Malentendidos resueltos

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Sentía como el aire de mis pulmones escaseaba con cada segundo mientras luchaba por obtener una bocanada del tan preciado oxígeno — ¡Detente, papá! — La voz de Makaria fue tan fuerte haciendo temblar la habitación, el agarre del señor se detuvo, dejando libre mi cuello y sintiendo como mis pulmones trataban de respirar con normalidad. Los tres niños se acercaron preocupado por mí dejando de lado a su padre que comenzó a verme con el seño fruncido.

— ¿¡Estás bien Áskopa!? — Makaria pregunto mientras tomaba mi mentón y lo alzaba para mirar mi cuello, Melínoe me abrazó y sentí como nuevamente el aire se escapaba nuevamente, ¿cómo rayos está niña tenía tanta fuerza?

Pluto se puso al frente nuestro tratando de que el señor no avanzará hacia mí, aunque estaba temblando un poco.

— Si.. estoy bien — Pluto volvió su mirada y corrió a esconderse detrás de Makaria, diablos la presión en el ambiente que causaba ese tipo no era un broma. — ¿Que está ocurriendo aquí? — No era una pregunta, era una exigencia, puse a los niños detrás de mí y mire directamente a sus ojos, esos ojos rojos tan profundos que parecía que podría perderme en ellos en un descuido.

— Melínoe pregunto si yo era su madre, al parecer mencionarla los puso tristes y comenzaron a llorar, para la próxima ¿puedes pedir una explicación antes de tratar de matarme?... de nuevo — Aunque sentía miedo no vacile, estaba enfrentando a la muerte en persona si lo hacía perdería.

Tras unos segundos que parecieron horas él suspiro y toda la tensión se dispersó — Lamento mi comportamiento — se agachó para quedar a mi altura y levantó mi mentón e hizo lo mismo que Makaria — Aunque seas un solo un alma, algunos daños pueden hacerte daño esto se hará una marca más tarde pero se curará — El señor miró a sus hijos y extendió su mano para tratar de alcanzarlos y estos sólo lo evitaron, pude ver tristeza en la cara del hombre y mi cuerpo se movió sólo... Yo agarre su mano y la sostuvo con fuerza y tome la de la pequeña Melínoe que estaba sorprendida, nerviosa y algo asustada.

— No creo que deban tenerle miedo a su padre — Decía mientras juntaba ambas manos — El sólo trata de cuidarlos, aunque se vea aterrador puedo ver que se preocupa genuinamente por ustedes — Melínoe miró a su padre y este sólo agachó la cabeza, tome las manos de Pluto y Makaria y los acerque también — ¿Por que no mejor tratan de entenderse ahora y no generar malentendidos después — Decía mientras sonreía, la mirada del señor se posó sobre mi con una sonrisa, diablos tenía un rostro peligrosamente atractivo.

— Lamento si mis acciones llegaron a ser malentendidas y creyeron que los odiaba, nunca lo he hecho y nunca podría odiarlos — El señor no era una mala persona, sólo era incomprendido, que se arreglarán me hacia muy feliz.

— ¿Áskopa puede ser nuestra mamá? — y con esa frase de la pequeña Melínoe eso acabo.

Un amante para el reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora