ᴍᴇᴍᴏʀɪᴇꜱ; ✧˖*°࿐

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Se encontraba pensativo, lidiando con las cosas horribles de aquel cubo que había Sido totalmente confinado. Estando aislado, sin ver a nadie, sus compañeros y sus seres queridos, era algo que aunque lo negara era obvio que no le gustaba.

Confiaba en sus alumnos y sabía de lo que eran capaz. Era por eso que tenía la esperanza de que ellos resolverían todo esto, era su maestro y les enseño todo lo posible.

Pero una persona no dejaba de rondar en su mente una y otra vez. Y era Utahime, ni más ni menos, extrañaba sus regaños, sus besos, sus caricias y su compañía.

Hasta la cosa más estúpida en despertar y ver qué tenía un plato de comida servido era algo que lo hacía sentir pleno. Jamás pensó que llegaría a vivir algo así, obvio por ser el hechicero mas fuerte. Pero él más que nadie sabía que era su descuido.

-Utahime...-

Un suspiro pesado se escapo de sus labios en decir el nombre de aquella hechicera. Una parte de él se sentía aliviado porque sabía que al mantener las cosas en secreto no sería un blanco fácil que buscarían para rematar en su contra.

Era una de las pocas cosas que le daba consuelo y aunque bromeaba con ella de que era débil sabía que era una mujer con un espíritu inquebrantable.

-Maldición, si logro salir de aquí no me volveré a reír de tus fideos, amor...-

Carraspeo por lo bajo con molestia cuando iban hacia él esas cosas extrañas para tratar de matarlo. Cómo de costumbre pudo lidiar con eso, pero ya le fatigaba estar encerrado y tratar con esos seres del cubo.

Cerró los ojos por un momento dejándose llevar por sus pensamientos, los momentos que vivió con sus estudiantes, su época como adolecentes, las idioteces que hacía y sobre todo los momentos que pasaba con Utahime.

Se encontraba durmiendo plácidamente en su cama después de regresar de un viaje de negocios, estuvo un tiempo fuera de Tokyo y lo único que quería era descansar.

En eso el albino se despertó retirando las sábanas que tenían abrigandolo esa noche, párpadeo en oler algo demasiado rico para su gusto. De pasos perezosos se levantó de su cama frotandose sus mechones albinos, un bostezo se escapó de sus labios durante su trayecto en la cocina. En eso pudo encontrar el semblante de su chica y le dedicó una leve sonrisa al verlo despertándose.

-Vaya veo que ya despertaste-Dijó la azabache algo emocionada y aún dedicándole aquella sonrisa al contrario- Te hice el desayuno, no te desperté porque pensé que seguirías descansando, seguramente el viaje fue algo agotador.

-Con razón ya decía yo que algo olía tan rico...-Miro la comida el ojiazul inhalando un poco el aroma sintiendo como se penetraba en sus fosas nasales, y era que Utahime sabía hacer comida deliciosa- Con tu permiso quiero probar un poco, provecho -Sonrio de oreja a oreja el zagal para tomar un asiento de la mesa.

-Espera, Satoru-

Él la miro algo extrañado al escucharla justamente cuando iba a coger un trozo de pan. Utahime apoyo sus manos en sus caderas apuntandolo con la espátula.

-Dime que por lo menos ya te has lavado las manos, no vas a tocarlo eso sucio-

-¡Argh, Utahime, yo ya quiero comer! ¿¡Dijiste qué todo esto era para mí, no!? ¡Así que déjalo pasar, sigo cansado del trabajo!-Se quejó este haciendo parecer un drama excusándose de no lavarse las manos.

-¡No, Gojo Satoru, te vas a lavarlas ahora mismo, no empieces actuar como un niño pequeño!-

-¡Yo no soy un niño pequeño, tú eres una exagerada y estricta!-Se quejó nuevamente el de mechas albinas haciendo una mueca de dramatismo ante sus reclamos.

♡⃞🎐Misfortune. ᛬  ᴳᵒʲᵒʰⁱᵐᵉ. ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora