Capítulo 18. El que más ama es el que pierde.

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Lia

Creí que se me haría fácil, que su presencia no me afectaría, que no lo distinguiría bien. Pero como siempre, me equivoqué. Reconocería su figura hasta con los ojos cerrados. Como en todos los partidos, la camiseta se ajustaba a su cuerpo. ¿Se había cortado el pelo? No podía distinguirlo bien desde dónde estaba sentada. Me incliné un poco hacia delante...

—¿Lia? — Nicolas chasqueó sus dedos delante de mí. 

—¿Sí?— Sacudí la cabeza saliendo de mis pensamientos. —¿Qué haces aquí?

Se sentó a mi lado. — Vine a ver cómo estabas y te encontré distraída en otra cosa — señala con la cabeza hacia la cancha y arqueó una ceja hacia mí. 

Negué con la cabeza. — No es nada. Sólo... Mi corazón estúpido preocupándose. Ya sabes. 

Suspiró. — Y porque lo sé es que vine a ver cómo estabas.

— Ya — Rodé los ojos. — Estoy bien, ve a jugar.

Luego de darme un beso en la frente y marcharse corriendo junto a su equipo largué un tremendo suspiro. ¿A quién quería engañar? No estaba bien. Su presencia me afecta. No es fácil no preocuparme por alguien que... ya saben, ese sentimiento que te recorre el corazón y la mente y te hace hacer cosas estúpidas. Mi corazón, así y como estaba, aún temblaba por él. ¿Quién olvida a una persona por la que sintió tanto, en poco tiempo? No es fácil, para nada. Y Nicolas lo sabía. Como dije, es el único amigo que nunca desconfió de mí, entonces yo nunca dejé de confiar en él. 

Me sobresalté cuando alguien se sentó a mi lado. 

— No quería asustarte. 

Me giré hacia Nare. — No, está bien. Estaba perdida en mis pensamientos. ¿Cómo estás?

— Bien. ¿Quieres? — Preguntó tendiéndome un paquete de papas fritas. 

Negué con la cabeza, no tenía hambre. Miré hacia la cancha, el partido estaba por comenzar. 

— Oye... ¿Quieres venir a mi casa luego? — Preguntó con algo de timidez. 

Su pregunta me sorprendió. No me decía eso hace tiempo. Debía confesar que extrañaba hacerlo. Nuestra amistad, nuestra confianza. Pero estaba herida y no debía ser yo la que tenía que remar esta vez. Pero tampoco iba a ponerle trabas en ello, no tenía por qué ser así.

— Claro —  sonreí y Nare me devolvió la sonrisa.  

No hablamos mucho durante el partido. Creo que ambas aún nos sentíamos algo incómodas una junto a la otra. Los problemas que pasaron entre nosotras fueron lo suficientemente fuertes como para romper la confianza, pero no el cariño. Habíamos pasado muchas cosas juntas y aunque doliera admitir que este problema pudo con nosotras en el fondo de mi corazón destrozado sabía que quizás teníamos una segunda oportunidad. 

Para no perder la costumbre, nuestro equipo salió ganador. Todo el grupo se fue a un bar a festejar menos Nicolas que lo noté algo malhumorado y agotado. Quise hablar con él antes de irme con Nare a su casa pero me hizo un gesto con la cabeza de que no quería hablar ahora. No entiendo que es lo que le sucede. Me hice una nota mental de llamarlo cuando volviera a casa.

Al entrar en la casa de Nare no pude evitar que en mi corazón se encogiera un poco de dolor. Esta casa tenía tantos recuerdos... Incluso entrar en su habitación me hizo hacer una mueca. Tener problemas con el amor no era fácil. Tratar de olvidar era como atravesar el infierno. Si de verdad amabas a esa persona con todo tu corazón dejará una huella en ti que ni el tiempo borrará. Zachariah me había marcado y para siempre. 

Dime que aún me amas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora