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𝙨𝙤𝙢𝙚𝙩𝙝𝙞𝙣𝙜 𝙚𝙡𝙨𝙚 "cuatro"
𝐄𝐥 𝐜𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐭𝐮𝐬 𝐡𝐞𝐛𝐫𝐚𝐬.
Era fin de semana, y el ruido del exterior le hacia compañía desde la abertura que se inducia por sus ventanas. Quería y tenía muchas ganas de conocer un poco más de la nueva ciudad en la que pasaría su instancia. Pero sabía que aunque quisiera, no podía sobrepasar las opciones de su madre.
Las miles de reglas que solo la inculcaban a ella, y un poco a su hermano Jay.
Afortunadamente, este no se encontraba en casa. No sabía la razón, pero aseguraba que estaba con sus amigos. Sorin movio sus brazos hacia su lacio cabello, sujetandolo con algunas pinzas y puso brillo labial para sus resecos labios. Decidiendose así, en bajar a la primera planta a encontrarse con su madre.
No queria ser muy obvia, y para eso trato de no arreglarse mucho. De igual manera no era para nada de usar perfumes, ni cosas tan fuera de su personalidad, le gustaba verse como si fuera a estar en casa en todo el día.
Bajo, tocando las paredes blancas mientras buscaba con la mirada a su familia. Paso por un lado de Kay, saludándolo con un toque en su cabeza y siguió a la cocina junto al aroma del pollo en el horno.
Dejándole en claro que estaba en lo correcto.
Entró y la vio picar algunas verduras. Seguro estaba preparando la cena que suponía que no podría elaborar más tarde, gracias a su pesado trabajo.
Sorin sonrió, sentándose en una silla cerca de la barra y la observó combinar y sazonar las verduras.
⸻¿Tendrás trabajo hasta tarde, mamá? ⸻ preguntó, viendo como la mujer asentía mientras arreglaba sus lentes. Luego la escucho preguntar si estaba bien o si necesitaba algo con lo que ella pudiera ayudarle.
A lo que negó, pensando por un minuto que seguro sería una pérdida de tiempo intentar hablar en ese momento con ella. Se notaba muy ocupada.
⸻Quería que Jay pudiera enseñarme algunos lugares, pero no se encuentra en casa, y se que para ti sería un problema ir sola, mamá ⸻ puchereo sonando triste, antes de bajar la mirada. Si quería conseguir lo que quería, tendría que comenzar con la lástima primero.
La volvió a escuchar suspirar pensativa pero más seria de lo normal, para luego observarla detrás de sus lentes.
⸻Prometeme que si te dejo ir sola, llegaras lo más pronto a casa, Sorin. Tu hermano no puede quedarse solo⸻ contestó, agarrando nuevamente el cuchillo para luego dejarlo en el lavamanos, y ella asintió efusiva, mientras se levantaba de un salto y le regalaba un beso de agradecimiento.