Caín Sloan
—Deberías dejar de estresarte tanto por algo que está fuera de tus manos —me recomendó Dante, viendo los papeles esparcidos sobre mi escritorio. —. Te está afectando demasiad, y le estás transmitiendo tu frustración tu novia embarazada.
«¿Mi novia embara...? Ah, Jade»
—Dante, por favor, ahora no estoy de humor para hablar, concéntrate en...
—Que H&J se declare en bancarrota está fuera de tus manos —replicó. —. Vamos, Caín, lo mejor es que liquiden esa empresa.
—No a tan solo semanas de convertirse en mis socios. Y peor aún, luego de que me atribuyera el crédito de esto —gruñí, presionando las manos en puños. —. Si tan solo jamás le hubiese confiado esto a la secretaria.
—¿La secretaria?... ¡Oh! Hablamos de tu novia, la mujer que dices amar y que, por cierto, está afligida y muy molesta contigo. Ni siquiera quiso acercarse a anunciarte que yo estaba aquí.
Por todos los cielos, no tenía ni la paciencia, ni el tiempo para hablar de los sentimientos de Jade. Sí, reconocía que yo había reaccionado mal por lo ocurrido con Fresia, pero el verdadero motivo de su molestia y aflicción eran sus propias acciones; nada tenía que ver conmigo.
—¿Sabes lo difícil que es para una mujer pasar un embarazo, Caín? Los cambios en su cuerpo, el estrés, y el miedo.
—Lo sé, Dante... Mi madre trajo a varios bebés a este mundo.
—Pero ya te tenía a ti —rebatió. —. Jade será madre primeriza, necesita de tu apoyo y comprensión. No puedes seguir siendo grosero con ella, toda esa tristeza y estrés la llevará a la depresión.
—Dante...
—Si se supone que la amas, deja de lado tu patético orgullo y comienza a darle el respeto y amor que se merece. No sabes lo difícil que es para una mujer pasar por esto sola.
—¿Sola?
—Contigo como el padre de ese bebé, es estar sola —se alzó de hombros. —. ¿Concejo de anciano? Nunca des por sentado lo que tienes, no sabes si ahí afuera hay alguien más capaz de hacerla sentir especial, sin importar que lleve en su vientre al hijo de otro. Jade es una fierecilla, me lo ha demostrado, así que no esperes que se siente a soportar tus desplantes por mucho tiempo.
Me recargué en mi asiento, mientras veía al hombre frente a mí con ojos entornados. Por alguna razón, encontraba que sus palabras tenían un poco de sentido, en especial al recordar al joven que estaba en casa de Jade el día que la acompañé. Por la forma en que se comportaba, era más que claro que quizá sentía algo más que amistad por ella, pese a estar embarazada, lo cual sería un problema si decidía confesar sus sentimientos y todo era correspondido, porque eso, combinado con mi, catalogado como, "mal temperamento" solo arruinaría los planes.
—Si no quieres perderla, tendrás que ser más amable, y disculparte.
¿Disculparme por algo que claramente no era mi culpa? Era difícil, pero no imposible.
***
Veía en retrospectiva, mientras me encontraba sentado en el sofá de mi habitación, llevando puesto solamente un bóxer. Y meditaba, dándole más importancia de la que merecía a lo ocurrido aquella mañana en la empresa.
—Seguí el consejo de Dante, y me tomé la molestia de disculparme con ella, fui lo más honesto posible, intenté explicarle lo compleja que puede llegar a ser la vida; y prácticamente me respondió que era un cruel de mierda que trataba a las personas como basura.
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Jefe, ¡Estoy Embarazada!
HumorJade Mackenzie odiaba con el alma a su jefe, Caín Sloan. ¿Y cómo no? Pese a su atractivo masculino y sensual aura, capaz de hacer temblar las piernas de cualquier mujer con solo una mirada, aquel hombre era la personificación del mal, un demonio cuy...