Aquel día era lunes, los primeros rayos del Sol empezaban a iluminar la mañana, el clima emanaba un agradable frescor, el canto de los pajarillos era lo único que llenaba el apacible silencio de la mañana, un nuevo día llegaba al país del Sol naciente. Nuestro peliverde preferido se encontraba inmerso en el mundo de los sueños, hasta que la alarma de su celular interrumpió su descanso.
—Ya estoy despierto... -Apagando la alarma con algo de pesadez-. Buen día... -Dijo el peliverde mientras soltaba un bostezo y de reojo veía la hora en el reloj colgado en la pared -.
El peliverde se levantó de la cama dando un salto y se dirigió rápidamente al baño para lavarse los dientes y enjuagarse la cara con algo de agua fría para despertar por completo. Después de eso se acercó a su escritorio, sobre el cuál se encontraba una pequeña caja de regalo.
—Bien, andando –El peliverde tomó la caja y se dirigió hacia la cocina-.
Como se lo esperaba, en el trayecto a la sala en común no se encontró con nadie despierto. Era normal que los demás prefirieran aprovechar hasta el último minuto disponible para descansar, sin embargo, el peliverde sabía con alegría que no era la única persona que le gustaba madrugar. Cuando llegó a la cocina, la vio, sentada en la barra con un libro en su mano derecha y una taza de té en la izquierda. La chica no se había percatado de la presencia del peliverde, por lo que, dando pequeños pasos, Izuku se acercó cautelosamente para sorprenderla.
—Buenos días, Yaoyorozu-san –Le susurró cerca del oído-.
La chica dio soltó un pequeño grito, y giró de forma brusca, el peliverde que tiene una muy mala suerte, recibió un codazo en la boca del estómago que hizo que se doblara del dolor.
—¡Midoriya-san, lo siento! –Dijo la azabache preocupada al ver a quién había golpeado-.
—Me alegra que estés tan animada de verme, Yaoyorozu-san... –Soltando una pequeña risa mientras intentaba recuperar el aire-.
—¿Estás bien?...
—Sí, tranquila –Dijo el peliverde mientras se reponía y le regalaba una sonrisa-. Lamento haberte asustado
—No te preocupes, con ese golpe creo que estamos a mano –Riendo un poco-. ¿Te dirigías a tu entrenamiento matutino, Midoriya-san?
—En realidad... quise tomarme el día de hoy y pasar la mañana juntos... –Tanto el peliverde como la chica se sonrojaron un poco-. Pero vi que estabas ocupada y no quisiera molestarte mientras lees, así que yo-
—No molestas para nada, Midoriya-san –Interrumpiendo al peliverde-. Me encantaría que te quedaras –Mientras cerraba el libro y lo hacía a un lado-. ¿Té? –Preguntó contenta-.
—Si, por favor –Dijo el chico alegre mientras se sentaba a un lado de la azabache-.
Ambos estuvieron juntos charlando por un buen rato, disfrutando de la compañía del otro y teniendo un momento jovial. Era imposible no darse cuenta de la alegría que ambos sentían de estar juntos.
—Vaya noche la de ayer, ¿no?... -Comentó el peliverde mientras se ruborizaba un poco-.
—S-sí, fue una gran sorpresa... -Las mejillas de la chica se tiñeron de un color carmesí mientras esbozaba una gran sonrisa-. Fue algo totalmente inesperado que sinceramente... me alegra mucho que haya sucedido -Viendo directamente a los ojos al peliverde-.
—Ya v-veo -Dijo el peliverde que no pudo evitar sonreír-. Hablando de sorpresas. Había algo que quería darte –Dijo alegre mientras sacaba algo de su bolsillo y rápidamente lo ponía detrás de él para ocultarlo-.
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Creando un nuevo mundo
FanfictionEn un mundo donde los súper-poderes son cosa del día a día, Izuku tendrá que demostrar su valía frente a la sociedad de héroes. El camino no será sencillo, ¿pero desde cuando algo en esta vida lo es? Izuku nace con un quirk que le permite controlar...