazó por la cintura.

—Hola cariño —saludó el ojiazul con una sonrisa al mismo tiempo que se daba la vuelta para besar a su novio quien le correspondió gustoso.

—¿A dónde nos iremos? —preguntó divertido el mayor al ver el desorden del más bajo.

—¿Lo olvidaste? Tengo que estar en el aeropuerto mañana por la mañana, pensaba que tal vez podrías llevarme.

—Louis ¿De qué estás hablando?

—Me voy a Ámsterdam, Connor.

Inmediatamente el más alto soltó su agarre —No, esto ya lo hablamos, en su momento me disculpé por reaccionar tan mal, pero pensé que ya no irías a ese viaje Louis.

—Lo sé, y te perdoné; pero pensaste mal, el viaje siempre estuvo en mis planes.

—No te vas a ir cinco meses a Ámsterdam sin mí. Ya lo hablamos William.

—Primero, no me digas William —dijo el castaño fulminándolo con la mirada—. Y segundo, lo siento Connor, pero iré te guste o no.

—Si te vas, hasta aquí llegó todo Louis.

—¿Estás hablando en serio?

—Nunca hablé más en serio en toda mi vida —habló el rubio desafiante. Al ver como su novio se sentaba en el borde de la cama con la mirada fija en sus manos, supo que tenía la pelea ganada —Hey —animó sentándose a su lado y pasando uno de sus brazos por los hombros del ojiazul—. Habrá otras oportunidades cariño y podrem-

—Vete

—¿Qué?

—Que te vayas, Connor —repitió el más bajo—. Tengo un vuelo temprano y necesito dormir —siguió saliendo del agarre del mayor quien quedó estático en su lugar.

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