¿Qué es mejor que el silencio? Parte 1.

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Mikey está en el extranjero. Mikey, el chico con la sonrisa más linda del mundo, su novio, está lejos.

Y Takemichi está embarazado.

Sostiene con fuerza la prueba de embarazo, mientras las lágrimas empapan su rostro. Su vista está muy apagada; sin embargo, puede ver las líneas difuminadas color rojo que le dicen que arruinó su vida para siempre. No es capaz de levantarse del retrete, está demasiado asustado para enfrentarse a la realidad.

Los constantes toques de Chifuyu, lo devuelven a la realidad muy lento. Todavía están en la escuela, escapando de la última clase para comprobar las sospechas de las que tiene semanas temiendo.

Debió suponerlo, es decir, tuvo sexo por primera vez con Mikey antes del viaje. Era una especie de regalo de despedida, puesto que, no se verían por un tiempo, en lo que el chico terminaba la universidad en el extranjero. Takemichi había llorado mucho más de lo que lo hace ahora, pero Mikey lo consoló entre besos tiernos y toques consoladores, luego la ropa desapareció y fue gentil cuando lo penetró la primera vez. Y vaya que le dolió hacer ese bebé, pero valió la pena cada segundo en el que se entregó al chico de sus sueños. El amor de su vida. Takemichi no se arrepiente.

¿Por qué no se cuidaron? No lo sabe, solo fue tan ingenuo por la emoción del momento.

Solloza un poco más fuerte y es la señal que Chifuyu necesita para asomarse del otro cubículo, seguramente apoyado del otro retrete, mirándolo desde arriba muy preocupado.

—Entonces es verdad, compañero, estás embarazado.

—¡No lo digas tan alto! —exclama Takemichi, ahogado por el llanto—. Nadie debe enterarse de esto, Chifuyu, promételo.

Chifuyu asiente, desordenando la mitad de su pelo rubio cenizo. Y Takemichi no aguanta un segundo más allí. Tira la prueba en el fondo de su mochila y sale del cubículo. Su mejor amigo lo sigue y lo abraza, tratando de darle todo el consuelo que necesita.

—Si se lo dices a Mikey, lo entenderá, no es el fin del mundo.

Takemichi quiere creerlo; sin embargo, en su mundo, siendo apenas un adolescente en su último año de escuela, no ve muchas esperanzas para su futuro. No dice en voz alta sus sentimientos, porque está seguro que nadie es capaz de entender lo que está sintiendo en esos momentos. Hay mucho miedo en su pecho, un cosquilleo desagradable que amenaza con derribarlo; está mareado, muy ansioso, su cabeza es una maraña de pensamientos negativos.

—Vámonos de aquí, iremos a casa y pensaremos las cosas.

Y lo hacen, se van de la escuela con la excusa de que Takemichi se siente mal. El resto de sus amigos no pregunta. Todos están igual de preocupados. Habrá tiempo para saber qué ocurre, solo deben ser pacientes. En el camino, Takemichi medita, y sea cual sea el camino que tome, todo se ve desolador y tenebroso. Chifuyu parlotea de cualquier tema que se le ocurra, lo hace para distraerlo, y todavía en su letargo, Takemichi sonríe, porque no quiere verlo afligido.

Charlan un rato hasta llegar a casa y aunque su amigo insiste en seguirlo, Takemichi se niega. Necesita descansar, argumenta con la voz pastosa. Se despiden con la promesa de verse pronto, sabiendo que el tema del niño queda pendiente. Al quedar solo es cuando se derrumba. No hay nadie en casa, como siempre, y duda que alguien pueda oír su angustia. Takemichi está muy solo.

Un bebé.

Takemichi tendrá un bebé.

En la comodidad de su cama, lleva sus manos a su vientre y trata de sentir aunque sea un poco de amor por ese bebé, pero solo termina llorando y lamentándose. No quiere un bebé, no sin Mikey con él, no sin antes haber terminado la escuela, no sin antes decidir que quiere para su futuro. Mikey, ¿puede volver en ese mismo instante? Takemichi lo necesita.

OneShot//MaitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora