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PAIGE CHESTERFIELD

—Amor, necesitamos que vayas a ese colegio...

—¡No quiero ir, mamá!  

—Paige, cariño, es la mejor opción que encontramos hasta ahora—papá se inclina a mi lado para poner una mano en mi hombro. 

—¿Por qué no puedo solo ir con ustedes y ya? Como mis hermanos.

—Ellos pueden tomar clases online, tú no. 

—Claro que puedo.

—Puedes pero no debes—aclara mamá. 

Eso es cierto, para mi pesar.

—No es justo. Me van a dejar sola, y les va a importar una mierda.

Me levanto del sofá de golpe y me encamino hacia las escaleras.

—¡Paige, vuelve aquí! !Paige! 

Ignoro a mis padres y subo los escalones hecha furia. Al llegar a mi habitación cierro la puerta con más fuerza de la que debería, busco mis auriculares en mi mesita de noche y me tumbo en la cama, mi espalda contra el respaldo y mi cara escondida entre mis rodillas. 

La música suena a todo volumen en mis oídos, mi pecho arde y esta vez las lagrimas si amenazan con botar de mis ojos, pero contengo el aire y aprieto los ojos para intentar apartarlas. Mis manos se aferran al edredón de la cama en dos puños. No voy llorar, no voy a llorar porque la situación no amerita mis lágrimas.

Ese maldito internado...

Fountain High, un colegio que solo admite alumnos con excelencia académica, un colegio solo para los mejores. Estuve investigando y es bastante difícil entrar, primero hay que mandar una solicitud que debe ser aceptada para que te permitan realizar distintas pruebas en las que debes obtener ciertos resultados para ser admitido, pero al parecer es muy bueno para la integración, te ayuda a explotar tus talentos y habilidades, aparte de que es un verdadero privilegio entrar en un colegio con tanto prestigio, y por todo esto a mis papás les pareció un gran lugar para mí. 

Especialmente por la parte en la que puedes quedarte a vivir ahí. 

Mis padres son empresarios, mamá era bailarina, incluso llegó a poner su propia academia (así es como comencé a bailar) pero hace poco tiempo la cerró para unirse al negocio de mi padre. Últimamente nos la pasamos viajando, ya hemos tenido que buscar un hogar fijo por un par de meses en otros países varias veces, por eso mis papás tomaron la decisión de que mis hermanos y yo tomáramos nuestras clases en línea hace aproximadamente dos años.

Yo siempre he sido una persona algo tímida y reservada, no se me da bien llegar a sitios nuevos y hacer amigos, tener que estar cambiando de aires tantas veces, no estar tanto en lugares con muchas personas como antes y tener que conocer a gente diferente cada que nos mudamos para después dejarlos ha empeorado esto. 

Hace ocho meses me diagnosticaron ansiedad social, empecé a evitar las salidas y cada vez me quedaba más en casa, a mis papás no les gustaba eso, al principio creían que era una chiflazon, pero un día tuvimos una discusión, me desahogué, los tres terminamos llorando y a los dos días ya me habían conseguido una cita con una psicóloga. Comencé mi terapia una semana después. 

Sentí un alivio enorme al entender que era lo que me pasaba, fue como si una nube gris llena de garabatos y borrones se hubiera aclarado en mi cabeza, pero aún había que eliminarla. No fue un proceso fácil, pero hace poco tuve mi última sesión y retomaré hasta dentro de cuatro meses, solo para ver progresos.

Todos estos acontecimientos fueron los que llevaron a mis papás a tomar la decisión de que volviera a las clases presenciales, en dos meses tienen que hacer otro viaje de trabajo por tiempo indefinido y necesitaban conseguir un lugar donde no tuvieran que preocuparse por mi,  estuvieron buscando y encontraron este colegio.