-¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Odio a Mitsuya Takashi!- los gritos enojados de cierto chico alto estaban llamando la atención de todo aquel que pasara justo por el frente de la banca donde él y su amigo estaban sentados.
-¿Ahora qué pasó?- el del afro azulado simplemente ignoró el berrinche de su amigo y, sorbiendo tranquilamente su malteada de vainilla, se dedicó a observar la pequeña ardilla que se movía ágilmente entre las ramas del árbol de enfrente.
-El muy maldito volvió a darme un estúpido sermón sobre lo mal que está la violencia y blablabla, ¡sin embargo me lo encontré pocas calles arriba con cierto rubio medio calvo peleándose con un grupo de imbéciles! ¿¡Se puede ser más hipócrita!?- el de pequeña cicatriz no era consciente de los pucheros que hacía mientras hablaba.
-Tal vez fue en defensa propia…- justificó Angry, recordando perfectamente el carácter del capitán del segundo escuadrón de la ex-Toman.
-Til viz fii in difinsi pripii. Mis huevos.- cuando Hakkai se enoja no entiende de razones. La paciencia que el menor de los gemelos Kawata había desarrollado para soportarlo fue la misma que su hermano tenía con él en su pasado. -Como sea, dejemos a ese idiota a un lado.- pidió, más que dispuesto a seguir quejándose, pero sabiendo que la reunión de esa tarde no era para aquello. -¿Qué tal todo con Smiley? ¿Sigue ignorándote?- el recuerdo de su situación con su gemelo no fue ni cercana a ser agradable, pero no buscaba que lo fuera.
-Ahora es peor. Ni siquiera me deja ayudarle en la cocina…- cada día se notaba más el alejamiento de los gemelos y a Angry, que recordaba su pasado de pi a pa, le resultaba terriblemente doloroso. Solo recordar todas las veces que rompió la promesa que le hizo a su antiguo hermano en las madrugadas le devolvía las ganas de llorar. -Aunque al menos me sigue permitiendo ayudarle en las peleas… Solo de vez en cuando.- más maduro, más tranquilo y más difícil de leer. Estaba claro que un Kawata Souya de 77 años dentro del cuerpo de uno de 16, era notablemente mejor que un adolecente de esa edad correspondiente.
Angry, actualmente, era mejor que su hermano en todo menos en… Menos en nada. Los años le dieron al algodón azul experiencia, experiencia que no puede eliminar de la nada. Platos intrincados que crearon él y su gemelo en su restaurante, técnicas que le ayudaban a inmovilizar enemigos el doble de rápido que su hermano, una costumbre saludable que mejoró su velocidad y fuerza y una inteligencia memorable.
Para el mayor por segundos aquello no le resultaba particularmente molesto, de hecho le daba bastante igual, pero seguía la espina en su corazón. Él es el mayor así que él debería proteger a su hermano, no ser protegido por este de peligros inexistentes. No habían temas en común porque Angry parecía una enciclopedia andante cuando hablaba de algo. Que si peleas, que si fútbol, que si motos, que si comida, etc. Era aburrido conversar con un adulto, no con su hermano.
-¿No has intentado confrontarlo?- el menor de los Shiba se ponía triste siempre que notaba la falta de brillo en los ojos azules de su mejor amigo. Era algo que le dañaba el alma cada vez.
-Smiley no es como Taiju, Kai. Él no me dirá lo que le molesta porque odia pedirle ayuda a “adultos” y eso es lo que él me ve.- la mullida cabeza del mayor impactó contra el hombro del más alto, siendo abrazado por el mismo para darle algo de consuelo. -¿Y qué tal todo en tu casa?- cambió de tema, concentrado en la colonia masculina y ligera que se echa el contrario.
-Un poco lo de siempre. Taiju-nii sigue intentando descifrar tus recetas y ya no nos golpea. Yuzuha por otro lado consiguió un trabajo de medio tiempo en un combini, aunque creo que se está viendo con alguien. Últimamente la noto más feliz y a ella no le llama mucho la atención el dinero.- el más bajito asintió contra su pecho, levantándose poco después porque ya le dolía la espalda.
-Traje mi moto, ¿te llevo a casa? Se hace tarde.- y un futuro modelo no puede permitir que dañen su cara. Agregó en su cabeza, negando ante la idea. Fue un secreto a voces el hecho de que Hakkai solo se hizo modelo para estar con Mitsuya, pero ahora el pequeño Kawata estaba dudoso del futuro de su amigo. Aunque ya eso era un tormento para el futuro.
-¿Mañana nos volveremos a ver? Tengo misa, pero después nada y quisiera aprender a hacer cheesecake de una vez por todas, el cumpleaños de Yuzuha se acerca y sigo sin encontrar un regalo sustituto.- al pasar por un cesto de basura ambos tiraron su desperdicio y siguieron caminando hasta la motocicleta del más bajo.
-Aún no logro entender como logras que se arruine aún con supervisión. Eres pésimo en la cocina Kai.- medio bromeó con su típico gesto enojado, ofreciéndole el único casco disponible que tiene.
-Iris pisimi in li cicini Kii.- repitió con burla y pucheros, abrazándolo por la cintura una vez estuvieron ambos encima del vehículo.
-No te burles de tus mayores, mocoso.- regañó en respuesta, pellizcando el dorso de una mano.
-Lo que digas, viejo.- rió a carcajadas algo altas, pero agradables a todo aquel que tuvo la oportunidad de escuchar semejante sonido celestial. Sin más la moto arrancó con ambos encima, sin que ninguno notara la presencia de dos cabezas tatuadas cerca.
-¿Ese no era…?- un rubio notablemente alto reconoció de inmediato a una personas que lo superan en altura que conoce.
-El idiota de Shiba.- bufó el más bajo, con los brazos cruzados y el entrecejo apretado.
-Sigo sin entender el por qué de tanto odio de tu parte.- a Ryuguji Ken, más conocido como Draken, le resultaba gracioso como su siempre educado y maduro amigo perdía los estribos cuando se trataba de aquel chico alto.
-Simplemente me desagrada su carácter violento.- rodó los ojos, saboreando la pequeña herida sangrante de su labio.
-Como si nosotros fuéramos el epítome de calma.- devolvió, siguiendo su camino a cierta tienda de telas que el más bajo frecuentaba.
-Pero con causas detrás, ninguno golpearía a una persona por gusto.- y ahí murió el tema, adentrándose al telar en busca de pedazos para las prendas de sus hermanas.
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𝑰𝒏 𝒂𝒏𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓 𝒍𝒊𝒇𝒆...
Hayran Kurgu... 𝑰 𝒘𝒊𝒍𝒍 𝒃𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓𝒔... Una segunda oportunidad, eso era lo que tenían. Van a hacer las cosas bien incluso si eso significa aliarse con aquellos que una vez fueron sus asesinos. Este nuevo mundo les juega en contra, pero ellos son más ter...