Cap: 46

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Un nuevo día podía ser visto en este momento, en donde tanto los leves rayos de sol podían ser vistos como de costumbre, iluminando todos los lugares posibles que estos solían alcanzar. Siendo uno de esos lugares una residencia bastante conocida, la cuál le pertenecía a cierta familia de cuatro miembros semi-humanos de dos razas diferentes. Cuales eran lobos y tanukis, siendo está última la que más solía resaltar de todas debido a cierta pequeña integrante.

Cuál era bastante reconocible por ser una niña bastante dulce, tierna y sumamente cariñosa con todos sus cercanos ya sean familiares o amigos. Pero que pese a eso solía resaltar más debido a sus rasgos físicos tales como dos pequeñas orejas y una esponjosa cola, mostrando un tono de color azabache al igual que su cabello de puntas.

Por lo que dando inicio al día, la pequeña niña presente no tardó ni unos segundos en abrir aquellos ojos esmeralda que tenía. Levantándose de su "almohada" antes de sentarse encima de la cama, soltando un ligero bostezo mientras frotaba sus ojos para ampliar su visión. Recobrando su vista antes de que sus sentidos no tardaron en activarse, dejando observar como en menos de un segundo la cola de dicha menor comenzaba a menearse de un lado a otro con suma felicidad. Antes de que un pensamiento no tardará en aparecer en su mente, resultando así con su gran alegría.

"*¡Es hora de hacer un nuevo platillo!*" (Naoli)

Dando leves saltos de alegría por el pensamiento, la pequeña tanuki no tardó en sumergirse en sus pensamientos. Pensando en todo lo que haría en ese día con su familia y amigos, saliendo de estos al momento de sentir unos pequeños golpes en su pecho. Provocando que la mirada de naoli no tardará en observar hacia dicha zona, encontrándose así con su tan querida mascota. Quien únicamente se dedicaba a mirar a su dueña mientras la hacía reaccionar nuevamente, lo cual termino con raph-chan siendo tomado en menos de un segundo por la azabache.

Levantando al animal hasta que pudo estar de forma perfecta frente a su rostro, mirándolo de forma fija por un corto perdido de tiempo antes de que sus labios formarán una gran sonrisa. Atrayendo a su mascota directo hacia ella en dónde no tardó en frotar su mejilla contra la de dicho animal, mostrando sin duda alguna el gran aprecio y amor que le tenía a este debido a lo mucho que solía estar con ella. Llegando incluso a usarlo como almohada debido a lo suave que era su pelaje, algo que no le molestaba para nada a raph-chan.

"Rafu, rafu, rafu" (Raph-chan)

"Jejeje, yo también te quiero mucho raph-chan" (Naoli)

"¿Rafu?" (Raph-chan)

"¿Eh? ¿Que sucede raph-chan?" (Naoli)

Con un tono de voz confuso, naoli no pudo evitar mencionar aquella pregunta al ver como raph-chan se separaba de ella. Dando un leve salto de sus brazos a la cama de la niña, sentandose en sus dos patas antes de mirar y apuntar hacia el otro lado de la habitación. Provocando así que la azabache únicamente la siguiera con la mirada, notando como el pequeño animal apuntaba hacia la cama de su hermano. El cual se encontraba completamente dormido boca arriba, con su rostro siendo cubierto por una de las numerosas historietas que este solía leer. Sin contar el hecho de que su lado del cuarto se encontraba sumamente desordenado a diferencia del suyo, ya que por parte de la pequeña tanuki. Se podía notar a simple vista como el suelo se encontraba impecable, con la mesa de noche a un lado de su cama en completo orden. Sin mencionar que pese a recién levantarse, su cama estaba levemente revuelta y cubierta con numerosos peluches que su padre le había comprado hace ya un tiempo.

Caso totalmente opuesto al lado de su hermano mayor, en el cual varios pares de zapatos podían ser vistos tirados en el suelo junto a la mochila que tenía para ir a la escuela. Siguiendo después de el escritorio que este tenía en el lado de su habitación, en dónde un gran número de papeles se encontraban esparcidos por ahí. Sin contar con la tela que se encontraba ocultando la pared que están frente a dicho escritorio, en dónde más papeles podían ser vistos pero cubiertos por la tela antes dicha. Finalizando con el lugar de descanso del joven lobo, dónde la manta que lo cubria muy apenas llegaba a cubrir hasta su estómago. Sin mencionar de que a sus lados podían ser vistos más cómics de los que solía leer, dejando así un completo desastre que dejaba en claro lo muy parecidos y diferentes que eran ambos pequeños a la vez.

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