Una liebre para un Weasley

12. Estrellas

Capítulo 12: Estrellas.

N/A: ¡Disfruten el fanfic!

Clave alzó la varita, estando a punto de ejecutar algún hechizo. Luna, por su parte, lo miraba fijamente. Pero después, miró un momento hacia abajo. Era una sensación extraña la de estar suspendida en el aire. Sus pies colgaban. Y a pesar de todo eso, se sentía segura y jamás pensó en la posibilidad de caerse. Miró hacia otro lado y vio a Ron con la boca abierta. Claramente para ambos era una situación totalmente inesperada.

La rubia también se preparó para el combate sacando su varita y blandiéndola en el aire. Pues una vocecilla en su cabeza le había sugerido que lo hiciera pronto. Obviamente, esa vocecilla era Nádba.

-Madre -le dijo-, sé que ahora tendrá muchas preguntas. Créame, igual yo las tengo. Pero confiemos en esta oportunidad para enfrentarlo.

-No sé si sea capaz de hacerlo, Nádba -conestó Luna en su mente. Al parecer, habían obtenido una especie de poder de comunicación telepática-. ¿Viste lo que le ha hecho a Charlie? Esa maldición o lo que sea... es amarilla. Jamás lo había visto.

-Ni yo -admitió el pequeño-. Pero sé que si hacemos esto juntos, podremos lograrlo.

Luna sintió algo reconfortante en sus palabras. Tenía la sensación de eran capaces, pero no en ese momento. Aun así, tenía un profundo remordimiento hacia Clave: por haberlos alejado de su hogar. Por haberla amenazado. Y por haber interrumpido el beso que se hubiera dado con Ron.

-Oh, Lovegood, ¿por qué tardas tanto en dar el primer ataque? -Dijo Clave interrumpiendo los pensamientos de Luna-. Yo quería darte la oportunidad de ser la primera en empezar -sonrió asquerosamente ampliando la sonrisa-. Pero si así son las cosas, pues bien.

Ante esto dicho, la varita de Clave empezó a sacar chispas y, un segundo después, un hechizo color morado salió proyectado hacia Luna -el hechizo que paraliza-. La joven rubia, tratando de actuar rápido, dijo lo primero que se le vino a la mente.

-¡Expelliarmus!

Ambos ataques se encontraron y ambos contrincantes trataban de que el suyo fuese el vencedor. A medida que el tiempo pasaba, el de Luna iba ganando más y más fuerza. Pero entonces, pasó algo extraño. Clave desvió su varita y el hechizo tomó una trayecto diagonalmente hacia arriba. El hechizo de Luna se estaba acercando a su objetivo. Entonces, antes de que pasara nada más, Clave logró desvíar el hechizo gracias a dos de sus patas que sirvieron de escudo. El expelliarmus de Luna se fragmentó como en una explosión de chispas.

-Así que él también puede hacerlo -dijo Nádba, mientras Clave les sonreía macabramente como diciendo «no pueden tocarme».

Entonces, Clave empezó a acercarse a ellos lentamente. Era escalofriante verlo caminar con esas largas patas. Llegó a estar muy cerca de Luna.

-Te dije que no te haría sufrir, ¿no es así? -Dijo apuntando con la varita a la rubia-. Pues sí que lo haré, Lovegood, sí que lo haré.

Las patas que sujetaban a Luna, al igual que a Nádba, se unieron para formar un escudo protector para la muchacha. Pero una pequeña parte de la varita de Clave atravesaba el escudo. La punta daba al pecho de Luna. La rubia se quedó paralizada. Pero no dejaba de mirar a su adversario. A pesar de la incomodidad que le causaba verle.

-Ahora... -empezó el sujeto mientras, seguramente, estaba debatiendo mentalmente qué hechizo usar.

-¡ALTO!

Luna y Clave miraron hacia abajo. Ron apuntaba al segundo mientras le miraba con rabia.

-No te atrevas a tocarla -dijo Ron mientras su varita soltaba algunas chispas-. O te las verás conmigo.