Un corazón que sanar (DREW)

Capitulo 7

—Le prometo que no haré que él Doctor tenga problemas, solo requiero una consulta de él..— dijo Emma

—¿Es referente a tus heridas? Puedo llamar a un especialista para que revise tu caso—

—No, es para.. otras personas..— dijo la Ojimiel.

Los ojos de Gary se achicaron, su mano se elevó a la altura de su barbilla, sus dedos se movían lentamente sobre su barba, mientras analizaba a la muchacha.

—Puedo preguntar, ¿Cómo conoces a Daniel?—

—Fui dejada en el hospital donde trabaja, y él me operó— respondió con sinceridad Emma.

—Tus heridas aun no sanan completamente, y me es difícil creer que te dieron de alta, así que deduzco que eras la joven que escapó..— dijo Gary.

Emma abrió sus ojos, y pasó saliva lentamente, un ligero tic apareció en su párpado izquierdo, mientras el silencio llenaba el lugar.

—Se lo que piensas muchacha, y si, tengo muchos oídos en todos lados, no hay nada que pase en esta ciudad sin que lo sepa, también soy conocido como el maestro de los susurros..— dijo Gary levantándose y caminando por el lugar.

—No debí venir.. con permiso Señor Lord,— dijo Emma apresurándose a la salida.

Gary la alcanzó y la detuvo, por unos segundos manotearon, uno luchando por detenerla y la otra luchando por irse.

—No me hagas llamar a Robbie..— exclamó Gary

—¡Déjeme ir!— grito Emma

—Te lo advertí.. ¡Robbie! ¡Robbie!—

Al instante entró el corpulento guardián haciendo que Emma se distrajera al verlo, Gary sacó un pañuelo con el cual tapó la boca y nariz de la castaña.

Seis segundos bastaron para que la Ojimiel se desmayara.

Robbie sorprendido gritó a la Sra Julie, quien entró agresivamente.

—¡¿Pero que has hecho Gary?!—

—Sh, sh.. Sra Julie.. la chica estaba en un estado casi esquizofrénico, y yo siempre estoy preparado con un pañuelo de éter para escapar.. solo que ahora la que quería escapar era ella— dijo con gracia Gary mientras recostaba a Emma.

La Sra. Julie dijo —Sigo sin poder hablar con Daniel, ¿Qué hacemos? ¿La llevamos al Hospital dónde trabaja?—

—No, tengo un mal presentimiento.. me la llevaré a mi mansión, en el lado Norte.. y que nadie, ni siquiera Daniel se entere de que ella vino a verlo.. ¿Me escucharon bien los dos?— habló Gary viendo fijamente a Robbie y la Sra. Julie, quienes asintieron a las ordenes del Lord.

—¡Bien! Ayúdame Robbie, cárgala y llévala a mi limosina, te veo en unos minutos allá.. debo hablar con David—

—Si, Lord Oldman..— dijo Robbie cargando a la Castaña con algo de torpeza.

Julie se mantenía preocupada, pero había hecho una promesa de silencio, y la cumpliría.

Después de unos diez minutos, Gary salió de la residencia de Daniel y se adentró en la limosina, vio a la muchacha aún inconsciente que yacía mal acostada entre el piso y el asiento de enfrente, se acomodó e indicó a su chofer que avanzaran con rumbo a lo que el llamaba su "cuartel".

Tres horas mas tarde Emma despertaba en una amplia cama, sus ojos se amoldaban al llamativo y brillante color rojo y dorado, su mirada paró en la cabeza de un leon disecado que parecía mirarla fijamente y se encontraba en la pared frente a ella.