La mujer bajó del tren, Bastian la siguió, yo estaba detrás de ambos como si fuera alguna especie de Ángel Guardián. Realmente no sé por qué lo hacía, tenía cosas más importantes que hacer, pero me dedicaba a relatar sobre esos dos.
Soizic miró hacia arriba, las primeras gotas de una tormenta más fuerte cayeron en su rostro. Bastian creyó haberla perdido de vista, y la chocó sin saber quién era. Ella cayó y cerró los ojos, dejó de mirar al cielo con su parsimonia tan característica de ella, con la deriva de un vagabundo. Bastian le tendió la mano y la ayudó a levantarse mientras se disculpaba y la admiraba.
Un “no hay problema” salió de los labios de la mujer, y se permitió mirarlo a los ojos. Por primera vez, después de días de observarla, la vi tan centrada en algo. Fue como si ella se hubiera perdido, y él la hubiera encontrado en medio de la nada. Bastian también la miró a los ojos, se vio reflejado en los de ella. Y allí Soizic apartó su vista, se dio vuelta, y continuó caminando.
Se unieron ojo a ojo, alma a alma.
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Para los íntimos, amor. |Bastian Schweinsteiger.
FanfictionUna vez más, y todas las veces. |Capítulos cortos|