No es como parece.

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La primera vez que Takemichi vio algo raro alrededor de su mejor amiga, Tachibana Hinata, fue una tarde nublada de agosto después de terminar las clases del día. Como solían irse juntos a casa al ser la única oportunidad entre la semana para charlar sin limites y ponerse al día, Takemichi aprovechaba para comentar lo mal que le iba en los exámenes, sobre todo en matemáticas, y Hinata como siempre, lo animaba al decirle  que podía ayudarle cuando quisiese.

Takemichi se negaba a la ayuda porque  solo le haría perder el tiempo a Hinata. Ella lo reprendía por su negatividad, dándole un pequeño golpe en el hombro. Terminó por hacer pucheros, que fueron interrumpidos cuando un par de desconocidos se interpusieron en su camino casualmente.

Bueno, tan casual como pueden parecer dos niños entrometidos.

A penas levantó la cabeza, se encontró con un chico alto, muy alto de hecho,  con el cabello rapado a los costados y una trenza rubia cayendo  sin pretensiones en su espalda, su cara muy seria. Al lado, el otro chico debía tener la altura de Takemichi, cabello rubio cenizo peinado y unos distintivos ojos negros profundos.

Parecían dos matones de secundaria por la forma  en la que los detenían a mitad de la calle. Tragó en seco con temor y se preparó en caso de que les buscaran pleitos, poniéndose delante de Hinata. A pesar de no saber pelear, estaba listo para defenderla, el chico mas alto al notar la tensión, intervino y les sonrió con amabilidad. 

— Disculpa si nos entrometemos, pero... ¿Cómo se llaman ustedes dos?

Tanto Hinata como Takemichi quedaron boquiabiertos, mirándose entre sí.  Hina fue la primera en recuperarse de  la impresión, suspirando aliviada antes de responder. Ella era demasiado buena para hacerle el feo a los desconocidos. 

— Yo soy Tachibana Hinata y, este aquí es mi mejor amigo, Hanagaki Takemichi.— Su amiga lo señaló con el pulgar y actúo como si no estuviese tan desconcertada como él.  No todos los días un par de extraños los detenían para preguntarles sus nombres.

Takemichi a diferencia de Hinata, no disimuló su disgusto. Se alzó de hombros y   se acercó al par de chicos con su típica pose de héroe, ¿de dónde le salía la valentía?

Ni él mismo lo sabía.

— ¿Qué quieren? que yo recuerde, no me he metido en problemas desde hace mucho tiempo.

El de la trenza se echó a reír, negando con su cabeza. Levantó sus manos en son amigable, carraspeando antes de contestar.

—  Tranquilo, solo estamos siendo amables, queremos ser sus amigos. Yo soy Draken y este enano de aquí es Mikey.

— ¡Oi, Kenchin! — Por primera vez la voz del rubio  cenizo se escuchó. Takemichi sintió escalofríos, probablemente porque a pesar de ser mas suave, tenía un toque mas demandante.

—¡No me llames así! — El tal Mikey no se molestó en rectificarse, al contrario, dio un paso al frente y les sonrió a ambos. 

— Queremos ser sus amigos,  los vemos pasar por aquí seguido y nos pareció curiosa la forma en la que se llevan ustedes dos, ¿verdad, Kenchin?—  El mencionado rodó los ojos y se cruzó de brazos. 

— ¡Qué lindos! por supuesto que queremos ser sus amigos, ¿Verdad, Takemichi-kun?

Abrió su boca para replicar, pero Hinata le lanzó una mirada de advertencia. No le quedó de otra que asentir.  Se percató de algo más mientras estaba ocupado maldiciendo su suerte,  Mikey estaba mirando a Hinata y sus mejillas se ponían un poco rosas, ¿Qué diablo estaba pasando allí?

Takemichi tomó de la mano a su mejor amiga e hizo el amago de irse, debían escapar lo antes posible.

— Si nos disculpan, debemos ir a casa. Se hace tarde. 

OneShot//MaitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora