¿¿¿Que hacemos acá???

Capitulo 4

En el capitulo anterior.

- Pero... - Dijo uno.

-Como??? - Concluyeron.

- Mamá... -

Ese mismo día en la mañana.

Narra México.
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Estaba jugando con mis hermanos Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan a las orillas de un lago a las afueras de la ciudad capital del Imperio de mi madre.

- *Tlac devuelvemelo* - Dije algo enojado - *¡Nantli!* - Le dije a la mujer que nos veía, a lo que ella dejó de hablar con uno de sus guerreros que nos acompañaban y volteó.

- *Si piltsin??* - Dijo con cariño en su voz.

- *Tlac no me quiere dar mi collar* - Dije con un pequeño puchero.

- *Okichpiltsintli devuelvele su collar a tu teikautli* - Dijo dulcemente a mi hermano.

- *Pero nantli, Metz...* - Dijo tratando de defenderse de nuestra madre.

- *Pero nada* - Dijo con aquel tono que hasta el mismísimo Huitzilopochtli le tendría miedo - *Se lo devuelves a tu teikautli en este instante* - Concluyó sacando un huarache con suela de oro de quiensabedonde y con una cara más seria que la de Mictlantecuhtli.

- *Sa-sabes que tei-teikautli,ten te-te lo de-devuelvo* - Dijo Tlac con una sonrisa nerviosa, para luego desviar la mirada de nuestra madre, la cual sonrió mientras guardaba elhuarache. Que luego se acercó a Tlac y le besó el cachete para luego decirnos:

- *Bueno kokones* - Dijo con calma - *Hay que volver a la pirámide, ¡Que hoy llega España de su viaje!* - Continuó algo emocionada, pues mi padre después de un tiempo volvía de un viaje, para todos la Gran Imperio Azteca era demasiado seria, para todos menos para nosotros, España y nuestro pueblo ya que no lo era tanto, con quienes incluso festejaba, sonreia y convivía felizmente.

Después de caminar por un largo rato acompañado de los guerreros llegamos a la ciudad...

Una ciudad...

Que estaba...

Destrozada...

Con sangre...

Con gritos por...

Todas partes...

Cuerpos...

De Hombres...

Mujeres...

Y...

Niños...

Tirados...

En...

El...

Suelo.

De pronto mi madre cayó de rodillas, abrazándose a si misma, con lágrimas en los ojos.
Después Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan escupiendo un líquido negro, con rasguños en todo su cuerpo, de los cuales salía sangre.

Mi madre nos abrazó y llevo a una pequeña pirámide, en la que llamó a unos curanderos para que atendieran a mis hermanos, mientras ella salía a hablar con unos de sus guerreros, la seguí y logré escuchar algo que no logré entender por completo.