Capitulo 2

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Emma despertaba en lo que reconoció inmediatamente como la casa donde estaba viviendo, era una de las habitaciones inferiores de aquel lugar.

Su cabeza dolía, llevó una de sus manos al lugar adolorido notando que había una pequeña inflamación.

Se levantó con dificultad, cuando dos hombres entraron a la habitación dónde ella estaba.

—¿Qué..?—

—Por fin ha despertado Señorita.. por favor siéntese— Habló un hombre alto, de ojos azules y cabello castaño claro, pulcramente peinado hacia atrás y vistiendo un traje gris, que estaba detrás de los dos hombres corpulentos que la habían perseguido.

Uno de los hombres trajo una silla y jaló a Emma para sentarla.

—¡Auch!— exclamó la Ojimiel.

—Vera Señorita, mis hombres me han dicho que usted ha osado liberar a dos niños que estaban bajo nuestra posesión, sin embargo, voy a darle la oportunidad de salir de aquí, solo dígame ¿Dónde escondió a esos niños?—

—¿Qué niños? ¿De qué demonios habla Señor?— dijo Emma negando con su cabeza.

Aquel hombre sonrió despectivamente y dijo —Le sugiero que no trate de engañarnos, por su bien, será mejor que hable—

Emma permaneció en silencio, entrelazó sus dedos y miró fijamente al frente.

El hombre de traje gris chasqueó su lengua y levantó una de sus manos, la cual estaba llena de anillos de oro y plata e hizo una seña.

—Herdman, Waylett adelante— llamó el Señor.

Los dos hombres se acercaron a Emma, uno le sostuvo las manos poniéndolas detrás de la silla, inmovilizándola.

—¡Ey! ¡¿Qué creen que hacen?!—

El otro hombre empuñó una de sus manos y tomando un poco de vuelo golpeó a la Ojimiel en el estomago, haciendo que ella emitiera un quejido.

Fueron tres golpes seguidos hasta que el hombre de traje chasqueó sus dedos y dijo —¿Ahora esta lista para hablar?—

Emma con sus ojos cerrados negó, entonces los hombres intercambiaron lugares, el que golpeaba ahora la sostenía, mientras el otro con una mano le tomaba el mentón y con la palma abierta de su otra mano le golpeó la mejilla.

El golpe había resonado dolorosamente, Emma comenzó a lagrimear, su mejilla le ardía bastante.

Waylett quien la estaba cacheteando comenzó a ensañarse, llegando al punto de desmayar a Emma.

El hombre del traje al ver ese resultado, bufó molesto.

—¡Imbécil! ¡Contrólate un poco! Ahora tendremos que esperar más tiempo— les dijo el Jefe al momento que se levantaba y le propinaba un golpe en la nuca a Waylett.

—Lo siento Jefe—

Herdman soltó los brazos de Emma haciendo que cayera al piso secamente, se dirigió con su amigo y los dos salieron de la habitación.

El Jefe se acercó a la Ojimiel, se agachó y dijo —Haré que hables— luego se levantó y también salió.

Emma ahora con bastante dolor permaneció en el suelo, así como se había desmayado, así volvió a despertar, solo que había decidido mantener sus ojos cerrados.

Escuchó la puerta de la recamara cerrarse, entonces abrió sus ojos y miró al techo, varias preguntas estaban en su cabeza, ¿Dónde estaban los niños? ¿Quiénes eran esos hombres? ¿Por qué tanta insistencia en encontrar a los pequeños? ¿Cómo le haría para salir de ahí?

Un corazón que sanar (DREW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora