Capítulo 5. Demuéstramelo.

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Lia

-¿Lia? - preguntó una soñolienta Nare. -¿Qué haces aquí?

-Yo... lamento haber sido una mala amiga. ¿Por qué no me dijiste lo que pasaba?

Nare suspiró y se pasó una mano por la cara. - Mi primo te necesitaba, yo tenía a Mar y no quería preocuparte...

-¡Me preocupaste! - grité y luego bajé el tono. Ella no tenía la culpa de que yo no le hubiera dado toda mi atención. Me acerqué a su cama y me senté allí. - Lo siento. Yo sólo... Sabrina...

-Entiendo. No importa, de verdad- dijo en tono suave.

-¡Claro que importa! Ya basta, ahora dime, cuéntame.

Nare apartó la mirada y miró hacia sus manos. Tenía un pañuelo entre ellas y lo estaba empezando a despedazar. -¿Qué sabes? - murmuró.

-Qué el idiota rompió contigo.

-Bueno, pues es eso. Rompió conmigo.

-Pero, ¿por qué?

Su labio comenzó a temblar y una lágrima calló de su ojo. Me acerqué a ella y la abracé.

-Porque tenía miedo de cometer un error y no quería que yo sufra. ¿Comprendes? Otra chica. Hay otra, Lia - lloró contra mí. La abracé aún más fuerte. - No me ama, si me amara no haría esto. Dijo que no quiere que sufra pero me partió por dentro. Lo odio, lo odio - sollozó.

Tenía mi mandíbula apretada. Mis dientes iban a explotar. Quería pegarle una buena patada en las pelotas. Este estúpido lo único que hacía era romperle el corazón a mi amiga una y otra vez. ¿Qué tiene en la cabeza? Esta vez fue demasiado lejos. Si me lo cruzaba, será mejor que él tenga un cubre ingle porque lo dejaré sin hijos.

-Shhh, está bien, no creo que sea así- digo para calmarla. Ni yo sé cómo es. ¿La ama? ¿No la ama?

Nare toma respiraciones entrecortadas y luego dice: -Es así.

-Shhh, tranquila. Tú sabes que las cosas pasan por algo. Siempre te lo digo y siempre suele ser así.

-Pues yo no quiero que pase esto - susurró.

-Lo sé.

*

-Bien, luego de esto creo que engordaré bastante pero vale la pena - dijo Mar mientras enterraba su cuchara dentro del kilo de helado que estábamos comiendo.

Invitamos a Mar a venir y le pedimos que comprara mucho helado de chocolate. Así que aquí estábamos. Nare, Mar y yo atragantándonos de helado de chocolate granizado, de chocolate blanco, de chocolate con brownie, de chocolate... no me acuerdo cual era este sabor pero era muy rico.

-Vamos a terminar las tres con un dolor fuerte de estómago - dije yo.

-Qué importa - gruñó Nare saboreando una cucharada de helado.

Me reí.

Esa noche nos quedamos las dos, Mar y yo a dormir en su casa. Nare nos necesitaba como amigas y ya que mañana domingo no trabajaba, aproveché.

Zacha pasó a buscarme al otro día e intenté disimular mi dolor de estómago luego de tanto chocolate. Y para colmo ya tenía dolores de ovarios (aunque se dice que lo que duele es el útero). Mi período estaba cerca y eso más la suma de mi dolor de estómago me sentía horrible. Se ve que lo hice bastante bien porque él no preguntó si me ocurría algo. No fue hasta que llegamos a su casa y a su cuarto que comenzó a besarme cuando le dije:

-Zacha no. Hoy no.

Zacha gruñó y se apartó de mi lado. -¿Otra vez?

Rodé los ojos. -Sabes que es todos los meses. Pero no, hoy no "otra vez". No me ha venido todavía, pronto, pero todavía no. Tengo dolores y encima con tu prima ayer comimos mucho helado de chocolate y me siento mal.

Dime que aún me amas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora