Wei Ying muchas veces sintió miedo de eso que habitaba en su interior.
La oscuridad.
El demonio de ojos rojos que usaba su propia piel como camuflaje, ese que seguía rasgando en lo profundo de su cabeza buscando salir.
Los engañó a todos... a su familia, a sus amigos. Les dijo que la oscuridad se había ido, pero era mentira. Era imposible eliminarlo, nadie podía. No importa cuantas veces Lan Zhan tocará claridad para él o cuantos distintos métodos probaran para el exorcismo. No podían erradicar algo que era parte de sí mismo.
Wei Ying estaba asustado, cuanto más pasaba el tiempo, más ansioso se mostraba. Tenía miedo de perder el control nuevamente... aterrado de herir a los que amaba.
Su mano se estiró en la oscuridad por cuenta propia y, aunque era incapaz de ver su propio rostro, estaba seguro que sus ojos brillaban de un tono rojizo. Pudo sentir la piel de sus labios estirarse en una sonrisa torcida y la suave risa que se emitió de su garganta como un gorgoteo.
Un escalofrío lo recorrió. Quiso gritar, pero sus labios permanecieron firmemente sellados; las cadenas lo sostenían manteniéndolo prisionero dentro de su cuerpo, lo único que podía hacer era ver lo que ocurría afuera como un mero espectador.
El blanco cuello de Lan Zhan quedaba justo frente a su rostro, como cada noche Lan Zhan lo abrazaba como si quisiera protegerlo del mundo entero. Sin tener idea del peligro que yacía a su lado, disfrazado con la piel del hombre que amaba.
Wei Ying se sacudió, gritando con todas sus fuerzas dentro de su cabeza, calientes lágrimas bajaron por sus mejillas.
«Detente, detente, por favor... ¡Por favor, no lo lastimes!»
Una espeluznante risa brotó de sus labios. Tan ligera y silenciosa con el viento. Sus uñas rasgaron la piel del cuello de Lan Zhan dejando marcas rojas a su paso, sin llegar a provocar una verdadera herida. Antes de que pudiera gritar una vez más pidiendo que se detuviera, tuvo el control de su cuerpo una vez más.
Al instante alejó su mano del cuello de Lan Zhan como si tocara un carbón ardiendo. Todo su cuerpo se sacudía con fuertes temblores, su respiración errática podría definirse más como el resoplido de un animal herido. Aún con ardientes lágrimas manchando su rostro, Wei Ying se arrastró hasta posar su cabeza en el hombro de su esposo.
"Lo siento, cariño, lo siento..." murmuró una y otra vez, dejando besos ligeros sobre la piel lastimada. Deseo poder desaparecer aquellas marcas solo con el toque de sus labios, a pesar de ser el causante directo de ellas.
Lan Zhan ni siquiera se despertó o se movió. Confiaba tanto en Wei Ying que no era consciente del peligro o del aura asesina que en ocasiones emana de él. Aquello solo hizo que el corazón de Wei Ying se sintiera más pesado por la culpa... Porque sabía que esa misma confianza que Lan Zhan tanto le profesaba, sería la causante de su muerte en un futuro.
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Jelouuu~
Por fin, luego de una sequía de inspiración vuelvo a publicar algo ;; Está super corto y muy feito, pero lo hice con mucho amor (ɔ◔‿◔)ɔ ♥
Para este One-Shot me inspire en la serie de S.C.I Mystery, especialmente en el segundo caso hablan de las personalidades múltiples y pues, me imagine a Wei Ying con doble personalidad en donde el Patriarca YiLing es el malvado que quiere matarlos a todos (✿╹◡╹)
