JULIO

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CAPÍTULO VII JULIO

Lando

Después de las vacaciones que pasé con Carlos en España no había logrado volver a dormir tan bien, mi cuerpo estaba frío todo el tiempo, más de lo que siempre fue, en tan pocos días me había acostumbrado a dormir con Carlos, no es que estuviera abrazándolo, pero todos los días despertaba con mi rostro cerca de su cuerpo y tocando su mano o brazo, de alguna manera eso me daba seguridad y había dormido sintiéndome confortado y cálido.

Motivo por el que me sentía muy cansado, ya estábamos en Mónaco para la semana de carrera, usaríamos colores especiales para tan representativo lugar, siempre me sentía feliz y emocionado con cada Gran Premio, pero por mi mente no dejaban de invadirme cada uno de los momentos que viví la semana pasada y que sin duda nunca olvidaría, Carlos siempre fue más que amable conmigo, fue protector y de alguna manera también prefirió no compartir su tiempo con otras personas si estaba yo.

Esos días habían sido un sueño para mi, pude disfrutar de la compañía de Carlos y sin duda ese tiempo me ayudó a olvidar ese feo sentimiento de enojo que tenía hacía él, sabía que estaba mal y que no debía comportarme como lo había hecho en los últimos meses, pero no había podido evitarlo.

Analepsis

Llegamos a la villa de la familia de Carlos y me encantó, era un hermoso lugar lleno de vegetación y brindaba una gran calidez y confort, tomamos las dos habitaciones que mostraban la mejor vista sin duda, teníamos nuestra propia alberca y un gran campo de golf que se extendía por todo el lugar y caminando llegabas a la playa, era fabuloso.

Estos cambios de temperatura me tenían un poco loco, nos pusimos ropa fresca y salimos a comer a un lugar que Carlos amaba, después de haber probado el chuletón, un platillo típico del lugar, creo que yo también lo amaba ahora. (NA: No a favor de comer animales en la vida real).

Después de algunas cuantas bebidas Carlos me llevó a conocer la playa de la Concha en bote, su bahía era muy hermosa, una combinación entre la naturaleza y una esplendorosa ciudad, vimos el atardecer y el tiempo parecía detenerse cuando estaba con Carlos, no importaba nada y sólo disfrutaba de su compañía, cuando regresamos a casa ya me sentía terriblemente cansado, pero necesitaba una cálida ducha.

Al salir encontré a Carlos preparándose un café, me ofreció una taza de té y lo agradecí, me sentía un poco extraño con mi cuerpo, a pesar de la calidez que me envolvió en el día, ahora me sentía un poco frío, él sólo traía puesta ropa de dormir muy ligera, mientras yo ya vestía mi cálido pijama, Carlos me miró con diversión y revolvió mi húmedo cabello con sus manos, salpicando un poco de agua por todos lados.

Carlos -Lando si tienes frío deberías secarte bien el cabello- comentó con diversión.

Lando -Lo sé pero...- me quedé sin saber que decir porque en realidad quería seguir con Carlos y no desperdiciar ese valioso tiempo en ningún otra cosa.

Carlos -Ven vamos a mi habitación- dijo llevándome con su brazo en mi hombro, sacó una pequeña y muy suave manta y la pasó por mi cabello hasta quitar el exceso -¿Quieres ver una película aquí?- dijo arrojando la tela al suelo, sonriéndome ampliamente.

Lando -¿Aquí?- pregunté devolviendo la sonrisa, no pude evitar preguntar un poco sorprendido ya que había mucho espacio en la casa sin tener que estar en su habitación.

Carlos -Sí... bueno ya lo hemos hecho en hoteles y si te quedas dormido no tendré que cargarte a la cama y lastimar mi espalda como la última vez- me sonroje un poco ya que efectivamente Carlos había tenido que llevarme a la habitación ayer.

Lando -Jajaja- me reí porque definitivamente debió ser difícil llevarme.

Carlos -A menos que no quieras o si ya quieres dormir está bien- respondió dudoso.

CARLANDO TEMPORADA 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora