N/A: ¡Disfruten el fic!
Las siguientes semanas resultaron un tanto pesadas para Ron. No sólo era el hecho de que, apenas iniciando el curso, ya había pasado la primera cosa fuera de lugar: el hijo de Luna, Nádba. Sino que ahora los profesores le dejaban más deberes y se juntaban demasiado para antes del fin de semana. Afortunadamente, Ron, había conseguido terminar sus deberes a tiempo gracias a que pasaba más tiempo en la biblioteca y eso, para bien, le ayudaba a concentrarse mejor. Tenía una razón para terminar antes y era que, semanas atrás, había quedado con Luna para ir a una salida con sus amigos a Hogsmeade. A Ron le gustaba mucho salir al pueblo cuando podía porque, en primera, se distraía de los estudios. Y en segunda porque le encantaba comer los dulces de Honeyducks. Aquella ocasión tenía una nueva razón para estar emocionado por la salida al pueblo mágico.
Un día antes de la excursión, durante la última clase, Ron se había quedado en el aula de Pociones a limpiar y ordenar. Pues había preparado mal una poción y, a raíz de eso, le había echo perder puntos a Gryffindor por murmurar a espaldas de Snape. El muchacho se encontraba limpiando las mesas de los pupitres; quitándoles de encima los ingredientes sobrantes que se habían utilizado cuando, después de que hubo un chirrido, la puerta se abrió revelando a Luna, con Nádba entre sus manos. A Ron al principio no le agradaba del todo la criatura de barro. Pero luego de las semanas transcurridas, se dio cuenta de que era muy majo y expresivo. Todavía no le cuadraba del todo el por qué era hijo de Luna. Claro, ella, de alguna forma, lo había logrado crear pero, aún así, le parecía una locura.
-Vaya, Weasley ¿Otra vez en problemas?- Dijo burlonamente Nádba, que ya había saltado en el pupitre donde estaba Ron.
Luna le saludó con un movimiento de su mano y se sentó cerca.
-¿Qué hacen aquí, chicos?- Preguntó Ron.
-No te vimos salir de las mazmorras-. Explicó Luna. -Así que vivimos a ver qué pasaba ¿Qué hiciste?
-Snape se ardió por algo que, seguramente, ni siquiera escuchó.
-Ay, Weasley, para eso puedes usar tu mente sin que nadie te escuche ¿Sabías?- Intervino Nádba.
-No lo sé, estoy bastante seguro de que Snape puede entrar en la mente y saber qué piensa uno. Prefiero no arriesgarme.
Ron palideció ante esa idea y se apresuró a terminar su sanción. Luego de un rato, los tres salieron de las frías mazmorras y, como tenían hora libre, fueron a reunirse con los demás cerca de la cabaña de Hagrid. Los otros cuatro chicos estaban conversando, sentados sobre unas rocas grandes, a las afueras del Bosque Prohibido.
-¿Qué hay de nuevo?- Saludó Ron.
-Sólo estábamos hablando de lo bien que se veía Malfoy, hace un momento, cuando la profesora Mcgonagall lo atrapó molestando a Colin Creevey-. Respondió Hermione. -Sé que pensarán que debí haber hecho algo pero, simplemente, la profesora se me adelantó. Además Malfoy no pudo hacer nada contra un profesor y, como consecuencia del mal acto contra Colin, recibió muchos puntos menos para Slytherin.
-Me hubiera encantado ver eso-. Comentó Ron, sentándose junto a Harry.
-Y hemos visto a Hagrid dirigirse al Bosque Prohibido-. Dijo Ginny.
-¿Pero eso qué tiene de raro?- Preguntó el pecoso. -Quiero decir, siempre le vemos ir por allí ¿Por qué te extraña ahora?
-Es que parece que esta vez fue distinto-. Intervino Harry. -Llevaba ropa extraña, no sé cómo describirla, acompañado de su paraguas y unas gafas oscuras ¿Desde cuándo Hagrid viste de esa forma?
Nádba aprovechó que nadie lo veía y apareció detrás de la oreja de Ron, sobre su hombro izquierdo.
-¿No es obvio?- Dijo el pequeño. -Hagrid nos oculta algo. Y no me extrañaría que nadie sepa nada. Ni siquiera Dumbledore.
-¿Por qué crees eso, Nádba?- Cuestionó Neville.
-El simple hecho de que sea algo fuera de lugar me lo confirma. Ustedes mismos tienen experiencia en que cuando algo está fuera de lugar, por más mínimo que sea, no siempre significa algo bueno-. Respondió Nádba mirando al trío de oro, cabeza por cabeza.
Ron, en ese momento, reparó en que la criatura marrón tenía razón: apenas iban unas cuantas semanas y ya había algo en qué pensar. Cuando eso pasaba, Harry era el que más se exponía al peligro. Y Ron no dudaba en que lo volvería a hacer.
-Escuchen-. Dijo Ron. -Lo que sea que esté haciendo Hagrid no nos incumbe. Opino que sólo debe estar haciendo algún trabajo que necesita ser tratado en total privacidad.
-Qué aguafiestas eres, Weasley-. Dijo Nádba. -Además nadie dijo nada sobre entrometernos ¿O sí?
Antes de que Ron pudiera replicar, una masa enorme emergía de los árboles. Era Hagrid. El casi gigante los vio y se acercó a ellos.
-Ey, chicos ¿Cómo va todo?- Saludó Hagrid. -¿Emocionados por la excursión a Hogsmeade para mañana?
-Vaya que sí-. Respondieron los seis al unísono.
-Y hablando de excursiones…-. Comenzó Harry. -¿Cómo ha ido la tuya en el Bosque Prohibido?
Al oír esa pregunta, Hagrid cambió su postura y contestó:
-Oh, no es nada importante, sólo un paseo rutinario-. Dijo secamente.
-Vamos, Hagrid, nosotros te vimos-. Dijo Nádba, subiendo en Hagrid hasta llegar a la cima de su cabeza. -Puedes contarnos, no diremos nada ¿Acaso no confías?
-No es eso-. Se excusó el más grande. -Pero lo que yo hago en este momento dentro del bosque no le concierne a nadie.
Dicho esto, con el pretexto de ir a alimentar a Fang, su perro jabalinero, se fue. Nádba cayó de Hagrid y Luna lo atrapó en sus manos.
-No debiste haberle dicho eso-. Le reprendió Luna. -Ahora cree que somos unos entrometidos.
-Seguro que no, madre. Pero, de todas formas, siempre han sabido cómo obtener información valiosa. Tal vez deba dejárselo a ustedes-. Y Nádba saltó sobre un tronco e hizo un improvisado baile con sus diminutos pies. -Miren el lado positivo: ya sabemos que Hagrid oculta algo importante.
El resto de la tarde estuvieron conversando de otras cosas y, cuando llegó la hora de la cena, se fueron todos hacia el Gran Comedor. Cuando cruzaron las enormes puertas de roble, se sentaron a sus mesas. A excepción de Hermione y Neville, que no se sentaron hasta que sintieron las miradas curiosas de los demás. Neville fue llamado por Dean Thomas y Seamus Finnigan. Y Hermione se sentó con Harry y Ron.
-Cuéntame, Hermione-. Empezó Ron, dirigiéndose a su amiga, bebiendo un vaso de leche. -¿Cómo van las cosas con él?
-¿De qué hablas?- Dijo Hermione, empezando a comer.
-Sabes a lo que me refiero; las cosas con Neville. Últimamente no te despegas de él.
-Es un buen chico, es agradable y no entiendo cómo no le habíamos hablado tanto los últimos cursos.
-¿Sólo es eso? A mí me parece que es algo más-. Dijo Ron burlonamente. -Nunca te había visto mirar de esa forma a nadie como lo haces con Neville.
-¿Ah, sí? Pues yo también te he visto, desde el final del curso anterior, juntarte mucho con Luna, eh.
Ahora fue el turno de Ron para objetar.
-Sólo me quieres voltear el plato. Luna y yo sólo somos amigos y nada más.
-¿Y estás bien con eso?
-Uf, Hermione, no es como que la vea de otra manera.
-Pues yo coincido con ella-. Intervino Ginny, que estaba al lado de Ron y escuchaba todo. -La forma en que miras a Luna da miedo pero, de cierta forma, también es tierno. No lo niegues, hermanito, te gusta. Y tú-. Se dirigió a Hermione. -Tampoco tú niegues que te gusta Neville. Ambos están enamorados.
Ron sentía cómo sus orejas le empezaban a arder y pudo confirmar que no era el único. A Hermione se le subían las tonalidades a la cabeza. No podía negar que Luna era ridículamente hermosa. Ni que era una estudiante aplicada. Pero eso de estar enamorado de ella…
-No pienso discutir sobre el tema-. Dijo Ron, volviendo a llevar su cena a la boca. Las dos chicas se miraron y, luego, se echaron a reír.
No volvieron a tocar el tema. Al terminar de cenar, Ron se dirigió derechito hacia su dormitorio, para bañarse y dormir. Quería levantarse temprano para no perderse la excursión. Durante su trayecto, no pudo evitar pensar en la palabra »enamorado« ¿Él enamorado de Luna Lovegood? A decir verdad, Ron estaba seguro de que Luna le hacía sentir cosas. No era como las demás chicas y eso le atraía a Ron. Pero no quería confundir las cosas y hacerse ilusiones tan rápido; por eso se negaba a sí mismo que le gustaba. Eran amigos y eso era más que suficiente para Ron. Al menos, eso quería meterse en la cabeza. No quería sentirse desdichado el día que Luna empezase a salir con alguien más y fuese alejándose de él y sus amigos. Esa idea no le agradaba, desde luego que no, pero, algún día, según Ron, tendría que vivir con ello. Llegó a bañarse y cuando hubo terminado se fue a dormir.
A la mañana siguiente, muy temprano, Ron se despertó y se preparó para el día. Una hora más tarde bajó a la sala común a esperar a que sus amigos estuvieran listos. Ellos bajaron y los cinco se dirigieron al Gran Comedor. En pleno camino se toparon con Luna; y Nádba llevaba puesto una especie de túnica corta hecha de lo que parecía eran ramitas. Luna les explicó que Nádba las había recogido durante la mañana y, él solo, se había puesto a hacer la prenda. Después de desayunar se fueron al vestíbulo para que les autorizaran el acceso a Hogsmeade. Cuando los seis amigos cruzaron los terrenos del colegio y se encontraban fuera de Hogwarts, un poco alejados del resto de estudiantes, Nádba salió de un pequeño bolso que llevaba Luna y siguió el paso a pie.
-¡Qué emoción!- Chilló Nádba. -¡Esto será divertido, oh, vaya que sí lo creo! ¿Verdad que sí, madre?
Luna asintió, sonriente. A Ron le pareció curiosa la escena: parecía como una madre que lleva a su hijo a algún lugar nuevo. Era así, pero de una forma diferente. Los chicos entraron a Hogsmeade y, en seguida, fueron a Honeyducks.
Nádba tuvo que volver al bolso de Luna antes de entrar.
N/A: ¡Hasta la próxima!
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Una liebre para un Weasley
FanfictionRon Weasley es famoso por ser el mejor amigo de Harry Potter y acompañarle en sus aventuras. Sin embargo, en este fic nos centraremos en Ron y cómo poco a poco va formando fuertes lazos con Luna Lovegood. Una emocionante aventura les espera. [Histor...