Crystal
Logre abrir los ojos, pero no incorporarme.
No sentía mis piernas ni parte de mi brazo derecho. Use el izquierdo, apoyándolo en el colchón para levantar mi cuerpo, pero este cayo deshecho.
Intente un par de veces hasta que me rendí. Aún era temprano, las luces no se encendían, eso quería decir que debían ser cerca de las 5. Así que me decidí a volver a cerrar mis ojos, y usar lo último que me quedaba de fuerzas para colocarme del lado derecho, con las piernas en el pecho, bajo las finas sabanas.
No logre descansar correctamente. Mis ojos permanecían cerrados, pero mi mente vagaba en las semanas anteriores. Y cuando por fin veía atractiva la idea de dormir un rato, la luz me cegó tras mis parpados, y la cabeza sonriente de Lander apareció en mi campo visual.
-¿Estas lista? Hoy nos toca una simulación. Tenemos que rescatar al presidente – dijo poniéndose firme y colocando su mano en la frente. – Creo.
-¿Cómo haces? – Pregunte con mi voz ronca – Esto es imposible de soportar. Creo que no puedo moverme. ¿Hay una posibilidad de que haga la simulación en silla de ruedas?
-Imposible, colega. Vamos, se hace tarde.
Me incorpore lentamente hasta permanecer sentada. Había pasado semanas en este lugar y ya quería irme. Solo entrenamos. Horas y horas de agotador entrenamiento. Aprendí algunos combates cuerpo a cuerpo, donde tenía algunas oportunidades. Bueno, cuando no peleaba con los Assasins, ellos lograban hacerme mierda en segundos. Menos Cath. Me gustaba luchar con ella. Era una señora de unos 30 años, con el pelo negro azabache veteado de blanco, pero con una agilidad impresionante. Ella solía decirme para que lado debía moverme, si me atacaban de tal forma. Normalmente los Assasins solo venían, nos hacen mierda con su cara inexpresiva y se iban. Solo ella lograba mantener una pelea justa, enseñarte a cómo hacerlo mejor, y a la vez, sonreír en cada momento. A veces manteníamos conversaciones mientras peleábamos. Me contaba sobre una hija de pelos dorados como el padre, sobre sus hermanos, y sus padres, que aún seguían fuertes, pero nunca mencionaba como había llegado a T.D.H. y yo nunca me atreví a preguntárselo, temiendo la respuesta. Yo le conté sobre Jay, y sobre las hermanas de Jaden. Intente no hablar mucho de él, ya que aún me dolía, igual que no hablaba sobre mis padres. También había aprendido algunos trucos con distintos elementos y armas. Aun me costaba aprenderme sus nombres. Pero ¿Podes creer que había una clase especialmente para los nombres de cada arma que existía en el mundo? Supongo que no era fácil. Y la verdad, a mí no me estaba yendo muy bien. Tuvimos algunos entrenamientos de tiro y precisión. Todavía no había entrado en una de esas simulaciones que nombraba Lander con tanta emoción. Y no tenía muchas ganas de averiguarlo.
Di un gruñido de esfuerzo y me puse en pie. Mis piernas respondían, pero no sabía cuánto aguantarían. Me sacudí un poco los brazos y salte en mi lugar repetidas veces. Gracias a mi suerte, el adormecimiento calmaba mis dolores, y eso era bueno, por lo que creía. Espero no caerme en medio de la operación, o lo que sea eso.
Fui a buscar mi desayuno como todos los días, pero esta vez me entregaron otra cosa, una bolsa con ropa negra pulcramente doblada. Volví a mi habitación, donde solo se encontraba Callia, también, como todos los días, y al llegar a mi cama abrí la bolsa para ver lo que contenía dentro. El uniforme de combate de mi equipo, por lo que decía la etiqueta sobre la campera negra que envolvía toda la demás ropa. Retire la campera lentamente, estirándola. Encontré un detalle, una fina pantalla que se encontraba en el cuello y en los puños. Estaba apagada, por lo que podía pasar desapercibido fácilmente. Luego describí que los puños del pantalón también tenían una, igual que el cuello de la camiseta. Todo era de color negro. Pero había algo que había llamado mi atención. No esperaba que tendríamos que usar una capucha, pero lo más raro era que no había un agujero para ver. ¿Cómo pretendían que no viéramos nada? La deslice lentamente sobre mi cabeza, notando otra vez una placa sobre los ojos. Entonces, las demás que estaban sobre la ropa, resplandecieron con un llamativo color rojo. Entendí que era la forma de ver sobre el lugar, todo lo demás, todo lo real, se veía de un color verde, como en un segundo plano, y lo que realmente importaba ver, eran los amigos y los enemigos.
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The Deadly Hunt
Action“Azul por el humo y como el viento sopla de la misma forma en la que lo hace la vida Rojo por el fuego de pasión que nunca se apagara. Esa llama infinita en nuestras almas. Sangre por los sacrificios que tuvimos que cometer para estar en donde esta...