Un amante para el rey

Mamá

— ¡Melínoe! — La pequeña niña se crispo y se escondió tras Pluto por el regaño de Makaria — No la regañes, sabes como se siente por qué mamá no está — El rostro de Makaria comienza a ponerse rojo por enojo hasta sus ojos tomaron un color más oscuro — Padre nos prohibió hablar de ella, ¡ella ya no es nuestra madre! — Los ojos de Melínoe comenzaron a llenarse de lágrimas por cada palabra de Makaria y no se por que se armó tanto escándalo por una palabra, pero por impulso abraze a Makaria.

— No sé que es una mamá, pero siento que tiene un gran peso para ustedes del que no quieres hablar, pero creo que será mejor descargar todo ese dolor ahora que lo estás enfrentando — Makaria se dejó caer en mis brazos y comenzó a llorar, Pluto sólo giro su cabeza tratando de mostrar sus lágrimas y Melínoe corrió donde su hermana llorando igual de fuerte, aunque estaban dejando salir todo el dolor que sentían pensaba que me iban a dejar sordo. Sus llantos eran muy fuertes

— ¡Nunca volveré a mencionar a mamá, pero no me odies por favor! — 

— ¡Nunca podría odiarte! — Es este momento ambas me habían soltado y se abrazaron entre ellas y me aleje un poco por el bien de mis oídos. Pluto trataba de hacerse fuerte pero termino uniéndose al abrazo grupal.

Era obvio que los gritos iban a llamar la atención de su padre que entró bruscamente y al ver a sus hijos llorar y yo siendo la única persona ahí era obvio que iba a pasar.

Un fuerte escalofrío recorrió mi espalda al momento en el que su visión de poso sobre mí.

— ¡Espera! N-no es lo que pare- ¡Agh! — su mano agarró mi cuello en un pestañeo, no tuve oportunidad de reaccionar y estaba de bruces al suelo.