3 | "Entre hojas, de árbol y de papel"

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ETHAN RELISH

—¿Puedo ir al baño?

—Mano—indica la profesora, pongo mala cara antes de alzar la mano. 

—¿Puedo ir al baño?—pregunto de nuevo.

—Fuiste hace un rato, Relish, y quedan cinco minutos para que termine la clase.

—Es urgente.

—También es urgente que termine de dar mi clase. 

—Pero...

—No puede ir—concluye.

Suspiro y apoyo la mandíbula sobre mi 

Plan para salir cinco minutos antes de clase, fallido.

De todas formas no habría servido de nada, cuando fui al baño hace un rato intenté hablar con Sarah pero no hubo respuesta, esto cada vez me pone más ansioso y mi estrés ya está en su máximo nivel, no pude poner atención en todo el día.

Repiqueteo los dedos en el escritorio mientras miro el reloj encima de la pizarra, esperando a que el número que marca cambie mágicamente, tal vez lo intimido con mi mirada y hace lo que quiero, ya que resulta ser mi especialidad.

Cuando el timbre se digna en sonar, todos se levantan de sus asientos apresurados, yo incluido, por ser la última clase del día, la mayoría esta ansiosa por irse a hacer sus cosas. 

Estoy por abrir la puerta pero alguien se me adelanta y toma la manija primero, solo hace falta una ceja enarcada y una mirada terriblemente mala para hacerle cambiar de opinión y conseguir que se aparte. 

Salgo de mala gana y camino rápido por los pasillos antes de que se llenen de gente, el salón en el que está mi hermana esta del otro, muy lejos de donde estoy yo, eso no me anima mucho más pero en serio necesito hablar con ella.

Resulta que ha estado ignorando mis llamadas y mensajes desde ayer en la mañana, y no ha querido verme, no comimos juntos en el almuerzo ni nos visitamos en nuestros clubes por la tarde, no es que lo hagamos todo el tiempo pero es raro si no me avisa.

Okey, sé que suena exagerado, pero la cosa está en que tengo un mal presentimiento, y necesito asegurarme de que está bien porque sino me pongo a pensar en mil cosas que le podrían estar sucediendo, todas muy malas, y no es divertido. 

Además que siempre que ella esta mal yo me pongo mal también, por ley, así que me gustaría saber el motivo de mis malestares al menos, porque ya es muy terrible tener que pasar por ellos. 

La veo salir por la puerta y la tomo del brazo alejándola de la masa de gente en la que estamos metidos.

—Mierda, casi me matas de un susto—se lleva una mano al pecho. Intenta detenerse y soltarse de mi agarre, pero yo se lo impido y sigo caminando—. ¿Qué carajo haces, Ethan?

—Camino.

—Conmigo del brazo—bufa, señalando mi mano en su muñeca.

Pongo los ojos en blanco. Por suerte Sarah no se detiene hasta que llegamos a un lugar sin tanta gente, donde me da un manotazo para que la suelte y se cruza de brazos.

—¿Me vas a explicar por qué me jalaste hasta acá como si estuviéramos en una serie policiaca?

—¿Me habrías hecho caso sino?

Sarah frunce el ceño y aprieta la mandíbula, sabe que tengo razón pero tampoco dice nada al respecto.

—Es la primera vez que te escucho hablar en dos días.

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