Mundo con personas de mierda

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(Ignoren a Kakucho todo precioso)

-¿Falta mucho para que esos idiotas salgan? Podría estar ahora mismo en casa de Manjiro, pero no, tengo que esperar a estos estúpidos hermanos y su estúpido club de debate.- solo habían esperado unos diez minutos, pero ya Sanzu estaba soltando fuego por la boca mientras que Kokonoi solo se mantenía en el móvil, ignorando a su acompañante.

Resulta que el dúo diabólico al que llamaban Haitani le pidieron pasar a recogerlos ya que sus motocicletas permanecían en el taller y sus padres habían salido de viaje. Ninguno de las dos víctimas de aquella petición iba a preguntar por qué no llamaban a su chofer, al fin y al cabo les pagaron una cantidad ridícula solo para irlos a buscar y llevarlos posteriormente a casa, nada complicado. Lo pesado vino cuando el horario del club de debate se extendió más de la cuenta. Solo Ran pertenece a ese club, pero su hermano menor es como la mierda en el culo, no se aleja por mucho que la limpies. Así que no se separan ni para eso. Solo porque Rindo era más bien introvertido no estaban en el mismo club, si el pelirrosa no recordaba mal, el menor formaba parte del club de gimnasia.

-¿Puedes dejar de quejarte? Acaban de escribir al grupo, ya vienen.- el fanático al dinero rodó los ojos, maldiciendo el momento en que, de alguna forma, terminó siendo parte de aquella pandilla de maniáticos.

-¿Piidis dijir di quijirti?- el más alto se levantó de la sucia acera, limpiando su pantalón que se había ensuciado ligeramente. El contrario repitió el gesto de antes y procedió a levantarse solo cuando, por el rabillo del ojo, se percató de las figuras altas del dúo de simpáticos sádicos.

-Me voy con Kokonoi.- ni buenos días ni nada, el cabreo de Ran era tan grande que se podía palpar y aunque todos allí querían mandarlo de regreso al útero de su hermosa madre, ninguno habló cuando, de un movimiento demasiado brusco, este agarró el brazo del más bajo de los cuatro y lo subió a la motocicleta casi cargándolo.

-Como ordene la princesa.- Claro, Sanzu no conoce la palabra silencio así que soltó aquel comentario, solo aceptando quedarse callado por un zape de su amigo contorsionista.

El viaje fue corto, pero a último momento terminaron cambiando de dirección, dirigiéndose a cierto dojo. Llegados a la enorme casa, saludaron a un señor mayor, a una princesa fanática a la moda y otra a las peleas y a una rata albina que recién salía de su habitación como buen ermitaño que se considera. Su mejor amigo y líder de aquel grupito andaba entrenando solo, pero eso a ninguno de ellos cuatro le interesa, iban a joderlo igual.

-¡Manjiro!- la puerta corrediza casi fue arrancada por la fuerza de los tres idiotas apresurados (Koko sí tiene orgullo y dignidad… al menos más que ellos), justo cuando el pie blanco y descubierto del heredero del negocio impacta contra la piel del saco, removiéndolo de tal forma que Sanzu, acercándose como la perra desesperada que es, se lo comió con toda la cara, volando hacia atrás casi de forma caricaturesca.

Ninguno de los presentes aguantó la risa y, a excepción del afectado, se agarraban las barrigas por las contracciones que provocan las carcajadas. Sin mediar en el estado en que el pelirrosa de cabellera larga se encontraba, Ran (luego de dejar de ahogarse) se acercó al Sano con calma y lo abrazó por la cintura, levantándolo y dándole una vuelta en el aire antes de que su hermano le imitase. Kokonoi se limitó a saludarlo con la mano y, cuando se sintió repuesto, el Akashi rodeó la cintura de su mejor amigo y, mandando al carajo todo espacio personal, se instaló en su regazo cuando este decidió sentarse.

-¿Y bien, qué pasó?- la pregunta fue dirigida al dúo pelinegro-semirubio que permanecía levemente alejados uno del otro. Hajime no le había tomado importancia al arrebato anterior de su amigo, pero este ya empezaba a sentirse culpable y era incapaz de pedir disculpas, cosas de orgullo.

-Tuve una discusión con algunas personas en el club de debate.- empezó a narrar la copia cara y sexy de Anabelle, cruzando sus piernas y dejando que su hermano apoyara su cabeza en su hombro. Estaban todos sentados en círculo, la única excepción era Haruchiyo que permanecía en el centro de la “figura”. -Fue algo… complicado.-

-¿Sobre?- después de tantos rodeos en su vida, Manjiro ya los odiaba y eso lo saben aquellas cuatro personas así que el mayor de todos ya no podía seguir extendiendo el tema con silencios incómodos.

-Discutimos sobre la homofobia y transfobia y me impresionó la cantidad de gente estúpida que hay en el club. ¡Algunos incluso se declararon abiertamente homofóbicos y fue tan arrggghhh!- el peinado perfectamente recogido pasó a ser un desastre por sus propias manos que, con tal de controlar el enojo creciente lo desorganizaron a su antojo, dejando a un Rindo con la cabeza doblada mirándolo con lástima. ¡Después él debía peinarlo! Le da pereza.

-No debería sorprenderte eso, Ran.- interrumpió el rubio de cabello algo largo, acariciando la cabeza de su perro humano y mirando el ataque del mayor de los hermanos con comprensión. -El mundo está lleno de personas de mierda, con pensamientos de mierda, ideales de mierta y una enorme inconsciencia y sadismo. Disfrutan de hacer daño, tú no lograrás entender eso. Ni tú ni ninguno de nosotros.- más que nadie, Manjiro sabe lo que son capaces de hacer las personas de su edad, incluídos menores y sabe que esperarse de los adultos. Nadie se salva de la mierda, solo su hermana que permanece mayormente pura en este mundo podrido.

-Lo sé, lo sé, sólo… pensé que me encontraría con más cerebro en un club de debate. Lamento haber esperado tanto, la decepción es enorme.- confesó, dejando que su menor comenzase con el proceso de arreglar su peinado, con un puchero que le igualaba a un cachorrito mimoso.

-Supongo que eso tiene que ver contigo de alguna forma ¿no, Kokonoi?- el segundo más bajo de los presentes levantó su vista del suelo cuando escuchó su nombre, pidiendo con los ojos el contexto de la situación para responder a la pregunta. Desde que empezaron a hablar se quedó “pegado” aún cuando estaba interesado en los temas que iban a tratar. De todas formas después Rindo o Sanzu le pondrían en contexto, pero ya era la segunda vez que se quedaba así en ese día.

-Cuando salí del club estaba demasiado enojado y traté a Koki-chan de muy mala forma.- confesó el chico de ojos amatistas y cabello largo cuando el fanático al dinero no respondió. Manjiro lo vio tranquilo, sin juzgarlo o gritarle y se permitió chocar miradas con el supuesto agraviado, que simplemente le restó importancia a eso con un movimiento de manos y un rápido besito en la mejilla (un gesto que sabe que calma al dúo de traumados consanguíneos).

-Con todo arreglado, ¿se quedarán a comer?- cuestionó el dueño de la casa, apoyándose con sus manos en el suelo de madera pulida.

-¿Va a cocinar tu hermana o la mía?- interrogó el Akashi del medio, asustado ante la posibilidad de comer espaguetis con nutella, otra vez.

-Rezo porque lo haga Emma…- murmuró el Sano, sintiendo el mismo pánico que su mejor amigo.

-Rezamos.- coreó el resto, riéndose por la coincidencia.

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2022 ⏰

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𝑰𝒏 𝒂𝒏𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓 𝒍𝒊𝒇𝒆...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora