4. Underneath the tree

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Sábado, Diciembre 15

No era un buen regalo.

Una buena noche de sueño al lado del amor de su vida había sido suficiente para que se diera cuenta de que una agenda no es el tipo de cosas que le regalaría a Amity.

Para empezar, a ella no le gustaba mucho escribir en papel siendo que los días en que tenía trabajo en el Consejo era todo lo que hacía. Asimismo, su novia era la persona que volvía a la tecnología su mejor amiga. Cada pendiente, cita e incluso la lista de compras estaba dentro de su pergamino. ¿Qué sentido tenía regalarle una agenda que jamás utilizaría? Además, si en la mochila era evidente que había requerido ayuda, la agenda gritaba que no era de ella.

Aun así, el resurgimiento de su preocupación quedó temporalmente de lado mientras empezaba a decorar la casa con los adornos que había llevado Amity la noche anterior aprovechando que era sábado.

Entre las esferas frágiles, las luces y lo enredadas que estaban, la diamantina que estaba por doquier y el reno que era absurdamente grande para su departamento, la pareja logró decorar el departamento para el final de la mañana.

Luz había notado la sonrisa en el rostro de Amity cuando terminaron. Parecía que estaba satisfecha por el resultado, pero también se veía que disfrutaba la navidad. Al principio como todas las brujas estaba reservada sobre esa festividad, aunque tantos años a su lado hizo que le tomara gusto. Al considerarlo se sintió contenta, no obstante, ese sentimiento fue reemplazado con culpa por no poder conseguir un regalo adecuado mientras su pareja podía complacerla con tanta facilidad.

Tenía que hacer algo al respecto o pronto se ganaría el premio a la peor novia del mundo y Amity no se merecía nada por debajo de lo mejor.

Como si maldecirse a sí misma no fuera suficiente, una vez que se despidió de su novia para que ambas fueran a ver a sus respectivos amigos se percató de su mayor error: no acompañarla. Seguramente en esa reunión podría haber abordado a Boscha y al fin tener el consejo que estaba buscando, pero no, en vez de eso estaba sentada en la sala de Gus hablando de todo y nada a la vez, sin prestar atención a lo que decía pues estaba más concentrada en rebuscar alguna idea nueva para el regalo. Al menos tenía el consuelo de que le envió mensajes a Amelia y Cat y ellas juraron no decir nada.

—Luz, ¿está todo bien? —Su amigo acomodó su taza en la mesa del centro—. Sabes que puedes contar conmigo para cualquier problema, ¿cierto?

—Sí, todo en orden, ¿por qué no lo estaría? —preguntó haciendo un esfuerzo de sonar convincente, pero fallando estrepitosamente. Odiaba lo transparente que era. Sería un milagro si llegaba a navidad sin que Amity notara algo.

—Bueno, no es que no aprecie tus visitas, solo tu mensaje llegó muy tarde y has estado muy callada a un punto que me está asustando —mencionó Gus nervioso, aunque también con un tono lleno de preocupación—. ¿Igual me imaginé cosas?

—Oh, no, yo...lo siento, no pensé que fuera así de malo. —Luz suspiró, sintiéndose torpe por asustar de esa manera a su amigo—. No tengo ningún problema, es solo que...

—¿Qué ocurre? —preguntó acercándose más a ella y recargando una mano en su hombro como señal de apoyo. El chico no parecía querer dejar el tema, no convencido por su "ningún problema".

—Es un problema infantil...

—No puede ser tan infantil si te causa angustia. Además, eres Luz, ¡mi amiga!, dime y haré lo posible por ayudarte.

Luz se conmovió al sentir el cariño del brujo; sin embargo, también se percibió temerosa. En efecto había un problema, pero no uno que requiriera atención excesiva. Era consciente de que estaba creando una tormenta en un vaso de agua, todo porque creía que estaba exagerando con la propuesta de matrimonio y pensar en ese anillo no le permitía encontrar algo diferente. Aun así, si su amigo notó que andaba mal, tal vez era lo mejor decirle para que estuviera más tranquilo.

Consejos navideños para humanos [Lumity][Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora