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𝙨𝙤𝙢𝙚𝙩𝙝𝙞𝙣𝙜 𝙚𝙡𝙨𝙚 "ocho"
𝐏𝐞𝐬𝐚𝐝𝐞𝐳 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐜𝐞𝐫𝐭𝐢𝐝𝐮𝐦𝐛𝐫𝐞.
Sorin se sentó en su cama, dejando su bolso regado en el suelo. Se recostó templando con sus dedos la frescura de sus sábanas, y luego dejo su teléfono a un lado suyo con aquel recurrente pensamiento.
Vinny caminando junto a ella.
Lleno sus pulmones de aire, soltando un suspiro como si lo hubiera retenido en todo ese transcurso. El ambiente estaba tranquilo pero era un tipo de tranquilidad agradable, y sumamente inquietante.
Cómo si no pudiera pensar con claridad.
No sabía que era ese retumbar en su pecho, y los suspiros que de vez en cuando soltaba. Un sentir completamente extraño y nuevo para ella.
Se impulso con sus codos en la cama, levantándose para cambiarse el uniforme por una ropa más cómoda. Y tranquilamente se deshizo de sus medias y de aquella falda entubada que le hastiaban las piernas. Sorin estiró sus músculos y amarró en una coleta su cabello, descansando a la misma vez sus pies entre las pantuflas.
Para así salir de la habitación, e ir directo a la cocina.
La cual no se encontraba vacía.
En un taburete allegado a la barra se encontraba su hermano Jay sentado.
⸻¿Que paso?, ¿Adonde fuiste después del colegio?⸻ sus ojos se entrecerraron sospechosamente mientras pretendía comer su merienda. Cosa que no quiso tomar en cuenta, pretendiendo mirar hacia abajo y obstaculizar sus lindas pantuflas.
⸻¿Q- Que quieres decir?, no paso nada. Fui a una nueva cafetería y los pasteles estaban realmente buenos⸻Jay la escucho por última vez asintiendo con la cabeza, y dudando de su nerviosismo. Evidentemente no podía sospechar de ella, comprendía de su curiosidad ante lo desconocido que era todo en ese momento. Pero no le creía.
Algo estaba sucediendo con ella.
Este término de comer, mientras se levantaba a dejar las cosas en el fregadero y salió de la cocina. Sorin apenas lo vio irse, suspiro fuertemente, aliviada de que no se detuviera a preguntar por más, y se concentró en prepararse algo para comer.
Espera... ¿Porque acababa de suspirar?, se agarro la cabeza de manera imprevista, tomando lo necesario de la alacena y se fue directamente a su habitación.
¡CLACK!
Sus piernas se detuvieron a mitad del escalón, ante el sonido de la puerta principal abriendose. Dándose cuenta que su madre había llegado del trabajo, y que seguramente el cansancio inundaba su cuerpo.